Publicado 02-02-2002
¿Quién dijo que estas universidades se dedicaban sólo a la docencia? Aunque la mayoría partió así, bastó un recorrido por algunas para constatar que hoy en día cuentan, al menos, con un centro de estudios y que parte de sus recursos los dedican a hacer proyectos de investigación. Pero, a la vez, todas recalcan que sería injusto compararlas con aquellas que tienen un siglo de experiencia y mayor respaldo económico.
DIEGO PORTALES – Reformados
“Indudablemente, una universidad de pantalón largo tiene que hacer investigación y producir conocimiento”, dice con tono enfático, el vicerrector académico, José León. Y como la Diego Portales está empeñada en ser de “pantalón largo”, el año 1997 creó un fondo concursable con un sistema similar al Fondecyt: evaluadores externos decidían a qué proyectos se les asignaban los recursos.
Partió centrada en la docencia. Pero después de dejar atrás la etapa fundacional y de consolidación, quiere convertirse en una de las mejores del país. Así, continuando un esfuerzo que inició el 97, este año reformuló toda el área de investigación y la llamó “Producción de conocimiento”.
Para eso destinó 103 millones de pesos a tres centros de desarrollo: el de estudios mediales, el de ciencias humanas y educación, y el de ciencias jurídicas.
Además, duplicó un fondo concursable que actualmente asciende a 105 millones de pesos para que investiguen grupos de trabajo interdisciplinario. Uno de ellos, es el formado por Derecho y Economía, el cual está dedicado a hacer reformas a la justicia civil y a los aspectos económicos de la Ley de Quiebras. También quieren crear uno entre Sicología, Economía, Derecho y Comunicaciones para tratar el tema de la corrupción y transparencia.
En total, la universidad dispone de 208 millones de pesos anuales para que los académicos investiguen. Pero también hay proyectos financiados con recursos externos. En este momento, hay cinco proyectos Fondecyt: tres en la facultad de Derecho; uno en Ciencias de la Salud y el otro en Filosofía. Pero los aportes externos más importantes llegaron a Derecho y provinieron de donaciones de las fundaciones Ford y Hewlet. Dieron cerca de 500 millones de pesos para desarrollar temas a largo plazo, tales como la reforma procesal penal y los relativos a derechos humanos.
A pesar de tener una política clara en el área de la investigación, León dice que es injusto que se compare a una universidad privada con aquéllas que son “más que centenarias”, ya que además de tener mayor experiencia, reciben mucho más dinero del fisco. “Hay que tener claro que a nosostros nadie nos está ayudando” recalca.·
GABRIELA MISTRAL – Sólo con recursos propios
Alicia Romo, rectora de la universidad privada más antigua del país, se siente con la obligación de decir que una institución que se dedica solamente a la docencia es tan universidad como la que investiga. Y que no publicar estudios, no desmerece en absoluto su labor. Ya aclarado este punto, cuenta que la Gabriela Mistral sí ha realizado extensas investigaciones y sólo con recursos propios.
Esta es la única universidad, de las consultadas, que no recurre a financiamiento externo por una política institucional. “El sistema de fondos en este país es perverso porque el profesor financiado por un órgano del Estado, Fondecyt u otro, utiliza el tiempo y las instalaciones de un organismo que está pagando para que trabaje para él. Es un concepto de empresa y nosotros somos empresas privadas”, señala la rectora. Además, propone que los recursos debieran entregarse a las instituciones y no a los investigadores.
No tienen un fondo establecido de ayuda a la investigación. Por lo tanto, un académico de la Gabriela Mistral que esté interesado en un tema debe proponerlo a la universidad y si a ésta le parece relevante, le da recursos y el estudio se hace. Así, han nacido más de 15 proyectos de reformas jurídicas. Entre ellos, la modificación a las leyes de familia, la condición jurídica del embrión y la situación del sordomudo. Todos los han entregado al Parlamento y publicitado en los medios de comunicación.
Además de Derecho, donde existe un grupo de investigación permanente que edita la revista trimestral “Temas”, Educación es otra área en la que se han hecho proyectos importantes. Uno de ellos es un método para enseñar a leer y a escribir. Duró 10 años y se aplicó en la comuna de La Unión. Otro estudio, que todavía no concluyen, es una nueva metodología para aprender matemáticas.
