Publicado 03-11-2003
Científicos están en ascuas: aunque ya aprobaron un aumento de fondos para Conicyt, quizás disminuyen los de Mideplan.
Hoy la subcomisión que discute el presupuesto del Ministerio de Planificación y Cooperación (Mideplan) para 2004 votará si acepta o no los montos que fijó para esta cartera el Ejecutivo. También votará, por tanto, los fondos para la Iniciativa Científica Milenio (ICM) que pertenece a este ministerio.
La ICM es un fondo que se creó para financiar centros de excelencia científicos y tecnológicos.
Edgardo Boeninger, senador y miembro de la subcomisión explica que no hay aumento de recursos, excepto para los proyectos sociales, como Chile Solidario.
Sin embargo, los rumores van más allá. Manuel Kraukopf, rector de la Universidad Andrés Bello y miembro de un Instituto Milenio, comentó en un congreso de periodismo científico que lo que se está discutiendo es una reducción del presupuesto de la ICM del orden de un 12,8%. Materia que es profundamente preocupante, agregó.
Boeninger dijo no saber nada al respecto. Lo cierto es que aún quedan varias etapas antes de que se emita el presupuesto final.
Un recorte complicado
La ICM recibió este año, $4.120 millones. La disminución temida equivale a cerca de $530 millones.
¿Por qué podría importar una baja de recursos si eso es común en una serie de programas del Gobierno?
Por tres razones.
Uno, porque en 2000 a ciencia se le asignaba sólo un 0,56% del Producto Interno Bruto (PIB). El Presidente Ricardo Lagos se fijó como meta llegar al 1% o 1,2%. Pero, si se reducen los fondos, la meta se aleja cada vez más.
Dos: ya lo dijo la semana pasada el Foro Económico Mundial, nuestro país cayó dos puestos en innovación tecnológica porque el gasto en investigación y desarrollo es deficiente, sobre todo por parte del sector privado.
Y tres, por las buenas evaluaciones que ha tenido la ICM.
Esta entidad surgió gracias a un préstamo de $3.175 millones del Banco Mundial y al aporte del Gobierno de $6.350 millones. Estos fondos eran para tres años.
Ya se cumplieron, y el Banco emitió su informe. Entre otras cosas dice que la ICM tiene una administración eficaz, que es una fuente productiva en la formación científica avanzada, y que ha generado avances y descubrimientos que podrán entregar beneficios económicos a Chile en el futuro.
Más aún, el representante del Banco Mundial en Washington, Lauritz Holm Nielsen, comentó que la ICM es uno de los programas más exitosos en el cual hemos invertido en el ámbito de la ciencia y la tecnología.
La ICM fundó tres Institutos Milenio – con un presupuesto anual de 700 millones de pesos cada uno- y 12 Núcleos Milenio – con 140 millones al año- . Eso sí, ahora sólo están operando 8 Núcleos. Los otros cuatro partirán en marzo, justamente por razones de dinero.
No es la primera vez que la ICM debe ajustarse el cinturón.
Siembra con cosecha
El Banco Mundial entregó un nuevo préstamo por otros tres años de US$ 25,26 millones, que se fundamenta en el éxito obtenido por la ICM. Chile puso otros US$ 25 millones y así partirá el próximo año el proyecto Ciencia para la economía del conocimiento.
Este nuevo programa estará a cargo de Conicyt que maneja, aproximadamente, un 15% del gasto en ciencia con un presupuesto superior a los $50 mil millones.
Este dinero se reparte en diversos bolsillos, como Fondecyt (para ciencia básica), Fondap (que son áreas prioritarias), Fondef (científicos que deben trabajar con empresas), la Iniciativa Genoma y Marea Roja. Todos se verán beneficiados con esta inyección de recursos del Banco Mundial.
El presupuesto de Conicyt ya fue discutido en el Congreso, pues pertenece a otra cartera, al ministerio de Educación. Aumentaron su chequera en un 10%, o sea, desde $50 mil millones en 2003 (según cifras de Eric Goles, presidente de Conicyt) – en la página de esta entidad dice que en 2003 dispusieron de $41.024.749.000- a unos $55 mil millones.
Pero este aumento se debe justamente al acuerdo con el Banco Mundial. Sólo US$ 7,5 millones se emplearán de los US$ 50 millones en 2004, justo el equivalente en pesos a los $5 mil millones que aumentó el presupuesto de Conicyt.
En 2006, el Banco Mundial hará una evaluación y, si todo sale bien, volverán a prestar otros US$ 25 millones para otros tres años, de 2007 a 2010, y el Gobierno volverá a poner otros US$ 25 millones. Como el programa finaliza en 2010, en Conicyt lo bautizaron Programa Bicentenario de Ciencia y Tecnología y lo dirige el físico Roberto Hojman.
El propio Hojman reconoce que habría que hacerlo muy mal como para no renovar los fondos, dada la calidad de los científicos chilenos.
¿Y la Iniciativa Científica Milenio (ICM) se verá beneficiada con este nuevo préstamo del Banco Mundial?
Según cuenta Hojman, la ICM recibirá el 6% de todos estos recursos. Esto quiere decir que en 2004 percibirán US$ 450 mil (el 6% de los US $7,5 millones), es decir, casi la mitad de los 530 millones podrían ser recortados.
Y así, mientras Goles reconoce que le ha ido muy bien, la ICM debe estar rezando para que el Congreso revierta la propuesta del Gobierno.
Tajadas más, tajadas menos
Eric Goles, presidente de Conicyt, comenta que dos hitos han sido importantes para el crecimiento de la ciencia nacional: los préstamos del Banco Mundial (firmado en agosto pasado) y del Banco Interamericano del Desarrollo (BID) para innovación tecnológica, que involucró unos US$ 100 millones. Si bien este último fue administrado por el ministerio de Economía, una parte benefició a Conicyt.
Gracias al BID surgió la Iniciativa Genoma, que consta de dos patas: genoma vegetal y biominero, que investiga a unas bacterias que pueden hacer la producción de cobre más limpia, entre otras cosas. De Genoma minero se encarga BioSigma, una empresa que cuenta tanto con recursos del Gobierno como del sector privado. Se trata de un consorcio formado por Codelco y Nippon Minning, una firma japonesa.
BioSigma se ha transformado en una especie de ícono, de modelo a seguir, gracias a su financiamiento tanto público como privado.
Si queremos dar un salto más del 1% del PIB real tenemos que involucrar, fuertemente, al sector empresarial incentivándolo de alguna manera, teniendo aventuras comunes, comenta Goles.
En 2000 el Gobierno aportó un 71% de los recursos para la ciencia y la empresa sólo un 18%. Goles cree que el aporte del sector privado ha aumentado, aunque de todas maneras aún es poco.
El Mercurio
3 de noviembre de 2003
página 11
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