Publicado 22-01-2003
Aventurarse en la enseñanza de las ciencias naturales ante un auditorio conformado por preescolares parece ser una empresa difícil para cualquier docente. Sin embargo, lo que en un principio fue visto como un desafío de limitados -y poco esperanzadores- resultados, hoy aparece como la oportunidad para abrir nuevos horizontes en la formación de los más pequeños, aprovechando la curiosidad innata que los caracteriza.
Ese es el principio en el que se basa el proyecto formulado por el Instituto de Física de la Universidad Católica de Valparaíso (UCV) para el área de educación, denominado “Meciba: Un modelo de desarrollo profesional docente entre pares para fortalecer la calidad de la enseñanza de las ciencias naturales en kinder y enseñanza básica”, y que involucra a académicos de la UCV y la Corporación Municipal para el Desarrollo de Viña del Mar con el propósito de llevar las ciencias naturales a la educación básica y parvularia.
El plan será desarrollado por profesionales de la Universidad Católica de Valparaíso, iniciativa que corresponde a uno de los diversos proyectos Fondef que académicos del área de las ciencias básicas de esta casa de estudios llevará a cabo desde 2003, y será dirigido por los académicos del Instituto de Física, Javier Martínez y Ricardo Buzzo.
Con la implementación de esta experiencia, se busca poner el énfasis en la facultad indagatoria de los niños, a través de la cual puedan adquirir un buen criterio de selección, y que en primera instancia se desprende de actividades lúdicas basadas en la curiosidad y ánimo de conocer de los infantes.
APRENDIZAJE
El proyecto Meciba y su novedoso sistema se enmarca en lo que denominan “ciclos de aprendizaje” y se fundamenta en los contenidos desarrollados por la Universidad de Northem, en Iowa, la que se ha caracterizado por orientarse hacia la formación de docentes en diferentes ámbitos de la educación. Sobre ese punto, el objetivo es fomentar el estudio de las ciencias duras mediante la implementación de una primera etapa, consistente en lograr que los profesores se conviertan en agentes proactivos para la adopción de estas materias por parte de los niños.
“Detrás de los ciclos de aprendizaje, hay un concepto especialmente preparado para la edad del niño, aspecto presente dentro de la Reforma Educacional, que hace mucho hincapié en la contextualización de las ciencias en todos sus niveles”, comentó Buzzo.
Considerando como base de este proyecto la adaptación de las guías que hay en esa institución norteamericana, agregó que “se formará un paquete de capacitación respecto de los tópicos que la reforma chilena considera, para generar un ciclo de capacitación en un grupo de docentes, aproximadamente 60, que se formarán como monitores y aplicarán lo aprendido en el ejercicio diario de su profesión”. Una vez concluida esa etapa, se propone que esos 60 monitores generen una nueva capacitación, en donde ellos van a ser los agentes que reproducirán estas metodologías al resto de sus pares.
En ese sentido, precisó que cuando los profesores se capaciten, “ellos van a tomar el rol de alumnos, no van a mirar las experiencias como profesores, van a tener que actuar como estudiantes y llevar a cabo todas las experiencias como si fueran niños chicos: sacarles el resultado y empaparse de los beneficios como en cualquier trabajo experimental”.
Descubrir el mundo
Según explicó el profesor Ricardo Buzzo, director de este proyecto, la idea es apuntar a un ciclo básico principalmente “porque en dicha etapa no existen diferencias culturales muy fuertes entre los niños, lo que permite generar esta actitud”. Dijo que a través de un sistema lúdico es posible captar la atención de los infantes, y al mismo tiempo fomentar el desarrollo de la curiosidad para satisfacer las ansias de saber. Esto, en respuesta a la necesidad de los menores de descubrir el mundo, esta vez, en un acercamiento divertido a las ciencias.
A este objetivo se agrega, según el académico, la necesidad de mejorar lo que es la formación de ciencias básicas de los maestros. “Nosotros queremos abordar el déficit en la formación de ciencias de la enseñanza básica, sobre todo de primer ciclo básico, de kinder a 4º básico, porque, si bien los profesores de enseñanza básica tienen una muy buena formación pedagógica, en lo que se refiere al contenido en ciencias, ésta es muy pobre”, recalcó.
Por esta razón, fue necesario estudiar las mallas académicas que preparan a los docentes, las que según comenta Ricardo Buzzo, en el área de ciencias básicas apuntan principalmente hacia la biología, “en desmedro de -por ejemplo- contenidos sobre física que son considerados en la Reforma Educacional”.
El Mercurio de Valparaíso
22 de enero de 2003
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