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Merluza austral, el nuevo salmón

Publicado 15-03-2004

En Puerto Mont, proyecto de Fundación Chile ya tiene inversionistas chilenos y sudafricanos para convertir a la especie en la hermana chica del salmón.

 

No se confunda. Al oír merluza pensará que hablamos de la clásica y sabrosa “pescada”, pero hay que saber que existe otro tipo que da mucho que hablar.

 

La llamada Merluza austral (Merluccius australis), también conocida como Atlantic Queen Hake, tiene bien puesto el nombre, pues es considerada la reina de su familia. Se caracteriza por ser una especie de gran tamaño que puede alcanzar los tres kilos y por tener una carne muy blanca, de textura firme y un sabor muy delicado. Un filete bien sazonado, acompañado de arroz o papas es el plato predilecto de españoles y europeos.

 

La especie es la gran apuesta de la industria acuícola chilena para los próximos años, como una alternativa al salmón y representa un hito en la biología marina, ya que Chile es el primer país que consigue reproducirlas en cautiverio.

 

Quienes se la juegan con este proyecto son la Fundación Chile en conjunto con las empresas pesqueras Fríosur, Pesca Chile y Emdepes. La iniciativa incluso despertó el interés de empresarios sudafricanos, que invirtieron con miras a la explotación comercial.

 

Luchar por ser primeros

 

En 1997, y luego de evaluar distintas especies nativas con opciones comerciales como el congrio, la corvina y el róbalo, los investigadores de Fundación Chile, con un ojo en la ciencia y otro en el negocio, vieron a la Merluza austral como la más promisoria.

 

“Sabíamos que esta especie podía presentar un buen rendimiento si tenía condiciones adecuadas para su cultivo, aunque tuvimos que pasar grandes obstáculos para llegar donde estamos”, explica Gustavo Parada, gerente del área de Recursos Marinos de la institución.

 

Con una inversión de US$3 millones, construyeron en la espesura del frío paraje sureño las dos instalaciones que tiene Fundación Chile para llevar a cabo el proyecto. Una es un centro experimental, ubicado en la Isla Chaculay (XI Región), y el otro es un Hatchery en Quillaipe (X Región), en donde se mantienen reproductores, se realiza el desove, incubación y cultivo larvario.

 

Una gran obstáculo que debieron salvar fue la captura y aclimatación del pez. Acostumbrados a vivir a más de 800 metros de profundidad, criados en piscinas los primeros reproductores se estresaron y sucumbieron a virus y otras enfermedades.

 

“Lo primero que tuvimos que hacer fue capturar reproductores, necesitábamos miles de parejas para establecer una raza de crianza y las condiciones tenían que ser las adecuadas por la forma de vida salvaje que tiene el pez”, afirma Parada.

 

Tras varios intentos con una alta tasa de mortandad, los sobrevivientes pasaron a la etapa actual que busca evaluar las condiciones nutricionales y ambientales para que la especie se transforme en un reproductor fértil, a través de la fecundación asistida de juveniles y engorda de peces en cautiverio.

 

“Obtuvimos animales que no sobrevivieron ni un mes, sin embargo hoy ya tenemos merluzas de cinco años en cautiverio y que funcionan bien”, cuenta Parada.

 

Actualmente en cautiverio consiguen juveniles de 8 gramos en 4 meses de cultivo, todo un récord respecto al margen de 1 a 5 kilos de peso que la merluza llega a tener en su estado salvaje. Según cálculos de los investigadores, la merluza demoraría 30 meses en llegar a un tamaño adecuado para ser comercializada, es decir un kilo y medio.

 

Mientras, los encargados del proyecto se soban las manos para empezar a trabajar en la tercera etapa, cultivar el stock de 100 hembras en producción y algunos miles de juveniles de forma masiva. Así, el próximo año comenzaría la explotación comercial de esta especie con un stock de casi 1.300 peces.

 

El nuevo salmón

 

Ese paso sería el inicio para convertir a la merluza en una industria similar a la del salmón. Según Parada hacia allá apuntan.

 

“Hemos aprendido de la industria salmonera mucho respecto al cultivo de peces en balsas jaula. Si a eso le agregamos que el consumo mundial de peces crece a una cantidad que es entre cinco y diez veces mayor de lo que puede proveer la industria de la salmonicultura, la merluza puede convertirse en una buena alternativa”.

 

Otro plus del proyecto es la escasa competencia. España y Sudáfrica obtienen merluza, sólo mediante pesca extractiva, aunque en rigor no se trata de la misma especie.

 

De Merluza austral se capturan en Chile actualmente alrededor de 22 mil toneladas anuales, las cuales se exportan refrigeradas, con un precio que llega hasta los US$7,5 el kilo precio FOB.

 

Si todo marcha como hasta ahora, en 2005 se iniciarían los primeros embarques hacia Europa, Estados Unidos y Asia, que en conjunto compran 20 mil toneladas de Merluza austral, según cifras de Aduanas.

 

A diferencia del salmón, la Merluza austral, pese a ser un producto de gran calidad gastronómica, es de precio más asequible.

 

“Creemos que más de alguna vez alguien habrá comido Merluza austral, pero no es algo de llegar y comprarla en un negocio. Con este proyecto la oferta crecerá y no creo que con un precio alto, como lo fue con el salmón, ésa es una de las diferencias”.

 

De ser así, la merluza podría transformarse en la hermana chica del salmón.

 

 

Revista el Campo

El Mercurio

15-03-04

pag. 8

 

 

 

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