Publicado 24-03-2003
La enzima de este pequeño crustáceo, del que se alimenta la ballena, ahorrará energía al mundo para lavar la ropa.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Chile, liderados por el doctor Juan Asenjo, descubrió una enzima “devora-suciedad” en las entrañas del krill, un diminuto habitante de los mares australes.
La idea no es nueva. Hace 80 años el químico alemán Otto Rohm encontró un enzima parecida en el estómago de los cerdos, que es la base de los detergentes actuales. Ahora conocemos a esa enzima por nombres de fantasías como los “biosolves”. Pero la investigación chilena tiene repercusiones insospechadas. Las enzimas de los detergentes actuales comienzan a trabajar cuando el agua bordea los 50 grados; la que hallaron los chilenos lo hace a los 20. Si calculamos que en Chile se lava ropa un millón de veces al día y en promedio se usan 20 litros de agua, es sorprendente la cantidad de energía que se ahorraría evitando calentar el agua. El impacto podría ser enorme a nivel mundial.
Los investigadores se encuentran secuenciando el código genético de la juanasa – nombre en honor a Asenjo- . Con ello, lograrán producirla en los laboratorios usando un método similar a la fermentación de la levadura. De otra manera sería imposible obtener un producto comercial, ya que son necesarios 2,4 kilos de krill para lograr apenas 4,7 ml de juanasa.
En un futuro no muy lejano, la juanasa estaría dando vueltas en nuestras lavadoras, comiendo suciedad.
El Mercurio
24 de Marzo
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