Publicado 03-02-2004
Académicos e industriales buscan vender productos con base tecnológica.
Roberto Hojman, que preside la reunión de Villarrica, conversa en el balcón del Hotel Park Lake. “Tengo una buena idea”, dice alguien.
“Ni me la menciones hasta que la tengas patentada, y después de eso, hazme un plan de negocios detallado”, le contesta su interlocutor.
Todos ríen. Pero ha sido la tónica de la semana en el seminario “La ciencia de hacer buenos negocios”, encuentro que busca acercar el sector productivo hacia quienes pueden agregar valor tecnológico a productos y servicios: los científicos.
Para ello hay que proteger y consolidar las ideas que originan quienes crean tecnología o saben de ciencia.
Y vender. “Ha habido un cambio de mentalidad”, dice el físico Roberto Hojman, que presidió el encuentro.
Explica que los investigadores participantes se han dado cuenta de que ni las ideas ni la capacidad personal ni siquiera el esfuerzo bastan.
“Se requiere patentamiento, propiedad intelectual, un plan de negocios que convenza en 10 segundos al ejecutivo que filtra los proyectos para que lo acepte finalmente el mandamás que decide invertir”.
Mentes en apuros
El Banco Mundial y la Comisión Nacional de Ciencia y Tecnología fueron los organizadores del seminario.
Llegaron invitados prominentes: el presidente del Instituto Weizmann de Israel, expertos de las universidades de Buenos Aires, de Leipzig, de Stanford, de California en Davis, del Babson College, el Boston College, de laboratorios europeos, y hábiles en la comercialización de tecnología como Eugenio Thiers, Juan Rada, Iván Mimica. También especialistas en patentamiento y propiedad intelectual como John H. Dodds y Pablo Ruiz-Tagle.
La historia del salitre penaba. Chile ya ha vivido la súbita depreciación de un recurso clave.
“La competitividad de nuestra industria frutícola está amenazada”, dijo Edmundo Araya, secretario ejecutivo de la Fundación para el Desarrollo Frutícola. Explicó cómo las primicias de uvas del valle de Copiapó que antes llegaban sin competencia a comienzos del invierno a California están enfrentando ahora la nuevas variedades de maduración tardía producidas localmente.
“El éxito de Chile vendiendo vino es una historia de clase mundial”, reconoció Thomas McDermott, del Babson College, “¡pero no tienen planes nacionales para actuar en previsión de una posible plaga de filoxera! Hay una cierta tranquilidad sicológica porque no ha ocurrido… pero ¡cuidado!”.
“Cuántas más patentes, más ingresos”, dictaminó Ilan Chet, presidente del Instituto Weizman de Israel, que invierte más de un millón de dólares al año tan sólo en el marketing de los productos que generan sus científicos. Éstos reciben un 40% de las utilidades por su aporte.
La subsecretaria de Educación, Ariadna Hornkohl, declaró lo que inspiraba a todos: formar científicos, y “crear una estructura que permita colocar ese talento en la industria. Apuntar a que sea algo natural tener investigación y desarrollo involucrado fuertemente en diversos tipos de empresas de base tecnológica. Ese ir y venir entre la academia y el sector productivo aun requiere un impulso serio y sostenido”.
Jorge Yutronic, director del Fondef, postuló la necesidad de una crisis para que el país se decida a agregar inteligencia a sus procesos. “Si seguimos con el alambrito y la teoría de la sandía calada, estamos perdidos”, dijo.
Yutronic cree que la crisis la precipitarán la necesidad de elevar la productividad y la oferta de profesionales que sólo serán útiles si hay procesos más complejos.
Alianzas al fin
Junto a las sesiones públicas se realizaron reuniones de los consorcios, especialistas de alto nivel aunados con empresarios.
Por ejemplo, Ronald Bown, presidente de la Asociación de Exportadores, llegó en avión particular a reunirse con el de fruticultura y biotecnología; también planificaron acciones los consorcios de salmonicultura, del cobre y la salud y el medio ambiente, de las tecnologías de la información.
El Estado pondrá fondos que acelerarán este intercambio.
Y seguirá incentivando la capacitación en estas prácticas.
Mal que mal, ya hay por lo menos tres científicos chilenos millonarios en dólares debido a sus ideas, según dijo Jorge Yutronic, quien se reservó los nombres.
“Ahora estamos más focalizados. La organización de esta reunión era la expresión de una intuición. Ahora podremos hacer intentos deliberados”, dijo Roberto Hojman.
Los negocios de Juan Rada
El vicepresidente de Oracle, Juan Rada, dibujó tres áreas que él veía posibles para Chile en negocios con base tecnológica: la industria acuícola, sobre la que el mundo sabe poco y podemos montarnos en la avanzada, dados los avances logrados por la salmonicultura y que han colocado al país como la segunda potencia mundial; en la ganadería de camélidos, especialmente el guanaco, que en Perú y Bolivia genera 600 millones de dólares por la fineza de la lana y las tecnologías de la información, que permitirán participar en negocios que en todo el mundo se están desagregando, como son aquellos vinculados al diseño, la arquitectura y la ingeniería.
INVERSIÓN
GANANCIAS Israel destina más de US$1 millón anual al marketing de los productos generados por sus científicos. Éstos reciben 40% de las utilidades por su aporte.
El Mercurio
3 de febrero de 2004
página 7
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