Publicado 05-05-2004
Hace años que la NASA reparó que las bondades de la jojoba iban más allá de su uso cosmético. El aceite de su fruto hoy es parte importante del combustible de los transbordadores espaciales. Un proyecto de Codelco pretende inundar el desierto con esta planta para en un futuro cercano transformarse en un proveedor de la agencia espacial norteamericana, abriendo de paso un nuevo foco de riquezas en el norte del país.
En las localidades aledañas a Salado, El Salvador y Diego de Almagro, aprovechando los depósitos de aguas industriales devenidas de la actividad minera en la III Región, el agricultor Miguel Soto produce con apoyo de Codelco jojobas a ritmo vertiginoso. “Espero comenzar ha abastecer la demanda de combustibles de trasbordadores, cohetes y aviones de aquí al 2008. Actualmente cuento con 30 hectáreas en las que se yerguen más de 50 mil arbustos, aunque espero producir en cuatro años más unas 500 hectáreas adicionales, lo que significarían unas 500 mil arbustos de jojoba, cuyos frutos brindarán la materia prima para este megaproyecto”, explica Soto.
Su idea no es un proyecto exclusivo, pues en Argentina, México y Estados Unidos ya han vislumbrado el negocio con un par de años de antelación. El arbusto fue materia de estudio en los últimos sesenta años buscándole un uso corporal, generando con el tiempo un prolífero mercado en la producción de aceite para fines cosmetológicos.
Hoy es altamente demandado por sus propiedades hidratantes y para reestructurar el equilibrio de la piel.
Pero este producto también logró atraer la curiosidad de nuevas líneas de investigadores, como la de los científicos del Jet Propulsión Laboratory de la NASA, quienes han logrado procesar el fruto de la jojoba hasta transformarlo en un efectivo lubricante de maquinarias y como combustible en sus naves espaciales, abriendo las puertas para una utilización más masiva en el futuro.
Dada la alta capacidad energética y combustible de la jojoba en aleación con otros agentes químicos, la Universidad de Helwan en Egipto y la Universidad de Emiratos Arabes Unidos desarrollaron complejos programas experimentales para explorar las virtudes y el máximo de variables que puede ofrecer su aceite, el que podría llegar a transformarse en una alternativa altamente rentable, junto con destacar el hecho de ser un producto renovable, una ventaja comparativa si se pone frente a los combustibles fósiles como el petróleo y sus derivados, todos recursos no renovables. Las investigaciones demostraron que un motor quema el combustible diesel gradualmente, mientras que al utilizar el mismo motor con un combustible creado sobre la base de aceite crudo de jojoba, mezclado con metanol y un catalizador corriente, se logra equiparar el desempeño del diesel en cuanto al esfuerzo de torsión y la energía generada a diversas velocidades (entre 1.000 y 2.000 revoluciones por minuto) pero además, el combustible de jojoba demostró que tenía mayor rendimiento, logrando que el motor trabaje mucho más eficiente y silencioso que con el diesel.
Con calma
“La jojoba transformada en combustible brindará excelentes resultados económicos en el futuro próximo, será el oro vegetal del desierto, lo cual impactará positivamente en las familias de la III Región”, asegura Miguel Soto.
El proyecto agroindustrial que encabeza ha logrado cambiar el rostro del desierto en los últimos ocho años, tras masivas plantaciones a cargo de un pelotón de 150 mujeres, al abrir nuevas fuentes laborales e inyectando recursos económicos frescos a familias que antes sólo vivían de la minería.
Si bien el potencial del aceite de jojoba parece ser enorme, Claudia Botti, ingeniero agrónomo de la Universidad de Chile, quien estudia el arbusto hace más de quince años, es mucho más cauta en sus predicciones. “Aún queda mucho tramo por recorrer antes de llegar a producir aceite para transbordadores en nuestro país. Actualmente Chile cuenta con poco más de 250 hectáreas de jojoba cultivadas, de las cuales el 90% son utilizadas para producir extracto de jojoba para uso cosmético y el porcentaje restante para otros usos medicinales y lubricantes”.
Así, quizás antes de pensar en producir aceite industrial para el mercado espacial, habría que estimular a los agricultores chilenos a que se atrevan en el negocio y planten más arbustos de jojoba.
Botti advierte. “Estoy cierta que es un excelente lubricante para producir combustible, pero el asunto pasa por precio, volumen de producción y mercado y en ese punto es donde topamos hoy por hoy”.
Si bien implementar el producto de manera industrial sería un desafío enorme por las grandes cantidades de semillas que se necesitarían, también este nuevo combustible puede iniciar una revolución en los fabricantes de vehículos que utilizan petróleo para moverse. Mientras tanto, la jojoba ya comienza a ganar popularidad en ciertas regiones, especialmente de climas calientes, suelos salados e incluso desérticos como la experiencia del norte de Chile.
Incipiente producción
Anualmente en Chile se producen cerca de 50 mil litros de aceite de jojoba, siendo demandadas por el momento sólo para fines de uso cosmético por diversas compañías, de Estados Unidos y Japón, que ya han ofrecido comprar cantidades de aceite equivalente a la producción de hasta 1000 hectáreas. O sea, nuestro país dispondría de 955 hectáreas con producción asegurada que aún no son explotadas.
Investigaciones en Chile
Desde 1988 que un equipo de investigación de la Universidad de Chile, con apoyo de Fondef de Conicyt, liderado por Claudia Botti viene estudiando la jojoba, logrando obtener variedades altamente productivas y adaptables a nuestros suelos en condiciones árido y semiárido.
“Seleccionamos variedades resistentes y de alto rendimiento de semillas, para luego probar su comportamiento en distintas regiones del país. Algunos clones presentaron buena adaptación y rendimiento principalmente en las regiones I, III y IV”, cuenta Botti a La Nación.
Hoy, la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile, ofrece a los emprendedores y empresarios, interesados en invertir en este prometedor negocio, un paquete tecnológico consistente en dos productos principales: la asistencia técnica en el manejo de los cultivos y la venta de plantas de jojoba seleccionadas, pues cuenta con una capacidad de suministro de 100.000 plantas anuales.
Datos
-La jojoba se introdujo a nuestro país en la década del ’70, procedente desde Israel y Estados Unidos, aunque la especie es originaria del Desierto de Sonora.
-El aceite de jojoba se extrae a través de técnicas de prensado e idealmente sin la utilización de solventes (químicos).
-Su fuerte está en la cosmetología, en productos que logran dar brillo y volumen al pelo, en lociones para después de una afeitada, para aumentar la elasticidad de la piel y como emulsionado de piel seca
-Otros mercados del aceite de jojoba son para aplicarlos en pinturas, barnices, productos antiespumantes.
La Nación
04/05/04
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