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El riesgo mortal de no vacunarse

Publicado 12-08-2015

  • La peligrosa tendencia de no administrar las vacunas indicadas por los organismos de salud mundial a los niños, influenciada por una campaña global de los denominados antivacunas basada en la creencia de que son dañinas e innecesarias, provoca graves consecuencias en la totalidad de la comunidad.
  • Vacunarse no es una opción personal puesto que no sólo afecta a un individuo sino que expone a graves consecuencias, incluida la muerte, a todos quienes le rodean.
niño vacuna

Científicos expertos advierten que con sólo una persona que no esté inmunizada, el riesgo de un contagio masivo es inminente.

Uno de los líderes del movimiento antivacunas, el doctor Jeff Bradstreet, quien culpó a la vacunación por el autismo de su hijo, se suicidó el mes pasado en Estados Unidos. Dejando atrás una serie de publicaciones en las que asegura la relación entre la inoculación y este trastorno del neurodesarrollo. Se desconocen las causas de su drástica decisión pero sí se sabe que la vacunación ha permitido la disminución de la morbilidad y mortalidad de las enfermedades infecciosas que se pueden evitar mediante la vacunación, contribuyendo a la baja de la mortalidad infantil. Durante el mismo mes, Chile sufrió un brote de sarampión que afectó a siete personas por una enfermedad erradicada hace décadas.

Los argumentos más comunes de los detractores de las vacunas, son que revisten peligro, no ofrecen una inmunidad duradera, contienen tóxicos y provocan las enfermedades en vez de curarlas o prevenirlas. Todo lo anterior carece de base científica, explican los expertos, quienes advierten que el riesgo de no vacunar a los niños existe y es mortal.

“Las personas que no han llevado a vacunar a sus hijos, además de tenerlos desprotegidos, provocan que los hijos de todos los demás, junto con toda la población esté expuesta a un brote infeccioso”, señala el doctor en Ciencias Biológicas Ángel Oñate, académico del Departamento de Microbiología de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Concepción y presidente de la Sociedad Chilena de Inmunología.

“Las enfermedades infecciosas que se pueden prevenir se han eliminado o reducido fuertemente gracias a la vacunación”, explica el doctor Fernando Muñoz, jefe del Departamento de Inmunizaciones, División de Prevención y Control de Enfermedades, de la Subsecretaría de Salud Pública del Ministerio de Salud. En Chile contamos desde 1978 con un Programa Nacional de Inmunizaciones cuyos logros más importantes son la erradicación de la viruela (1950), de la poliomielitis (1975) y del sarampión (1992).

Lo cierto es que todas las vacunas tienen efectos colaterales, como afirma el doctor Oñate. “Los síntomas más frecuentes son inflamación local, fiebre, nauseas y vómitos. Aunque la intensidad de estos efectos dependen del nivel de sensibilidad inmunológica de cada persona”, agrega el especialista.

¿Estamos todos vacunados en Chile?
La meta ideal de cobertura de vacunación es de un 95% de la población la que se alcanza en pocos países. “Las coberturas chilenas dentro de la Región de las Américas están entre las más altas y además esta Región es la más adelantada del mundo en materia de inmunizaciones”, dice el doctor Muñoz.

Existen varios factores que inciden en alcanzar una mayor cobertura de inoculación, como la mala estimación de la población a vacunar, derivada de la imprecisión de los censos, según explica el doctor Muñoz. “Si se sobrestima la población respecto a la real, la cobertura baja aún cuando se administran más vacunas. Esto ocurre cuando se calculan coberturas de vacunas infantiles con el denominador censal y con el denominador nacidos vivos, por ejemplo”.

¿Cuándo surgió la relación entre la triple vírica y el autismo?
Uno de los capítulos más oscuros de la historia de las vacunas fue escrito en 1998, cuando el médico británico Andrew Wakefield publicaba en la prestigiosa revista médica The Lancet un artículo que relacionaba a la vacuna triple vírica, que protege contra el sarampión, rubeola y paperas o parotiditis, con la aparición del autismo y enfermedades intestinales como la enterocolitis en los niños. Posteriormente el artículo fue retirado por fraudulento y Wakefield juzgado por un tribunal del General Medical Council del Reino Unido que le quitó su licencia de médico por fraude en la investigación y por abusos en contra de niños autistas a quienes les realizó procedimientos invasivos e innecesarios sin pasar por un comité de ética.

