Publicado 01-10-2003
Cada día surgen nuevas alternativas a las fuentes de energía tradicionales, por lo que no sería extraño que en algunos años más carguemos combustible con los desechos de un día de picnic.
Arena, gas natural, hidrógeno y metano congelado de las profundidades del océano, entre otros. Una enorme lista se podría hacer con las nuevas alternativas de combustibles, los que tienen un punto en común. Menor contaminación.
Los elevados precios que ha alcanzado el petróleo y la mayor conciencia respecto ala protección del medio ambiente, han hecho que surjan cada día nuevas ideas para reemplazar el uso del crudo en los procesos industriales, y especialmente en los vehículos. No será extraño que en algunos años más veamos la imagen futurista de usar una cáscara de plátano como combustible para nuestros automóviles.
Sin embargo, alternativas más realistas ya están siendo usadas y probadas en distintos países, y en diversos usos. Este es el caso del gas natural comprimido, que ya está funcionando en nuestro país como combustible para taxis y buses. En Europa y Japón ya existen vehículos experimentales que funcionan a base de hidrógeno, y en este último país están comenzando las investigaciones para aprovechar el llamado hielo inflamable, presente en el fondo del mar, labor que también se está llevando a cabo en nuestro país.
Hidrógeno: el futuro está aquí
El hidrógeno es considerado el combustible del futuro, por las enormes posibilidades que se abren para su uso. Es un elemento que está presente en todo el universo, aunque en estado libre se encuentra en pequeñas cantidades, combinado con otros elementos distribuidos por toda la tierra, como en forma de agua, en los hidrocarburos, carbohidratos, entre otros.
Así, este elemento se está transformando en una de las opciones mas certeras de reemplazar al petróleo y al gas natural como fuente de energía, donde uno de sus principales atractivos es que no produce elementos contaminantes.
Además se puede comprimir y almacenar en tanques, siendo usado como energía almacenada, o incluso quemarse para producir calor. Sin embargo, el gran avance en el uso de este elemento es el desarrollo de las celdas de combustible.
La historia de este mecanismo parte en 1839, cuando un científico Galés llamado Sir William Grove desarrolló la primera celda de combustible, que no tuvo mucha aceptación en la época. Sin embargo, ya existe en Japón un vehículo comercial que transita por las calles este sistema, desarrollado por General Motors en conjunto con FedEx. Toyota y Honda, por su parte, lanzaron con anterioridad vehículos conceptuales, que funcionan con este tipo de celdas, y que han sido arrendados a organismos públicos para su uso por el alto costo que significa su construcción.
Este sistema no funciona quemando hidrógeno, sino que lo usa en un proceso que genera corriente eléctrica y agua. La fuente del hidrógeno puede ser algún combustible fósil como gas natural o gasolina y otras fuentes renovables de energía, como eólicas, fotovoltaicas, hídricas, geotérmicas, etc. En otras palabras, el sistema funciona como una pequeña plana química que a través de un procesador transforma el combustible en hidrógeno. Este último, y el oxígeno que se obtiene por ventiladores, fluyen generando corriente eléctrica, funcionando como una batería, aunque con la ventaja que no se agota mientras tenga combustible.
El desarrollo de este sistema de generación de energía puede solucionar arte de los grandes problemas de contaminación que existen hoy día, junto con permitir ahorrar combustible. No obstante, por el momento, la fabricación de esta tecnología aún no involucra costos elevados, lo que debería empezar a solucionarse al masificar su uso.
La energía del fondo del mar
Existen unos gases congelados que se encuentran en el fondo oceánico y que son conocidos como hielo inflamable. Se trata de gases hidratados con forma sólida y que parecen un hielo de color blanquecino. Estas rocas cristalinas están constituidas por hidratos de gas metano rodeadas de una malla de moléculas de agua. Se considera que el volumen de gas que se encuentra en el fondo de mar es, al menos, el doble de la energía contenida entre el carbón, el petróleo y el gas de toda la tierra, lo que abriría grandes posibilidades, considerando que los recursos energéticos tradicionales empiezan a agotarse.
Las trabas de esta fuente de energía están en su extracción. Este hielo inflamable se encuentra en las profundidades del océano y en los hielos árticos. Asimismo, su explotación es riesgosa: por una lado el gas efecto invernadero contenido en el metano es 10 veces más efectivo que el dióxido de carbono, con lo que expertos señalan que deslizamientos submarinos en varias zonas del planeta pueden provocar un efecto similar al que generó la emisión de dióxido de carbono durante todo el siglo XX. Es por ello que se están desarrollando estudios para medir las implicancias y riesgos medioambientales de la utilización de este gas.
Ese es el caso de Japón, que ya ha comenzado a estudiar esta alternativa como una opción a los casi nulos recursos internos que poseen, y para 2011 esperan determinar si la extracción comercial del hidrato de metano es económicamente viable. En Chile, en tanto, la Universidad Católica de Valparaíso está liderando un proyecto Fondef para “estudiar, caracterizar y evaluar la presencia del recurso”, en las aguas chilenas, y ya se ha descubierto la presencia de hidratos de gas (metano) en las costas frente a Concepción.
Revista Gestión
Octubre de 2003
página 60
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