Publicado 27-10-2003
Desde la I Región Cecilia Malimán se asomó a ella y por primera vez en su vida vio a sus tres pequeños sobrinos santiaguinos.
ARICA.- Una ventana llena de emociones se abrió ayer en medio del patio de Los Naranjos del Palacio de la Moneda, en Santiago.
Un pequeño llamado Moisés, de 6 años, se asomó ayer a ella junto a sus dos hermanitas.
Y por primera vez en su corta existencia, Moisés pudo ver a Cecilia Malimán, la tía que dejó la metropolitana comuna de San Miguel dos años antes que él naciera para buscar suerte en una tierra lejana y seca llamada Arica.
Y no es que la tía cumpliera el retorno prometido y siempre postergado por falta de dinero o de las 30 horas que el bus demanda.
Cecilia seguía allá lejos, 2 mil kilómetros al norte. Sólo había salido del edificio de la gobernación provincial, en el que trabaja hace dos años. Pero allí, a los pies del Morro, estaba el otro lado de la ventana.
Por ella, Moisés, sus hermanas y su mamá, Claudia, pudieron saludar a Cecilia y verla, ahogada en llanto.
Ni La Moneda ni la administración ariqueña están dotadas de magia. El milagro lo produce tecnología hoy ampliamente disponible.
Cámaras de video y micrófonos captan las imágenes y sonidos en La Moneda y Arica. Un computador las convierte en señales digitales, que son transmitidas hacia uno y otro punto a través de internet, en banda ancha.
Decodificadas en destino, se despliegan a través de proyectores sobre grandes telones que reproducen las imágenes en tiempo y tamaño real.
Un uso por inventar
Es algo parecido a las videoconferencias, que enlazan a personalidades y sus discursos con un público distante. Pero abierto a la comunidad.
El resultado: un salto desde el teléfono hacia una comunicación posible entre varios participantes, que suman a las palabras la riqueza de los gestos.
El objetivo lo explica desde Santiago, al otro lado de la ventana, su creador, Ricardo Baeza, director del Departamento de Ciencias de la Computación de la Universidad de Chile y del Centro de Investigaciones de la Web.
Acercamos las redes de banda ancha en internet y su uso a toda la gente, para sensibilizarlos en las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, dijo Baeza.
La idea es que las personas disfruten los efectos de una tecnología que no se note. Por eso es que las cámaras y los micrófonos están disimulados.
La ceremonia realizada en la tarde de ayer tuvo lugar en el espacio común La Moneda-Gobernación de Arica creado por la Ventana Digital.
A un lado de ella, en Santiago, estaba el ministro Secretario General de Gobierno Francisco Vidal; el académico Ricardo Baeza y otros personeros gubernamentales. Como invitada especial, la presidenta del Centro Hijos de Arica en la capital, Esther Soto.
En Arica, al otro lado de la ventana, el rector de la Universidad de Tarapacá, Emilio Rodríguez, y autoridades civiles y militares encabezadas por el intendente Patricio Zapata, funcionarios y curiosos que entonaron el himno de la ciudad.
Terminado el acto, la Ventana quedó abierta al que la quiera usar y poco a poco fue interesando a los intrigados transeúntes. Sin citas previas ni inscripciones ni nada parecido.
Santiaguino o ariqueño que quiera, va a La Moneda – donde estará cinco días, tras lo cual será trasladada al edificio Diego Portales- o a la sede de la gobernación de Arica – dos semanas- entre las 8:30 y 18:00 horas.
La gente irá corriendo la voz, familiares en ambos puntos concertarán citas para reunirse en torno a la ventana común. Se convertirá en parte de sus actividades cotidianas y la misma gente inventará sus propios usos.
La experiencia contó con el decidido apoyo del senador Fernando Flores, que consolidó la alianza entre la U. de Chile y la Universidad de Tarapacá.
Luego vino el auspicio del programa Milenio de Mideplan, la comisión Fulbright Chile, la Fundación País Digital y la Corporación de Desarrollo de Arica. La implementación técnica estuvo a cargo de la empresa Vip Nova.
En La Moneda
Nadie puede dejar de invitar a un evento relacionado con la Primera Región al Centro de Hijos de Arica. Por eso, en la tarde de ayer, varias de sus socias se hicieron presente en el Patio de los Naranjos de La Moneda. La verdad es que hace sesenta años que algunas de ellas ya dejaron Arica, pero siguen cantando su himno como si hubiesen abandonado ayer su querida tierra natal.
A través de la enorme pantalla digital, recordaban esos días cuando paseaban por la Plaza Colón, precisamente donde hoy se encuentra esta ventana virtual en la puerta norte a nuestro país. En esos tiempos, tenía más árboles y menos cemento.
Uno de los auspiciadores de esta iniciativa es la Fundación País Digital. En La Moneda se encontraba su director ejecutivo, Edgar Spielmann.
Aquí la tecnología toma el carácter que las personas quieran, afirmó Spielmann. Los usuarios en lo que menos piensan es en banda ancha. Están sintiendo emociones porque existe una tecnología de por medio, pero no están mirando ni las cámaras ni nada. Eso es lo importante.
Si quiere reencontrarse con sus amigos o familiares, o quiere conocer a alguna nortina, puede ir hasta La Moneda, donde la Ventana Digital estará hasta el próximo jueves. La inauguración oficial, con bombos y platillos, será este lunes (27 de octubre), a las 11:45, en el Patio de los Naranjos.
Nuevas posibilidades
La experiencia ya fue realizada en carácter de piloto en septiembre para unir la facultad de Ingeniería de la Universidad de Chile, en Santiago, con el campus Saucache de la Universidad de Tarapacá, en Arica. La periodista Eliette Angel contó en esta página la emoción que se sentía.
Fernando Flores imagina que, en el futuro, la iniciativa permitirá generar debates entre distintas ciudades o transmitir conciertos.
Para el académico Ricardo Baeza, uno de sus sueños es llegar a ir a un restaurante digital donde existan mesas triangulares en las que los comensales estén presentes a través de una videoconferencia que se realizará en una pantalla semicurva.
Así visualiza su fantasía:
Cada uno en su ciudad de origen, pero todos con el mismo menú decidiendo conjuntamente el vino, mientras compartimos aromas (o amores) y conversamos sin pensar que detrás hay una mesa digital. Tal como hoy usamos un televisor o un teléfono.
El Mercurio
24 de octubre
página 15
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