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Cultivo del abalón japonés anuncia su reinado en Chile

Publicado 23-09-2002

Si el ostión salvó económica y socialmente al balneario de Tongoy, el negocio que se proyecta para los próximos 4 años con el cultivo del abalón verde o japonés promete consagrar definitivamente a esta zona como la más importante del país en este tipo de actividad acuícola.

Ello, porque luego de casi 20 años de trabajo científico a cargo de la facultad de Ciencias del Mar de la Universidad Católica del Norte de Coquimbo, el proyecto Fondef (Fondo de Fomento al Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología) “Cultivo del abalón japonés en estanques en el norte de Chile” está en su etapa definitiva, donde se evaluará técnica y comercialmente su producción en mallas suspendidas ahora en el mar. Y las expectativas son grandes.

Alejandro Florás, gerente de Invertec Ostimar S.A., señala que una vez finalizada esta fase del proyecto, que considera además la conclusión de un estudio de impacto ambiental, el cultivo de abalón, una especie intermedia entre el loco y la lapa, con un sabor similar a esta última, promete un potencial equivalente al desarrollado por la industria salmonera en el sur del país. “Estamos hablando de un producto que transa 180 millones de dólares anuales en los mercados asiáticos, y si tomamos en cuenta que su producción en China, Taiwán y Japón no da abasto para sus consumidores, la situación es mucho más favorable aún”, dice Florás.

Cuando se concreten los primeros envíos, programados no antes de 2006, el producto será comercializado fresco, vivo y congelado, estos últimos con un valor en los mercados asiáticos de 70 y 45 dólares el kilo, respectivamente.

Sólo en Japón se consumen 5.000 toneladas anuales de abalón verde. En ese país, este molusco gasterópodo herbívoro es considerado un potente afrodisíaco y significa status para quien lo consume. Esto queda claro con los 3.000 dólares que cuesta el kilo de abalón deshidratado en el mercado de Tokio.

Cultivo suspendido

El abalón japonés será cultivado con técnicas similares a las del ostión, vale decir suspendido en mallas o linternas enganchadas en una cuerda mantenida en un nivel de flotación determinado. Su proceso productivo tarda cuatro años, tiempo en que esta especie de lapa verde alcanza su talla comercial de 8 centímetros.

Cada cierto tiempo, dependiendo de su crecimiento, los abalones deben ser cambiados a linternas más amplias.

Según Alejandro Florás, los primeros cultivos serán instalados en los próximos meses en Tongoy y Bahía Inglesa, III región, donde se presentan condiciones aptas.

A diferencia del ostión, que obtiene su alimento en forma natural, el abalón debe ser alimentado externamente. Su dieta es sólo con algas.

El Mercurio Cuerpo C
23 de septiembre de 2002
Página 10

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