Publicado 05-12-2003
En 1991 la Universidad de Talca pegó un salto, un salto que la ha llevado a competir en las grandes ligas, incluso muchas veces aventajando a las instituciones tradicionales. Es así como en el último tiempo sorprendió a varios al transformarse en la segunda institución pública que logró que sus alumnos repactaran la deuda del crédito universitario. De dos mil deudores, un 70% regularizó su situación ubicándose por debajo de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Asimismo, su plan de expansión ya no se circunscribe a la VII Región. Hace un par de meses compró un edificio para instalar una sede en Santiago.
¿Cómo una casa de estudios con pocos años de vida y un número acotado de alumnos entró a las grandes ligas? La respuesta está en la persona del rector Alvaro Rojas Marín, médico veterinario que tomó las riendas de la institución en 1991 y que en poco más de diez años transformó al centro de estudios en una seudo y modernísima empresa.
En parte, estos logros fueron posible, afirman quienes lo conocen, por su liderazgo, visión de futuro, carisma e inteligencia, a lo que hay que sumar el mérito de saber cuáles son las prioridades de una institución académica y cómo gestionarla para alcanzar el éxito.
Sus colaboradores más cercanos son ‘todos’, porque según Rojas, el proceso de toma de decisiones es el consenso y para ello invierte el tiempo necesario a fin de permear a todas la unidades, de manera tal que todos se sientan parte de este proyecto.
Por ejemplo, el alto interés de sus alumnos por reprogramar sus créditos no fue un hecho casual. Ya en diciembre de 2002 la administración comenzó a trabajar en ese sentido. Establecieron una oficina en Santiago y solicitaron a un ex funcionario de la universidad dedicarse por tiempo completo a esta materia. Tres meses después comenzaron a contactar a los deudores vía telefónica y con visitas personales para hacerles ver la importancia de reprogramar sus créditos.
Hoy basta caminar por los edificios y jardines del Campus Lircay, emplazado en Talca, para darse cuenta que este proyecto universitario tiene un futuro prometedor y las directrices están claramente demarcadas: privilegiar la calidad de la educación por sobre la cantidad de alumnos; tener académicos de primer nivel; un gran énfasis en la tecnología y potenciar el desarrollo cultural de sus estudiantes; una gestión estratégica en la cual se conjugan una mirada adecuada y aterrizada del escenario y de las tendencias; una política comercial eficiente y ordenada; y la internacionalización.
Doloroso despegue
La “U” de Talca se abrió en 1981 como parte de la fusión de las antiguas sedes regionales que tenían la Universidad de Chile y Técnica del Estado. El comienzo fue difícil pues no sólo se trataba de unir dos culturas, sino que además había que hacer una revisión y transformación profunda en todos sus ámbitos.
La llegada de Alvaro Rojas como rector fue clave para la institución. Ya en 1987 cuando era profesor asociado del Instituto de Investigaciones del Desarrollo Rural de la universidad, la administración decidió dar un vuelco al perfil para centrarse en el concepto de la excelencia académica. Ello implicó cerrar algunas carreras “madres” como las de educación y ciencias de la salud con el fin de orientarse al mundo de la empresa y de las ciencias verdes –agronomía e ingeniería forestal-.
De las 5.000 personas que había en la “U” entre alumnos y profesores, se redujeron a 2.500.
Si bien estos cambios significaron el impulso para el desarrollo de la universidad, el gran despegue y consolidación fue en la década de los ’90, cuando Rojas asumió como rector el 1º de abril de 1991, día que no fue muy común …“pues hubo duelo nacional con la muerte de Jaime Guzmán”.
Aún recuerda con toda claridad el momento, en que luego de la ceremonia protocolar que lo oficializó como rector, entró a su nueva oficina, se restregó los ojos y se preguntó “…ahora cómo empiezo”.
La respuesta no tardó en llegar. A su mente afloró un pensamiento de la vieja escuela europea que dice que una universidad es buena cuando es capaz de atraer y mantener buenos profesores. “Esta es una empresa de recursos humanos y todo lo demás es complementario”.