También existe el Instituto del Pacífico. Es un departamento que se preocupa hace 12 años de indagar en temas geopolíticos, demográficos y de relaciones internacionales. Cada año elabora cerca de 15 publicaciones.
Además de estos proyectos, editan anualmente alrededor de diez libros. Algunos ejemplos son:
“Presencia de la mujer en la Guerra del Pacífico” y “Fundamentos geopolíticos de Chile”. Sin embargo, no tienen cálculos de cuánto han gastado en investigación. Los dineros salen del presupuesto general de la universidad.·
MAYOR – Tecnología y medio ambiente
La Universidad Mayor se fundó en 1988 y ya el año 1993 el directorio decidió crear un fondo concursable para la investigación y un comité que evalúa cuáles son los proyectos que merecen ser financiados. En 10 años se han aprobado 96 estudios y algunos de ellos han sido los responsables de la creación de los cuatro laboratorios que tiene esta institución.
Los recursos se destinan a cuatro áreas principales: La más importante es la de ciencia y tecnología, pero también se distribuyen al medio ambiente y recursos naturales, al desarrollo docente de la misma universidad, y la última se deja a la creatividad de los académicos. Las ciencias básicas como la física o la química teórica quedaron excluidas por una resolución institucional. El rector, Rubén Covarrubias, explica esta decisión: “Hay demasiados buenos investigadores en las universidades estatales y los estudios son extraordinariamente caros. Por lo tanto, dejamos esos nichos para ellos”.
Para el 2003, el fondo de la universidad es de cien millones de pesos. Pero también recurren a financiamiento externo. La Conaf, la Conama, Fondecyt, el Instituto Interamericano de Desarrollo Agropecuario y un fondo del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) son algunos ejemplos. “Es lamentable que la investigación se asocie sólo a Fondecyt cuando existen tantos otros fondos”, recalca enfáticamente Covarrubias.
En este momento, están trabajando en un análisis de la contaminación del río Aconcagua. Todo el estudio – que dura cuatro años- involucra un millón de dólares y se está realizando gracias a un fondo del SAG. Otra investigación, a cargo de tres profesores del área medio ambiente, es un catastro de la flora y fauna en la isla Juan Fernández. Dura un año y cuesta 35 millones de pesos. Se está haciendo gracias a fondos de la Conaf.
Si bien esta universidad al poco tiempo de fundarse se preocupó de dineros para investigar, Covarrubias dice que la responsabilidad social no sólo se cumple con la investigación, sino también con la entrega de un buen profesional.·
DEL DESARROLLO – Espaldas anchas
Nació en 1990 y hace cuatro años decidió destinar recursos a la investigación. La primera década se dedicó a la docencia porque, como explica su rector, Ernesto Silva, “para investigar se necesitan grupos de trabajo consolidados y eso no nace en el momento cero”.
Hoy en día, el 6% del presupuesto total de la institución
– 550 millones de pesos- son dedicados a esta área. 50 millones son para un fondo concursable de apoyo a la docencia. La idea es que los profesores escriban libros que refuercen sus clases. Por ejemplo, la 2ª edición de “Introducción a la Economía” de Cristián Larroulet.
El resto del dinero se reparte en cuatro áreas: El Instituto de Ciencias Biológicas recibe 190 millones; el centro de investigación de las comunicaciones “Mediática”, 110; los dos centros de la facultad de Economía y Negocios – Centro de Investigación de Economía y Negocios, y el de Emprendimiento- 50; y Sicología, 150.
El área de la salud es la única que, además del dinero que le da la universidad, recibe recursos de fundaciones extranjeras (60 millones). En este momento está trabajando en cuatro proyectos. Por ejemplo, en conjunto con la Clínica Alemana, está investigando sobre la Epidermolisi, una enfermedad a la piel.
En “Mediática” se preocupan del comportamiento de las audiencias y de los hábitos de los medios de comunicación, entre otros temas. Y en los centros de la facultad de Economía y Negocios están trabajando en proyectos como la reducción de trámites para iniciar una empresa.
