Publicado 30-04-2003
Marinos y científicos, chilenos, norteamericanos, canadienses y europeos prospectan el fondo marino, entre Valparaíso y Talcahuano, a través de un proyecto financiado por Fondef.
Hacia la indepedencia energética avanza el país, a través del proyecto de búsqueda de hidratos de gas submarino que financia Fondef. La iniciativa se prolongará por dos años y participan la Universidad Católica de Valparaíso, el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada, la Directemar, el Sernageomin, RPC, Sipetrol, Geodatos, las universidades de Aaryhus de Dinamarca, de Texas de EE.UU. de Bergen (Noruega) de Toronto (Canadá) de Bremen y Kiel, de Alemania y la Oficina Naval de Investigaciones, de EE.UU.
Ayer concluyó una fase del segundo crucero del proyecto, que comenzó el año pasado, con la recalada en Talcahuano del “Vidal Gormaz”, a bordo del cual trabajaron 18 investigadores de Alemania y Canadá, entre ellos el profesor Wigel Edwards, único en el mundo que maneja el equipo y el método de la técnica electromagnética, que junto a la de medición de flujos de calor (que operan sólo tres grupos científicos en el mundo) se utilizaron en el trabajo desarrollado entre Valparaíso y Talcahuano. Mañana suben científicos de Japón y Estados Unidos y, con otros métodos, irán prospectando de regreso a la Quinta Región. El doctor Juan Díaz, jefe científico del crucero, explicó que con el crucero del año pasado, más datos que recogió un crucero alemán, supieron que había abundancia de hidratos de gas -químicamente gas metano- en el fondo del mar de Chile.
El mapa con que cuentan señala manchones, y para poder tener una idea más clara de su distribución, estimando largo, ancho y alto, trabajaron ahora. No sólo usaron equipos casi únicos en el mundo y métodos de punta, sino que introdujeron novedades como la de un cable coaxial capaz de sostener equipos de 500 a 1.500 kilos y trasmitir señales al buque, ingresandolas a un computador.
Delicada tarea
Cuánto gas hay es la interrogante que deberá despejar el proyecto. Falta mucho camino que hacer, pero hay fundadas esperanzas en que Chile podrá tener una fuente energética propia. Para ello trabajan codo a codo con científicos de valor internacional la dotación del “Vidal Gormaz”, marinos que deben navegar un buque de modo muy distinto a una unidad de guerra. Hacer estaciones, por ejemplo, implica mantener la nave estable en un solo punto, lo que es sumamemte díficil según las condiciones de mar, viento, corrientes.
Las transectas también son complejas y ni que decir de mover los equipos -avaluados en miles de dólares- sin que algo se rompa o deteriore o alguna persona se accidente. Nada de eso ha ocurrido, dijeron orgullosos ayer.
El Sur de Concepción
30 de marzo de 2003
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