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Programa Nacional de Minería Alta Ley presentó a académicos 17 desafíos tecnológicos para mejorar la minería chilena

Publicado 09-05-2016

  • La entidad presentó en la Universidad de Chile su hoja de ruta tecnológica 2015-2035, con la que aspira a crear un ecosistema de innovación para el sector minero basado fuertemente en la investigación en ciencias y el desarrollo de nuevas tecnologías.
AMTC

El director ejecutivo del Advanced Mining Technology Center, AMTC, Javier Ruiz del Solar, presentó dos nuevas líneas de investigación, concebidas a la luz del trabajo con Alta Ley.

Un llamado a la comunidad académica y al ecosistema general de la industria minera chilena a aceptar el desafío de aumentar la productividad y así, a través de este sector, diversificar la economía nacional, hizo ayer el presidente ejecutivo del Programa Nacional de Minería Alta Ley, Mauro Valdés, en la Universidad de Chile. El exhorto fue parte de la presentación ante el mundo académico del documento “Desde el cobre a la innovación: Roadmap Tecnológico 2015-2035”, realizada en el auditorio Enrique d’Etigny de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas.

El texto, desarrollado durante 2015, es un trabajo colaborativo entre la gran minería privada y pública, proveedores, universidades, centros de investigación y la sociedad civil, que especifica los desafíos tecnológicos cruciales para la evolución de la industria. En él, Alta Ley plantea una serie de tareas de aquí al año 2035 para que la minería genere condiciones para que emerja un ecosistema de innovación, que facilite y sostenga una agenda de acción entre la industria minera, los proveedores y la comunidad científica, y que así el sector adquiera un nuevo rol en el desarrollo de Chile.

Dicho rol se expresaría en metas detalladas por el documento: lograr 7,5 millones de toneladas de producción promedio de cobre, lograr 80% de producción en los primero cuartiles de costos en la industria a nivel global, generar 250 empresas proveedoras de clase mundial y alcanzar US$4.000 millones en exportaciones de bienes y servicios relacionados con la minería.

Para esto Alta Ley apuesta a desarrollar una industria de bienes y servicios basada en ciencia y tecnología con aplicación en minería y exportable a otros sectores y países, para así abordar los desafíos de productividad de la industria mediante la generación de un ecosistema robusto de innovación de manera asociativa entre la industria, los proveedores, el sector científico-académico y el Estado.

La hoja de ruta tecnológica detalla cinco “ejes traccionantes” -relaves; fundición y refinería; operaciones y planificación minera; hidrometalurgia, y concentración de minerales-, definidos como los desafíos tecnológicos cruciales para la minería, y tres “núcleos habilitadores” -capital humano; minería inteligente, y proveedores e innovación-, que son las dimensiones que condicionan a la industria para llevar a cabo su plan de desarrollo.

Luego, el texto plantea propuestas y desafíos para fortalecer estos núcleos habilitadores, por ejemplo: inversión en energía solar, trabajo intenso en la Internet de las cosas y la subsecuente interoperabilidad de equipos que permita automatizar labores, atender la manera en que los relaves y las faenas mineras en general afectan a las comunidades, establecer un centro de pilotaje de escala mundial en el contexto del trabajo con proveedores y formar y transferir capital humano de excelencia. En concreto, Alta Ley ha definido 17 desafíos, 58 soluciones y 109 líneas de investigación y desarrollo para alcanzar sus metas.

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El documento especificó metas como generar en Chile 250 empresas proveedoras de clase mundial y alcanzar US$4.000 millones en exportaciones de bienes y servicios relacionados con la minería.

Sobre estas tareas, Mauro Valdés hizo un llamado a la academia: “El mundo académico es uno de los pilares fundamentales cuando se trata de avanzar hacia emprendimientos basados en conocimiento y tecnologías. La investigación y desarrollo que se hacen en universidades y centros asociados son clave en esto, y el llamado es a abrirse y conversar más, a converger hacia las estrategias que se están desarrollando en torno a las actividades productivas de Chile y en particular en relación con la minería, hacia aquellos desafíos que estamos identificando en términos colectivos, que son los desafíos futuros y que pueden finalmente producir conocimiento científico y desarrollo científico de punta que puedan instalar a Chile en el liderazgo mundial de la minería más allá de los minerales”.

En el mismo evento, el director ejecutivo del Advanced Mining Technology Center, AMTC, de la Universidad de Chile, Javier Ruiz del Solar, presentó dos nuevas líneas de investigación, concebidas a la luz del trabajo con Alta Ley. La primera abordará el tema de los relaves y su trabajo se centrará en cómo logar la aceptación de las comunidades que residen en sus cercanías, estudiar su impacto ambiental, mejorar su eficiencia y estudiar la manera en que pueden ser afectados por sismos. La segunda línea es sobre fundiciones y refinerías, para lo cual se impulsará una nueva tecnología de conversión continua de lecho empacado, más eficiente energéticamente y amigable con el medioambiente, la cual fue desarrollada por ENAMI y la Universidad de Chile.

El doctor Ruiz del Solar además destacó además la participación del AMTC (centro basal que cuenta con el financiamiento de CONICYT a través del Programa de Investigación Asociativa, PIA) en la creación de un centro de pilotaje en la mina San Pedro. “Viendo los procesos de automatización que se han desarrollado allá y los deseos que hay de poder colaborar, me parece que esta es una iniciativa importantísima y que puede convertirse en clave para que los proveedores y los centros de investigación puedan probar y evaluar sus tecnologías”.

La jornada fue cerrada por el vicedecano de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, Felipe Álvarez, quien dio a conocer la alianza entre la casa de estudios y el MIT para acelerar emprendimientos tecnológicos impulsados por la minería, esto en el marco del programa REAP de la universidad estadounidense y el programa Una Nueva Ingeniería para 2030.

El vicedecano bosquejó la relación que se puede forjar entre Alta Ley y el programa Ingeniería 2030: “Uno de los aspectos muy importantes que tiene Ingeniería 2030 es la relación comprometida, desde el mundo de la academia, con la industria y la sociedad. El programa Alta Ley está proyectándose a un largo plazo para aprovechar los desafíos de la industria minera e impulsar un ecosistema de innovación. Desde el punto de vista de nuestro proyecto, esto tiene implicancias en el corto plazo: temas de investigación, memorias, tesis, y lo que pasa en otros centros de investigación; y en el mediano y largo plazo cómo esto impacta y modifica los currículums, el tipo de competencias con las que desarrollamos a nuestros alumnos para que estén preparados para lo que viene. Entonces, tanto en lo que significa impactar a la industria y sus objetivos de ser más eficiente, sustentable y que contribuya al desarrollo del país, nosotros tenemos algo que hacer ahí de manera muy pertinente, pero también en cuanto a la modificación y mejoramiento continuo de nuestros currículums”.

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