Sin embargo, eso no bastaba para dar forma a un gran proyecto. Había que tener los pies bien puestos en la tierra para darse cuenta de las fortalezas y debilidades de esta universidad. Fue así como tomó conciencia de que sólo había una forma de sobrevivir frente a la competencia, sobre todo, siendo una casa de estudios regional: la calidad.
También fue importante considerar el mundo en que se desenvuelve la entidad. Es regional y de una zona eminentemente agraria“por lo que las posibilidades de perfilar una institución en estas circunstancias se vuelven más difíciles y nuevamente surge el tema del recurso humano y la calidad”, enfatiza.
Para lograr la excelencia de sus profesores, atraer a alumnos de buen nivel y aumentar su prestigio, “hizo un esfuerzo como ninguna otra”, para calificar al recurso humano.
Rojas estaba consciente que los buenos académicos generalmente ya tienen una vida consolidada y por ende no son movibles; había que atraer gente joven y talentosa para formarla en las mejores universidades extranjeras.
Luego de 12 años y más de US$ 5 millones invertidos los resultados arrojan que proporcionalmente esta casa de estudios tiene el mayor índice de doctorados –60%- y el mayor de masters o post grados –78%-. “Hemos llegado prácticamente al máximo y todos han tenido una posibilidad de perfeccionarse. Aquí no es una concesión, sino una obligación”, ya que todos los académicos jóvenes que luego de cuatro años trabajo no se han perfeccionado, no se les renueva el contrato, sostuvo el máximo timonel.
Otro de las tareas propuestas en busca de la calidad, ha sido transformar a esta institución en una “universidad digital”. Algunos hechos concretos son el Centro Tecnológico de la Vid y el Vino; el Centro Tecnológico de Pomáceas; las modernas clínicas odontológicas y sus respectivos laboratorios; el Centro de Tecnologías para el Aprendizaje en donde los alumnos pueden acceder a través de una plataforma web a más de la mitad de las asignaturas que imparte la universidad y pueden “chatear” con los profesores; y la red de computadores 1 PC por cada 8 alumnos .
Pero esta realidad no sólo se ve a través de los ejemplos anteriormente nombrados; sólo basta escuchar la conversación de sus alumnos, versada en estos temas. Es que para ellos es normal moverse en un ambiente “digital”, donde prácticamente lo único que falta por hacer es la certificación de la firma electrónica.
Gestión
Los discursos y el manejo de las finanzas en la Universidad de Talca, distan de lo que sucede en otras instituciones estatales.
En términos de gestión y administración, las máximas son “un peso ahorrado o bien gestionado tiene el tiene el mismo efecto que haber recibido ese peso extra del Estado” y “una universidad moderna no puede ser gestionada intuitivamente, como es la norma de muchas otras, porque los resultados quedan al azar”.
Los ingresos de esta institución se componen de recursos del Estado –40%-, de aranceles y matrículas –40%- y de ingresos propios generados a través de consultorías, cursos, informes y servicios –20%-. Esto arroja un promedio de aproximadamente US$ 22 millones, una diferencia importante en comparación al presupuesto de 1991, que sólo era de US$ 6 millones.
Lo que conversan los administrativos y académicos de esta institución talquina “no es un lamento por recursos del Estado, por lo que debieran dar o no las políticas públicas, por lo que sería si es que…, o si yo tuviera haría…, sino que por el contrario, éstas versan permanentemente en torno a los temas de innovación, de propuestas de nuevas tecnologías, de nuevos métodos, de visiones internacionales que son incorporadas al quehacer”, afirmó Alvaro Rojas.
Para concretar todas esas ideas y modernización es necesaria una gestión estratégica, es decir, una mirada adecuada del escenario para tener claridad respecto a qué posición ocupan y de las tendencias y consecuencias que tendrían para ellos no sumarse a las corrientes. Es así como se sitúan en un punto y tiran líneas simulando lo que va a ocurrir.
Los respuestas al parecer están en lo cierto: “los aportes del Estado son cada vez menores”; “el título profesional cada día es más un commodity y por eso hay que empezar a buscar elementos diferenciadores”; “la marca institucional es un elemento que va a ser decisivo en la empleabilidad de nuestros profesionales” y “es muy difícil construir una marca institucional en Talca”.
