Publicado 15-07-2003
La creación de nuevas empresas es una de las formas más importantes de generar riqueza a partir de la actividad C&T de la universidad. Bien conocido es el estudio del BankBoston, que mostró que a comienzos de los 90´ las empresas creadas por alumnos, ex alumnos y profesores del MIT generaban un producto cercano a los US$10
billones al año en el Estado de Massachussets, EEUU.
¿Qué tan lejos estamos de esto? Si revisamos a nivel nacional, los alumnos, ex alumnos y profesores de la UC también tienen una historia importante vinculada a la creación de empresas de la industria del conocimiento. Así por ejemplo, Sonda, la empresa chilena más importante en el ámbito de las TIC, con ventas anuales cercanas a
US$ 450 millones, fue fundada por un ex alumno de la PUC. Por otra parte, BiosChile, la empresa chilena más grande en la industria de la Biotecnología fue fundada por un profesor de la UC, que de paso fue también uno de los
fundadores de Chiron en EEUU. A esto se suma la creación de nuevas empresas de base tecnológica desde dentro de la Universidad, que tiene una historia reciente.
Durante los 90´ profesores de la Escuela de Ingeniería de la UC, con el apoyo de DICTUC, crearon 5 nuevas empresas de base tecnológica. Entre estas, el caso más exitoso es Natural Response, cuyas ventas anuales ya superaron los US$ 3 millones. Actualmente hay cerca de 12 nuevos start-ups, impulsados por profesores y alumnos de la Escuela de Ingeniería y se ha puesto en marcha la Incubadora Tecnológica GeneraUC, que provee a nivel de la UC, un entorno favorable para que estas nuevas empresas se creen y desarrollen. ¿Qué tan lejos estamos de generar 20 empresas del tamaño de Sonda?
Pero no basta con la creación y desarrollo de nuevas empresas de tecnología con base en nuestra propia capacidad C&T. Si el país quiere dar saltos cualitativos en la industria tecnológica y participar activamente en la economía del
conocimiento, será necesario atraer empresas tecnológicas competidoras de clase mundial. Esto no es tarea fácil, puesto que existe una fuerte competencia entre países y regiones por atraer estas empresas tecnológicas para que se instalen en sus territorios y contribuyan a una mayor creación de riqueza a nivel local. Existe evidencia en algunos países o regiones que, la instalación de estas empresas en sus territorios, ha contribuido significativamente a la creación de empleo de alto valor agregado, a la atracción y aglomeración virtuosa de nuevas empresas tecnológicas a nivel local (efecto ancla) y a la generación de tejidos industriales intensivos en conocimiento fuertemente vinculados con universidades y centros de investigación, entre otros positivos impactos.
A mediados de los 80´, el gobierno irlandés comenzó a desarrollar una estrategia contundente de atracción de empresas de biotecnología. Uno de los principales componentes de esta estrategia fue el fortalecimiento de las universidades importantes en el área en vinculación con las empresas. A fines de los 90´, 8 de las 9 empresas
de Biotecnología más grandes del mundo se habían instalado en Irlanda. Sin embargo, estas mismas empresas están evaluando hoy en día la posibilidad de instalarse en otros países del mundo que están ofreciendo incentivos muy atractivos, como por ejemplo, Singapur. Sin ir tan lejos, a mediados de los noventa Intel tuvo que decidir entre Chile y Costa Rica para instalar una planta para producir componentes y microcircuitos. Finalmente, optó por Costa Rica. El impacto en ese país ha sido enorme: una inversión de alrededor de US $500 millones, que han significado la generación de cerca de 2.500 puestos de trabajo, US $2.700 millones en ventas anuales que explican la mitad del crecimiento del Producto Bruto del país.
La presencia de Intel ha tenido un efecto de “empresa ancla” que ha favorecido decisión de instalación de otras 20 empresas del sector en el país. La Universidad de Costa Rica tiene hoy en casa, el imperativo de formar ingenieros de clase mundial, capaces de trabajar con las exigencias que un gigante de la tecnología, como es Intel, requiere.
¿Cómo se logra esto? ¿Cómo creamos un entorno favorable para que nuevas empresas de base tecnológica se creen y desarrollen más rápido que sus competidores en una industria?, ¿Cómo creamos un entorno favorable para atraer empresas tecnológicas competidoras de clase mundial?
Hace algunos años, Michael Porter realizó el estudio de un vasto número de industrias exitosas de diversos países y concluyó que este entorno lo configuran lo que el llamó los cuatro atributos determinantes de las ventajas competitivas de una nación que son: (i) La posición de la nación en factores de producción, tales como mano de obra calificada o infraestructura, necesaria para competir en una industria dada, (ii) La naturaleza de la demanda de mercado nacional para la industria del producto o servicio, (iii) La presencia o ausencia a nivel nacional de una industria de proveedores y de otras industrias relacionadas que son internacionalmente competitivas y (iv) Las condiciones del país que definen cómo las empresas son creadas, organizadas, administradas así como la naturaleza de la rivalidad doméstica.
La decisión de una empresa de instalarse en un país u otro o la razón por la cual determinadas industrias se desarrollan en una región y no en otras, estaría fuertemente condicionado por estos determinantes. Así por ejemplo, determinantes críticos de la ventaja competitiva del Estado de Massachussets para el desarrollo de la industria
biotecnológica son la investigación y desarrollo (condición de factor) de clase mundial, la disponibilidad de personal altamente especializado, una fuerte y exigente demanda doméstica por los bienes y servicios producidos y la articulación virtuosa entre actores claves del proceso de innovación (por ejemplo, en sus programas de I&D en el área médica, la Universidad de Harvard está vinculada a cerca de 60 hospitales).
En su estudio, Porter también observó, que la ventaja competitiva es creada y sostenida a través en un proceso altamente localizado. En este sentido, el desarrollo de un Parque Tecnológico, constituye en gran medida un
esfuerzo por llevar de manera gobernable, al nivel de un territorio definido en una región de un país y para industrias e instituciones tecnológicas específicas, el desarrollo y articulación de los determinantes de las ventajas competitivas que generan el ambiente favorable para el desarrollo tecnológico e industrial. La concentración geográfica eleva y magnifica la interacción de estos determinantes. Este ambiente promueve la agrupación o clusters de industrias competitivas.
Edgardo Santibáñez
Boletín N°4, GeneraUC
15 de julio 2003
págs. 1 y 3
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