Pero el daño ya estaba hecho, miles de padres dejaron de vacunar a sus hijos, lo que aumentó los casos de sarampión y paperas, disminuyó la confianza de la gente en los planes de vacunación y fomentó la reaparición de los grupos antivacunas.

El polémico Timerosal
“El mercurio es un metal pesado que tiene varias formas de presentación en la naturaleza, algunas más tóxicas que otras”, explica el doctor Oñate. Mientras que el timerosal es una sustancia química derivada del mercurio que se agrega a algunas vacunas como preservante (antiséptico) desde 1930.

El timerosal contiene etilmercurio, “es un compuesto de muy baja tóxicidad que se usa en las vacunas en bajísimas concentraciones y además la vida media de circulación es de 6 a 7 días, después se elimina del organismo”, aclara el Doctor Oñate.

Se han realizado múltiples estudios a nivel mundial, con diversas metodologías y resultados, pero ninguno ha comprobado que el timerosal esté relacionado directamente con el Autismo. En Chile el 2007 el Comité Consultivo de Inmunizaciones de la Sociedad Chilena de Infectología, y el 2014 la Academia Chilena de Medicina, publicaron informes que concluyen que no hay relación entre el contenido de etilmercurio del timerosal y el Autismo u otros problemas del desarrollo neurológico en lactantes. Ambas instituciones apoyan la recomendación de la Organización Mundial de la Salud, OMS, en relación a mantener el uso de las vacunas que contienen éste compuesto para no poner en riesgo el control de las enfermedades inmunoprevenibles.

La importancia de la ‘inmunidad de rebaño’
Una de las peticiones de los grupos antivacunas es la “Libertad de Vacunación”, ¿se puede permitir esta opción en Chile? Según el doctor Fernando Muñoz “definitivamente no. Todas las vacunas incorporadas al Programa Nacional de Inmunizaciones (PNI) son obligatorias ya que apuntan a controlar enfermedades cuya reaparición se evita gracias a la llamada ‘inmunidad de rebaño’. Situación que se logra cuando la cobertura es alta”, esto significa que tanto las personas inmunizadas como las que no, están protegidas gracias a la inmunización del colectivo.

Otro de los argumentos de los grupos antivacunas es que el sistema inmune de las personas es capaz de soportar la mayoría de las enfermedades infecciosas, se aboga por la “inmunidad natural” que produce la enfermedad, pero lo cierto es que muchas de las infecciones que se previenen con vacunas “presentan períodos de convalecencia largos, muchos de los microorganismos son rápidos en producir efectos por lo que las personas pueden quedar discapacitadas y en el caso de los virus no hay tratamientos efectivos para todos”, explica Ángel Oñate, por lo que la vacuna es una de las intervenciones de salud pública disponibles más eficaces. Además el sistema inmune responde muy bien a las vacunas generando inmunidad rápidamente.

“Vacunar no es lo mismo que inmunizar” aclara el doctor Muñoz. Para que esto último ocurra la vacuna debe desencadenar la producción de anticuerpos y células inmunes en la persona vacunada, lo que no siempre ocurre, por eso ninguna vacuna es cien por ciento efectiva. Pero también hay que entender que cuando se suspende la vacunación o bajan las coberturas, las enfermedades vuelven. Como muchas de estas enfermedades ya son prácticamente un recuerdo vamos a repasar algunas de ellas, sus características y algunos datos mundiales de la OMS.

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¿Qué sucede si evitamos vacunarnos?

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Fuentes:

Fernando Muñoz, Jefe del Departamento de Inmunizaciones, División de Prevención y Control de Enfermedades, de la Subsecretaría de Salud Pública del Ministerio de Salud

Ángel Oñate, doctor en Ciencias Biológicas, académico del Departamento de Microbiología de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Concepción y Presidente de la Sociedad Chilena de Inmunología

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