Nuevos horizontes
El futuro está lleno de proyectos y nuevas ideas, los límites prácticamente no existen para el timonel de la Universidad de Talca y si se toman en cuenta lo que han cosechado luego de años de esfuerzo, no sería nada de raro que estas objetivos se lleguen a concretar.
El énfasis está dado en la internacionalización. Si bien actualmente tienen intercambio con 25 universidades extranjeras -básicamente europeas- y sus alumnos cursan al año un total de 100 semestres en el exterior, para Alvaro Rojas aún no es suficiente. Quiere potenciarlo aún más a través de un convenio con alguna institución española o italiana.
Asimismo, también buscan abrir nuevos campos de desarrollo y de trabajo porque “creo que ese es uno de los roles que cumple una universidad que ya está más madura y mirando más advertidamente el entorno”, sostuvo el rector. Quizá algunos temas podrían referirse a la prospección minera y a estudios geológicos.
El último gran salto y que significó un punto de quiebre para esta universidad, fue la compra hace casi dos meses de una sede en Santiago. La inversión bordeó los mil millones de pesos. Así en la esquina de Québec con Condell –donde anteriormente estaba Consalud-, a partir de marzo de 2004 se impartirán postgrados, diplomados y se realizarán estudios de tema de impacto nacional.
Paralelamente en la zona compraron el hotel Casas del Colorado para realizar charlas sobre liderazgo.
La meta en el mediano plazo es de Rojas es comprometer más activamente al mundo empresarial vitivinícola, hortofrutícola, minero, eléctrico y turístico que hoy son activos actores de la zona centro sur.
Luego de varias tasas de té y una extensa conversación, Alvaro Rojas reflexionó… “Hemos mantenido una estrategia de crecimiento más bien equilibrada, un crecimiento concéntrico y ordenado, nos hemos resistido a masificarnos, hemos hecho un esfuerzo importante en infraestructura porque queremos tener las mejores condiciones de estudio, hemos construido dos ciudades universitarias gracias a ahorro operacional y a una buena gestión de recursos.
Soñamos algún día construir una gran universidad, y el sueño se puede concretar. Una gran universidad no sólo se construye a punta de razonamiento, es necesario compromiso, una buena calidad de gestión y sueños. Queremos ser la mejor universidad pública de Chile”.
El reino de las manzanas
En mayo de 1995 gracias a un Proyecto Fondef y esfuerzo conjunto entre la Universidad de Talca y la industria frutícola chilena representada por productores, viveristas, empresas de agroquímicos y exportadoras, se creó el Centro de Pomáceas (CP).
En este lugar se estudian los problemas que afectan la calidad de las manzanas y peras y se busca solucionarlos. Los escollos son definidos y priorizados en función de consultas realizadas al sector productivo y el permanente contacto con la industria permite que la investigación sea de alta pertinencia.
El equipamiento del CP, reforzado por un nuevo Proyecto Fondef, lo sitúa entre los laboratorios mejor equipados en su especialidad en el mundo.
El laboratorio del vino
En octubre de 1996 la Universidad de Talca decidió hacer realidad un proyecto que tuvo en carpeta por mucho tiempo. Fue así que con el aporte de FONDEF y la Asociación de Productores de Vinos Finos de Exportación se dio vida al Centro Tecnológico de la Vid y el Vino (CTVV).
El CTVV es una unidad especializada destinada a contribuir al desarrollo de la industria vitivinícola nacional de exportación y sus objetivos específicos son: realizar investigación aplicada en viticultura y enología con miras a mejorar la competitividad de los vinos chilenos en los mercados de exportación; ofrecer servicios tecnológicos a la esta industria, realizar programas permanentes de capacitación a operarios, técnicos y profesionales del sector y transformarse en una instancia de contacto entre investigadores, técnicos y empresarios chilenos, que permita un amplio intercambio de ideas y experiencias sobre los problemas emergentes de la industria.
El Diario Financiero
5 de diciembre de 2003
página 8
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