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Abalón o salmón, preguntará el mesero

Publicado 13-05-2003

Empiezan las primeras cosechas del abalón japonés tras años de investigación para lograr su cultivo.

 

 

El cultivo del salmón en Chile fue bastante boyante y exitoso. Ahora le tocará el turno al abalón, un molusco univalvo y herbívoro de sabor similar al del loco.

 

Pese a que Chile introdujo inicialmente el abalón rojo, la atracción está centrada en el abalón japonés o verde. Es muy apetecido y cotizado en el mercado asiático, con una demanda anual de 6 mil toneladas.

 

Para los paladares orientales, su consumo se considera un lujo. Además, para ellos la especie tiene muchas propiedades afrodisíacas. En un sentido más religioso, se suele ofrecer el más bello ejemplar deshidratado para la suerte de los novios en una boda.

 

En Tokio, un plato con esta exquisitez puede costar un ojo de la cara. En el mercado mayorista, el kilo vivo del ejemplar se vende en cerca de US$ 100.

 

En Chile, habría que esperar un tiempo más para probarlo. Hasta fines del año pasado, el supermercado Líder vendía la unidad de abalón californiano a $500, pero su precio fue alto para los consumidores.

 

¿Por qué Chile?

Actualmente los bancos naturales de este molusco han mermado tanto, que no ha sido sencillo satisfacer la alta demanda. Japón produce la mitad de lo que consume.

 

Australia y hace poco Sudáfrica ya ingresaron con éxito a la producción del abalón japonés. Ahora se une Chile a este exclusivo club, con una exportación a corto plazo de unas 300 toneladas.

 

Empero, las cifras para este año aún son exiguas. Junto al abalón rojo, se estima una exportación total de 150 toneladas.

 

Nuestro país es el único que no posee este producto en forma natural, lo que ha significado un gran trabajo de innovación tecnológica en este sector de la acuicultura.

 

La Fundación Chile y la Universidad Católica del Norte (UCN) son las instituciones pioneras en el cultivo de las dos especies de este molusco introducidas en el país.

 

La investigación con la especie nipona de interés la comenzó la UCN en 1986. Recibió apoyo de expertos japoneses y, a partir de 1996, a través de varios proyectos del Fondo Nacional de Fomento a la Investigación Científica y Tecnológica (Fondef).

 

A la fecha, privados y académicos están a punto de consolidar la producción hacia el próspero mercado asiático de US$ 180 millones.

 

“El país nipón está especialmente dedicado a la producción de juveniles para repoblar áreas de pesca sobreexplotadas”, indica Juan Enrique Illanes, director del último Fondef (2002-2006) y decano de la Facultad de Ciencias del Mar de la UCN.

 

Diez centros en el litoral

El investigador explica que ya existen cerca de diez centros de cultivo o hatchery en Chile, con la posibilidad de que a futuro cada empresa cuente con uno propio.

 

Una de ellas es “Semillas de Agua”, empresa que inaugurará su centro de cultivo de abalón japonés el 31 de mayo en El Panul, IV Región.

 

Su director, Javier Astaburuaga, señala que empezarán a exportar 60 toneladas anuales a partir de 2007. La principal limitante del cultivo,

realizado en estanques, es la alimentación del abalón verde.

 

Llegar a esta etapa de la cosecha toma su tiempo.

 

Según precisa el doctor Juan Enrique Illanes, la especie japonesa demora cuatro años para alcanzar su talla comercial y es mucho más sensible que la californiana.

 

Junto a eso, hay que desarrollar las tecnologías de cultivo masivo, lo que incluye la aclimatación local del recurso, la alimentación y la preparación de personal calificado para estas tareas. “Además, por tratarse de un recurso introducido, hay restricciones y reglamentos que cumplir, los cuales obligan a largos estudios de impacto ambiental. Para que un cultivo se consolide, necesita mínimo 20 años”, agrega.

 

El primer Fondef desarrollado demostró la viabilidad del cultivo en estanques en tierra hasta llegar a una escala industrial.

 

Un segundo proyecto de este fondo, en tanto, permitió desarrollar el cultivo en el mar, con estructuras suspendidas y en condiciones de confinamiento parecidas a las usadas para ostiones.

 

El cultivo en tierra requiere de un mayor monto de inversión, aunque no está expuesto a las adversidades de los vaivenes climáticos, como la inoportuna marea roja, que contamina a los moluscos con las bacterias que los invaden.

 

La alternativa marina sólo utiliza instalaciones en tierra para la fase de producción de juveniles (semillas), los que luego son transportados al mar para su crecimiento y posterior engorda.

 

Las empresas Invertec, Camanchaca y San José y el gremio de pescadores de Tongoy utilizarán esta modalidad de cultivo en la IV Región, lugar que ya cuenta con la autorización ambiental correspondiente.

 

La idea es que algunas industrias que ya cultivan ostiones usen estratégicamente este sistema, de modo de aprovechar parte de su infraestructura. Por ejemplo, tales fueron las propuestas por las bahías de la III y IV Región.

 

“Esta opción es menos onerosa que el cultivo total en estanques porque se ahorra el gasto de bombeo. Los abalones requieren una tasa de recambio de agua de un ciento por ciento cada hora, lo cual es muy costoso”, acota Illanes.

 

El investigador enfatiza que las ventajas de Chile para el cultivo del abalón son principalmente la calidad de sus aguas, las características oceanográficas, la mano de obra más barata y su abundante infraestructura en acuicultura.

 

Sin embargo, añade el científico, “la más importante ventaja que tenemos con respecto a los países competidores es el entusiasmo, seriedad empresarial y una legislación adecuada que impulsa el desarrollo de la acuicultura”.

 

El Mercurio

13 de mayo de 2003

página 9

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