Casi todos los estudios son financiados por la propia universidad. Hasta el momento, ningún proyecto ha ganado un concurso Fondecyt. “Esto ocurre porque llevamos muy poco tiempo investigando”, dice Silva. Sicología es la única que tiene un estudio financiado por el Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico.
Esta universidad casi no hace consultorías. Por lo tanto, esos 550 millones nacen de las matrículas de los alumnos y de donaciones de algunas empresas.·
FINIS TERRAE – Cita con la historia
“La investigación es un niño chico aquí, todavía”, dice Pablo Baraona, rector de la Universidad Finis Terrae.
Pero esta calificación no va para todas las facultades porque tienen un Centro de investigación y documentación de historia contemporánea que, a juicio de él, no hay otro que tenga más información en Chile. Lo crearon hace 10 años porque consideraron que el mayor aporte que podía hacer nuestro país era su historia económica y contemporánea. Hoy en día, tiene más de 200 horas grabadas en video con protagonistas de la vida nacional de las últimas tres décadas.
Eso ha permitido publicar varios libros y reseñas, y hacer el programa de televisión “Cita con la Historia” que se emitió por ARTV el año pasado, con el patrocinio de “El Mercurio” y cuyas síntesis se difundieron en Reportajes.
La facultad de arquitectura también ha realizado estudios sobre barrios y estilos, pero en una medida más modesta si se los compara con el Centro de historia. Ciencias de la Salud no se queda atrás, a pesar de sus cortos dos años. Odontología es el área que más ha investigado.
Además, han ganado cuatro proyectos Fondecyt. Uno de ellos se tradujo en la publicación del libro “Chile ante la Unión Europea”, realizado en 1994 por la Facultad de Derecho. Este mismo departamento también difundió el texto “Securitización de valores”, financiado por el banco Bice.
La Finis Terrae no tiene un fondo interno para la investigación. Y el Centro de historia no implica una carga para el resto de la universidad porque ya se autofinancia.·
LOS ANDES – Enseñar e investigar al mismo tiempo
La Universidad de los Andes, desde sus inicios, consideró que la investigación debía ir de la mano de la docencia y no ser una fase que viene cuando la institución está consolidada. Para Hernán Corral, director de investigación de esta casa de estudios, el concepto más tradicional de universidad es la que entrega no sólo profesionales, sino que se dedica al cultivo de la ciencia. Prueba de ello es que apenas se fundó – en el año 1991- dos profesores con jornada completa postularon a un Fondecyt y lo ganaron. Así, año a año hay dos a tres proyectos financiados por este fondo estatal.
Sin embargo, Corral explica que el problema de esos aportes concursables es que los obtienen sólo un tercio de los que postulan y no potencian a los investigadores jóvenes. Ante esta falta de instrumentos, la universidad – el año 96- además de crear la Dirección de Investigación, destina un fondo concursable para ayudar a sus académicos.
“Los dineros provienen de donaciones de gente, no de las matrículas de los alumnos”, recalca Corral. Y éstos no financian directamente los proyectos, sino que se invierten y los intereses son los que se destinan a las investigaciones.
Ya se hizo el séptimo concurso y, este año, se destinarán 90 millones de pesos a 11 proyectos.
Desde la fundación, se han realizado 82 proyectos gracias al fondo interno y 38 financiados por Fondecyt. Éstos son los aportes más regulares, sin embargo, también han recibido dineros de otros lados. Un ejemplo es un proyecto de dos años, respaldado por el Fondef, que busca potenciar la salud del adolescente a través del fortalecimiento y ayuda a los agentes educativos como profesores y padres. Un aporte concreto es una biblioteca virtual para profesores municipales. Todo el proyecto cuesta 500 millones de pesos.
A pesar de los esfuerzos, Hernán Corral dice que es explicable, por la experiencia y recursos, que en una universidad privada ganen cinco fondecyt y en una tradicional, cien. “Sin embargo, no me parece que las privadas formemos una especie de gueto de las lamentaciones. Somos lo que somos”, concluye.
El Mercurio
2 de febrero de 2003
página 18
Deja un comentario