Publicado 30-12-2002
U. Andrés Bello trabaja desde hace 9 años con pescadores Son muy cotizados en el extranjero por sus cualidades afrodisiacas y constituyen la unidad de cultivo de semillas más grande del país.
Un futuro mejor para sus familias es lo que buscan los pescadores artesanales de Quintay, cuando comienzan a integrar en sus conversaciones frases como “repoblar el mar”.
Es por ello que los trabajadores de esta caleta ubicada en la Quinta Región, a 18 kilómetros de Valparaíso, y el Centro de Investigación Marina de Quintay (Cimarq), de la Universidad Andrés Bello, mantienen desde hace nueve años un trato de amigos para cultivar ciertas especies marinas como congrios, lenguados, ostiones y erizos rojos.
Estos últimos, muy cotizados en el extranjero por sus cualidades afrodisiacas, constituyen la unidad de cultivo de semillas más grande del país.
La idea fundamental de esta convivencia es enseñar nuevas formas de explotación sustentable a los trabajadores del mar, y de este modo prepararlos para aprovechar de manera práctica las bondades de los avances de la ciencia.
“Los erizos recién pueden comercializarse cuando miden 7 centímetros, y para eso tenemos que esperar varios años. Por eso nosotros les pedimos a los pescadores algunos ejemplares que estén poniendo huevos y cultivamos las larvas, haciéndoles todo un seguimiento. Una vez que éstas crecen y se desarrollan, se los entregamos nuevamente para que los terminen de hacer crecer y los comercialicen”, explica Juan Manuel Estrada, biólogo marino del centro de investigación que funciona en el área de la antigua planta ballenera de la localidad.
Los ejemplares se crían en estanques especiales y tienen capacidad para producir un millón de semillas de erizos, iniciativa que con los años podría otorgar una generosa aparición de este molusco en la zona.
Para René Barrios, presidente del sindicato de pescadores de Quintay, los conocimientos pesqueros de antaño, esos traspasados de generación en generación, ya son parte del pasado, y hoy la educación y modernización de su trabajo es la única forma de subsistir.
“Con estos nuevos conocimientos nos ha ido muy bien y creo que podemos mejorar aun más todavía. No nos quedamos en el pasado. Ya no somos los pescadores de antes que esperábamos que nos cayera todo del cielo, la idea es perfeccionarnos y seguir avanzando”, sentencia.
Con su nuevo conocimiento de causa, dice que “los pescadores del resto del país debieran hacer lo mismo y trabajar duro para educarse más en lo que hacen, ya que uniendo conocimientos con universidades se pueden lograr muchas cosas y crecer más como país”.
Dentro de esta misma línea, la casa de estudios entregará tres becas a hijos de pescadores para estudiar en el instituto AIEP, y además ofrecerá la posibilidad de continuar sus estudios superiores en la universidad.
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30 de diciembre de 2002
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