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UN PAIS PROTEGIDO DEL CÁNCER

Publicado 31-07-2002

La Universidad de Chile cuenta desde hace poco tiempo con un laboratorio líder en América Latina, que permite detectar riesgos cancerígenos en alimentos o en cualquier elemento utilizado en su producción.

¿Ha escuchado más de alguna vez que ciertas comidas, medicamentos o productos químicos producen cáncer? Sin duda que más de alguna vez. Y revolver el enigma, si estas acusaciones son verdaderas, ahora es probable en Chile, el primer país de Latinoamérica en contar con un Centro de Evaluación de Riesgos Genotóxicos, que se ubica en la facultad de Odontología de la Universidad de Chile y que se construyó con el apoyo del Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico.
Noticias como que las papas fritas o las bebidas gaseosas pueden producir la mortal enfermedad no se dejan pasar tan rápidamente en algunos países más industrializados, como Estados Unidos o los de Europa. A esas regiones, en las que nada se deja al azar y con los que nuestro país genera acuerdos de libre comercio para nuestras exportaciones (es el caso del Viejo Continente), o bien se está cerca de ello (con el país norteamericano), se les debe ofrecer la misma calidad que ellos tienen y respetar su “cultura consumidora”. Es por eso que los grandes mercados exigen el test de Ames a los productores que entran a sus territorios, prueba que se solicita como garantía de inocuidad genotóxica.
El análisis se realiza en cualquier muestra de alimentos, medicamentos, drogas, suplementos alimenticios, pesticidas, e insumos dentales y químicos en general, consumidos o usados por el ser humano. El sistema garantiza la reproductibilidad de los resultados de los análisis gracias al uso de procedimientos estandarizados que aplican una normativa internacional de calidad que impide el cambio de datos o que los errores pasen inadvertidos.

TEST INDISPENSABLE

El centro fue desarrollado por los académicos Ruby Valdivia y Motoe Kato. Al respecto, Valdivia manifestó que “los empresarios establecen sus propios tests en sus empresas para abaratar costos, pero necesitamos certificados”.
“Ellos mismos no se pueden autoevaluar ante el Gobierno y este, a su vez, no se puede arriesgar a tener una certificación que después es demandada. Para eso nació este organismo neutral, con base científica y tecnológica que respalda los resultados. Y como este no es un centro de excelencia en educación y en desarrollo científico y tecnológico público y de interés nacional, es el lugar más idóneo para dar confiabilidad al test y a los empresarios, porque no estamos comprometidos con ninguna empresa”, agrega la científica.
Para Chile, el vino, las frutas, los pescados, los mariscos, los dulces y otros alimentos tienen un rol estratégico como productos en la mesa del mercado europeo, por lo que el objetivo general de la aplicación de este test es optimizar los procesos productivos y la calidad y confiabilidad de ellos, otorgando transparencia al mercado y aumentando así para estos productos sus expectativas de exportación. Además, se debe proteger la salud pública y el medio ambiente de los potenciales peligros.
De hecho, la ministra de Relaciones Exteriores, Soledad Alvear, señala que “si hay algo que nos favorece es precisamente que cuando se pronuncia el nombre de Chile se le asocia a la calidad y seguridad de nuestros productos, que no afectan la salud de las personas”.

VENTAJAS ECONOMICAS

Otro de los objetivos a los que apunta este centro es a desarrollar más tests de interés nacional.
“El país debe decidir que es lo más inconveniente para nuestra población y realizar, por ejemplo, el test de micronúcleos en ratones o tal vez usar modelos transgénicos en los que se pueden chequear en vivo todos los tejidos. Todo esto con la finalidad de proteger la salud mediante un servicio al consumidor, el que también podría pedir evaluaciones a través del Servicio Nacional del Consumidor, el Instituto de Salud Pública, el Servicio de Salud Metropolitano del Medio Ambiente, el Servicio Agrícola Ganadero. Y esto también corre para el empresario, que puede efectuar la misma solicitud antes de que tenga complicaciones con sus productos”, explica la doctora Valdivia.
Un aspecto fundamental es la garantía que tendrán los productos que se van a exportar y las ventajas que esto implica respecto de la competencia.
“También damos un plus a nuestros productos en competencia latinoamericana. Por ejemplo, para defender nuestra producción nacional frente a alimentos de Perú y Argentina, podemos decir a nuestros consumidores internos y externos que tenemos un certificado de genotoxicidad que les garantiza que estos no les van a producir cáncer”, finaliza la experta.

LA VOZ DE LA TARDE
31 DE JULIO DE 2002
PAG. 10

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