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Capital humano: De qué problema hablamos

Publicado 14-07-2003

La ausencia en el informe de una evaluación detallada del actual sistema educacional, es un factor que llama a la reflexión sobre las propuestas de políticas públicas que Brunner y Elacqua hacen. Sin ella, no es posible identificar cuáles son las fuentes de las deficiencias del sistema.

 

 

Cuando un joven investigador le preguntó a Sigmund Freud cómo ser un académico exitoso, éste contestó: “Exagera”. Brunner y Elacqua (BE), en su reciente informe sobre el estado del capital humano en Chile, siguen al pie de la letra las recomendaciones de Freud. El estudio pretende dar una “exhaustiva revisión de los principales factores y variables que afectan la formación del capital humano en Chile”. Su principal conclusión es que la educación chilena “no está en condiciones de responder a las necesidades de más largo aliento” que necesita el país. La causa consistiría en que el sistema educacional no ha generado “escuelas efectivas” que compensen las desigualdades socio-económicas y la falta innovación tecnológica.

 

Creemos que el informe presenta importantes limitaciones en a lo menos tres elementos: (1) el método usado para evaluar el estado del capital humano en Chile tiene importantes deficiencias. (2) Los problemas y sus causas son identificados de una manera poco clara. (3) Finalmente, se omiten importantes elementos a tener en consideración al momento de presentar un diagnóstico del capital humano en Chile.

 

Vamos por partes. Lo primero que llama la atención del informe es que gran parte del diagnóstico negativo que se desprende de él se debe a que Chile se le compara con países tales como Finlandia, Nueva Zelandia, Corea, Irlanda, Holanda, e incluso con la vecina Argentina, entre otros. Nos preguntamos qué podemos aprender de esta comparación si algunos de estos países tienen un ingreso per cápita entre cuatro y seis veces mayor al ingreso per cápita de Chile. ¿Cuánto de la diferencia en el capital humano entre Chile y estos países se debe a la diferencia en el ingreso y cuánto se debe a otras factores? Desafortunadamente, Brunner y Elacqua no responden esta pregunta. Creemos que para efectos de la recomendación e implementación de políticas educacionales serias, deben ser justamente esos “otros factores” los que deben ser claramente identificados y analizados en detalle para hacer la comparación provechosa.

 

Sin duda que creemos que la educación chilena tiene problemas; por ejemplo, las restricciones al crédito que enfrenta la gente que desea estudiar en la universidad, la falta de información que tienen los padres al elegir el colegio donde enviarán a sus hijos, la poca innovación tecnológica que hacen las empresas. Los dos primeros problemas no aparecen en el informe y no se comprende su omisión. Respecto de la falta de innovación tecnológica, el informe apunta en la dirección equivocada. Sostienen que es producto de la “desvinculación existente entre las empresas y los organismos que generan y transfieren el conocimiento avanzado”. Sin embargo, el informe no analiza políticas existentes, como las cátedras presidenciales, los proyectos Milenos y Fondef. Estos últimos tienen como objetivo acercar las empresas con los organismos que generan y transfieren conocimiento avanzado. Interesantes innovaciones han salido de esta política, como demuestra la experiencia del Departamento de Ingeniería Industrial de la Universidad de Chile y la empresa Forestal Arauco, que incluso fue merecedor de un prestigioso premio internacional.

 

Creemos que no sólo las empresas responden a reglas claras, sino los individuos también. Para que haya un problema en la educación chilena implica que las empresas o los individuos no pueden hacer lo que más les conviene. Alumnos que quieren estudiar y no pueden hacerlo debido a la falta de recursos es un problema, pero que las empresas no inviertan en innovación tecnológica porque no les es rentable no es un problema. Sería un problema si no lo hacen, porque no hay reglas claras. La pregunta es cómo sabemos cuál de estas teorías explica la poca innovación tecnológica en Chile. Como el informe no intenta distinguir entre varias posibles explicaciones del supuesto problema, la identificación de sus causas es poco clara.

 

Por todo lo anterior es que consideramos que la ausencia en el informe de una evaluación (no caracterización) precisa y detallada del actual sistema educacional chileno es un factor que llama a la reflexión respecto de las propuestas de políticas públicas que Brunner y Elacqua hacen. Sin la evaluación, no es posible comprender cuáles son los mecanismos e instituciones que producen el capital humano en Chile y, lo que es aún peor, no es posible identificar cuáles son las fuentes de las deficiencias del sistema.

 

Adicionalmente, nos parece extraño que en el informe no se presente un análisis con los costos y beneficios de cada una de las propuestas. Este análisis debe ser la esencia de cualquier estudio que busque como objetivo el brindar un apoyo a la política pública. Esto, pues es sólo a través del cálculo de los costos y beneficios de las propuestas que el debate puede ser dirigido hacia propuestas efectivas de mejoramiento del sistema educacional, que nos permitan de una vez por todas dejar a un lado las ineficientes y caras políticas que muchas veces lo han caracterizado.

 

Es importante perfeccionar la educación en Chile para mejorar la calidad de vida de sus habitantes, pero también deberíamos perfeccionar los métodos con los cuales la analizamos. En este sentido, creemos que el primer paso debe ser la evaluación del sistema educacional en su conjunto, a través de estudios detallados y precisos de nuestra realidad. Como dice el refrán: “El problema no es lo que no sabes sino lo que crees que sabes y no es así”.

 

 

 

Por Cristóbal Huneeus* y Sergio Urzua**.

* Doctor (C) en Economía de la Universidad de Stanford.

** Doctor (C) en Economía de la Universidad de Chicago.

 

La Tercera

14 de julio de 2003

página 7

 

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