Publicado 09-07-2002
Una de las miles de noticias de la semana pasada fue la siguiente. Según la Organización Mundial de la Salud, las papas fritas y otros alimentos ricos en carbohidratos pueden generar sustancias cancerígenas. Seguramente cuando este organismo presentó su informe, el impacto fue grande en la prensa de los países desarrollados. En EE.UU. y Europa existe una importante cultura del consumidor, caracterizada por no adquirir ningún producto que traiga concecuencias en la salud de las personas. Para que no le metan gato por liebre, este consumidor tiene acceso al llamado Test de Ames, que es la prueba mínima solicitada como garantía de inocuidad genotóxica en productos adquiridos por el ser humano.
Que duda cabe. Esta prueba,que es muy atractiva porque detecta riesgos de cáncer y otras patologías potencialmente inducidas por ciertos alimentos, no existía en nuestro país. Porque aunque aquí es necesario garantizar la inocuidad de los alimentos y sustancias farmacéuticas, no se lleva a cabo ningún test parecido al Ames. Ello debido a la falta de infraestructura científica tecnológica de contar con Buenas Prácticas de Laboratorio (sistema que se conoce como GLP), para certificar el test de Ames.
VERSION CHILENA
Por esta razón puede llegar a ser una gran revolución en la cultura del consumidor chileno el Centro de Evaluación de Riesgos Genotóxicos (Cerig), nada menos que el primer laboratorio GLP de América Latina. Este centro es un nuevo orgullo la Facultad de Odontología de la Universidad de Chile, y para los académicos que lo desarrollaron, los profesores Ruby Valdivia y Motoe Kato.
La Universidad de Chile inaugurará el Cerig mañana a las 12 horas, con un acto en el Auditorio de la Facultad de Odontología, Olivos 943.
LA HORA DE LA TARDE
09 DE JULIO DE 2002
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