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El proyecto Internet2 corre un serio riesgo de desaparecer

Publicado 22-10-2002

Florencio Utreras, director ejecutivo de Reuna manifestó que aunque las universidades siguen aportando recursos, éstos no son suficientes para seguir operando.

Aunque Chile es actualmente el líder en TI (Tecnologías de la Información) en América Latina, la falta de compromiso económico con los proyectos de tecnología pone en serio riesgo ese liderazgo. En este escenario se encuentra el proyecto Internet2 llevado a cabo por Reuna (Red Universitaria), que apoya el uso de infraestructuras avanzadas de información y comunicaciones en el quehacer universitario y en la forma como se proyecta hacia a comunidad, que de no recibir nuevos financiamientos al corto plazo estaría condenada a desaparecer, abandonando una completa y costosa infraestructura de redes.
Para conocer con mayor detenimiento el real estado del proyecto y las acciones necesarias para mantener su financiamiento, INFOWEEK conversó con Florencio Utreras, director ejecutivo de Reuna.

¿Cuáles son los principales motivos por los cuales el proyecto está en peligro?

El principal motivo es el financiamiento, que es un tema bastante complejo.

¿Cuál es el costo de mantener funcionando este proyecto?

Si tomamos en cuenta el mantenimiento de una red nacional, hablamos de US$2 millones o US$3 millones al año.

Sin embargo, hasta ahora había recibido aportes del FONDEF ($250 millones), del Global Crossing ($500 millones), empresa declarada en bancarrota en Estados Unidos, y de universidades chilenas. ¿Cómo se está manteniendo el proyecto actualmente?

Hemos sido efectivos en conseguir apoyo, entre US$6 millones y US$7 millones, de empresas privadas, instituciones, la telecom, proveedores de equipos, organismos internacionales, entre otros. También hemos conseguido apoyos sustanciales de parte del Estado, que destinó fondos para iniciar actividades nuevas. Sin embargo, lo que está costando mucho es pagar la operación permanente de esta infraestructura.

Usted manifestó que las universidades habían reducido los fondos destinados a Reuna porque han tenido que financiar nuevos y propios proyectos académicos. ¿Es Reuna un proyecto postergable?

El proyecto Reuna corre riesgo de terminarse porque a las instituciones les cuesta mantener el esfuerzo económico de manera permanente sin un apoyo relevante de parte del Estado. Este es un llamado a aportar, a definir una política. Si queremos mostrar eso en el corto o mediano plazo, es necesario que esa voluntad se manifieste como una política de financiamiento, no total, pero sí parcial de la operación de esta infraestructura. Este no es un proyecto postergable.

Si llegase a fracasar el proyecto Reuna, ¿cuál sería el costo para el país, no sólo comercial, sino que social?

El costo social del fracaso del proyecto sería el prestigio a nivel de país que nosotros hemos adquirido en el ámbito TI, dentro del cual pienso que hemos jugado un rol, que no es despreciable, en colocar a Chile en la mira de los países líderes en TI. Un segundo elemento es que dejaríamos de aprovechar las oportunidades que se nos ofrecen, por ejemplo, el proyecto de colaboración e integración de las redes académicas de América latina con Europa. Eso tendría, también, un revés sobre los acuerdos firmados recientemente con la Unión Europea.

Su llamado tuvo una respuesta positiva de parte del vicepresidente del Senado, Carlos Cantero, quien comprometió el apoyo del Congreso. ¿Qué tipo de legislación debiera hacerse teniendo en cuenta que el Presidente Lagos ha puesto el tema tecnológico como algo fundamental dentro del plan del gobierno?

Además de manifestar una preocupación y la voluntad de buscar soluciones, el Senado de la República pidió expresamente la orden de informar, lo que claramente apunta a querer evitar que el proyecto desaparezca. Teniendo eso en cuenta, pienso que en Chile debieran existir programas permanentes, similares a los que fomenta el gobierno de Holanda o lo que hace Canadá, donde se destine parte del presupuesto de ciencia y tecnología dedicado a infraestructura. Lo más importante es que se asuma una política país que defina ciertos financiamientos, supervigilando su buen uso.

Jorge A. Goth

INFOWEEK
23 de Octubre de 2002
página 22

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