Publicado 15-10-2002
No más pánico en los edificios de altura ni riesgos de colapsos de construcciones habitacionales y de oficinas en Chile promete la nueva tecnología asísmica que se está imponiendo en las regiones más terremoteadas de Estados Unidos, Japón y Nueva Zelandia.
Se trata de la instalación de aislantes de goma y acero en las bases de los edificios y deslizadores especiales que ponen a salvo a la construcción de los movimientos que sufre el terreno a causa de los movimientos sísmicos.
Una muestra de esa papita la dio ayer el decano de la Facultad de Ingeniería de la Pontificia Universidad Católica, Aldo Cipriano, al presentar el edificio San Agustín, de cinco pisos, cuyas estructuras están apoyadas en 42 aisladores sísmicos y 12 deslizadores, que lo hacen uno de las construcciones más seguras de Chilito, a un costo de mil 900 millones de pesos.
Sólo hay dos construcciones más que usan esta tecnología en el país: Una vivienda social que fue construida con el apoyo de los girosintornillos de la Universidad de Chile, y el Centro Clínico San Carlos de Apoquindo de la Ponti. Este último, financiado a través de un proyecto de Fondef de Conicyt.
Próximamente, el sistema será incluido en la edificación del nuevo Hospital Militar del Ejército, que estará listoco el 2005.
Barato y seguro
Según jefe de Departamento de Ingeniería Estructural y Geotécnica de la Católica, Juan Carlos de la Llera, la idea ha sido incorporar este sistema en la práctica habitual del diseño sismo resistente en Chile.
“De hecho, hoy se estudia la norma para estructuras aisladas y esperamos que de aquí a un año más, los profesionales tengan una norma chilena, que sería la segunda o la tercera en el mundo de aislación sísmica para estructuras”, afirmó el ingeniero civil.
La nueva tecnología incorpora aisladores sísmicos, de un poco más de un metro y medio de diámetro por 60 centímetros de espesor, con placas de gomas de 6 milímetros y de acero de 3 milímetros rellenas con plomo.
Esas especies de grandes y gruesas empaquetaduras, que se colocan bajo el edificio, disipan la energía de los terremotos, al producirse una fricción entre las placas de goma y de acero.
Según el ingeniero, el nuevo sistema es tan bueno, que no sólo es difícil que un sismo lo eche abajo, sino que también tiene prácticamente el mismo costo que una estructura de bases normal. “Este edificio está asegurado para que un sismo de gran magnitud, superior incluso al de 1960, no ocasione ningún tipo de daños en la estructura ni en su interior”, afirmó el caperuzo.
La Cuarta
15-10-02
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