Publicado 12-10-2002
Los ’90 fueron los años de gloria del salmón. Y la presente década lo será para la merluza española.
Con esta agresiva apuesta, Fundación Chile pretende transformar a nuestro país en uno de los principales productores de esta apetecida especie a nivel mundial, después que un grupo de sus científicos lograra desarrollar artificialmente el cultivo de este recurso, en un hecho inédito en la historia de la industria acuícola.
La merluza española es uno de los recursos marinos más demandados en el mercado europeo – con especial énfasis en España y Portugal- y presenta una disminución en su oferta mundial, debido a la sobreexplotación del recurso.
Debido a sus características naturales – habita a más de 300 metros de profundidad y es muy sensible a las condiciones oceanográficas- su cultivo había sido una de las mayores “utopías” de los acuicultores en el mundo. Más aún considerando su siempre alto nivel de demanda, que se explica por su estrecha relación con costumbres culinarias muy enraizadas en la península ibérica.
El director de Fundación Chile, Eduardo Bitrán, sostuvo que el próximo año ya esperan tener en marcha el primer centro de cultivo, el que estará orientado a comerciar filetes de tipo fresco-refrigerados hacia Europa. Según sus estimaciones, en ocho años nuestro país alcanzará envíos por 50.000 toneladas.
La apuesta más ambiciosa está en la línea de productos refrigerados. En este caso, Bitrán prevé que a fines de la presente década Chile realizará embarques por unas 250.000 toneladas de este producto, lo que significaría abarcar un sexto de la producción mundial del recurso.
Si se toma en cuenta que el precio promedio por kilo que paga el mercado internacional por este producto bordea los US$2,5, ambas producciones podrían significar retornos por sobre los US$700 millones a finales de la presente década, lo que representa cerca de dos tercios de lo que actualmente mueve la industria salmonera en su conjunto.
Pese a estas optimistas proyecciones, Bitrán reconoce que todo estará condicionado al interés de las empresas privadas de invertir en este negocio. Inversionistas norteamericanos y europeos han tentado a Fundación Chile para venderles la “receta” y llevarlas a sus países. En ambos casos la respuesta ha sido un no rotundo, porque se quiere desarrollar el negocio en Chile.
La historia de Sonia la única
Los inicios del “proyecto merluza” se remontan a 1996, cuando comenzó la captura de los primeros ejemplares con intenciones de desarrollarlos artificialmente. Sin embargo, la gran mayoría de las merluzas murieron rápidamente, por efecto de la descompensación de sus cuerpos, ya que esta especie habita a más de 300 metros de profundidad.
Pese a estas dificultades, se logró formar un plantel de varias unidades y se les empezó a tratar. Pero los resultados fueron nuevamente desalentadores: no sobrevivieron. Excepto una, la que se denominó “Sonia la única”, y que fue responsable de aportar valiosos antecedentes para el desarrollo futuro del proyecto. Recién el año pasado la iniciativa logró tener éxito, con un crecimiento estable de especies juveniles y la producción de miles de larvas listas para entrar en las jaulas de cultivo.
El Mercurio (Cuerpo B)
12 de octubre de 2002
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