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El país requiere de la asociación entre la empresa y la universidad

Publicado 18-07-2004

Un cambio en la institucionalidad que dé mayor prominencia a Conicyt postula el rector de la Universidad de Chile, Luis Riveros. Estima que de ello depende un mejor uso de los recursos, y permitiría tomar decisiones sustantivas en la colaboración entre el sector productivo y el creador de conocimiento.

 

 

Años atrás, el posgrado era la guinda de la torta, la última instancia para cerrar el ciclo de formación de un profesional. Hoy, en cambio, ha pasado a ser parte de la torta misma, y así lo confirma el rector de la Universidad de Chile, Luis Riveros.

 

En este sentido, destaca la evolución que han sufrido los objetivos de estos programas en los últimos años.

 

– ¿Cuál es el fin de un posgrado?

 

“Cumplen con tres propósitos fundamentales: proveer entrenamiento profesional avanzado y especializado, lograr un nexo activo y productivo con las empresas, y permitir el desarrollo académico de la gente que está pensando en los temas que serán necesarios a futuro para el país”.

 

– ¿Se puede afirmar que ha cambiado su posicionamiento?

 

“Así es y, además, presenta dos líneas principales en su desarrollo: la especialización profesional, que está representada principalmente por los magíster, postítulos y diplomas, y la investigación, que a través de los doctorados permite pensar los temas de punta a nivel universitario y empresarial. Hoy en día el sistema nos está llevando a una mayor confluencia entre la empresa y la universidad. Esto, debido a que la misma empresa, para ser más competitiva, debe estar cada vez más cercana a la frontera del conocimiento. Creo que es un reto muy importante el estar al frente de los cambios, y eso requiere que ambos mundos estén en un diálogo directo”.

 

Necesidad de cambio

 

– Se ha criticado el exiguo porcentaje que destina el país, en general, y la empresa, en particular, a la investigación y al desarrollo. También que la unión entre universidad y empresa es absolutamente necesaria. ¿Cómo evalúa lo hecho hasta ahora?

 

“Creo que necesitamos perfeccionar los instrumentos con los que contamos hoy, como el Fontec y el Fondef y otros que alientan esta relación universidad empresa. Tenemos que rediseñarlos para que sean más atractivos para la empresa, para que no piense que está subsidiando una investigación que puede ser que resulte interesante. La perspectiva debe ser distinta, que la compañía está invirtiendo recursos en una iniciativa que puede ser tremendamente rentable, para lo cual necesita asociarse con quienes están pensando en esos temas. En este sentido, el parque científico-tecnológico que planea la Universidad de Chile cumplirá un rol muy importante, ya que en muchas partes del mundo es en estos recintos donde interactúan las empresas y los centros de investigación. Aquí todavía no hay una relación desde la universidad hacia la empresa, porque ésta ha sido tradicionalmente una entidad que investiga y envía su resultado a los privados, los que luego ven si la usan o no. En ese contexto, el desarrollo de la línea de doctorados de investigación aplicada en la transferencia tecnológica es de fundamental importancia. Asimismo, los que tienen que ver con el desarrollo académico, porque para hacer investigación de punta tenemos que tener gente que esté pensando en ella”.

 

– Es un desafío pendiente desde hace bastante tiempo…

 

“Siento que todavía tenemos esta actitud de inocencia respecto a que el mercado nos va a decir hacia donde vamos. Pero el mercado en estas cosas sitúa las decisiones en un contexto de corto plazo, y aquí estamos hablando de adelantar para los próximos cinco o diez años, por lo cual necesitamos decisiones políticas más sólidas sobre qué es lo que queremos desarrollar en nuestra área de ventajas comparativas. Tengo la sensación de que si sólo seguimos el dictado del mercado, vamos a continuar haciéndolo muy bien como exportadores de fruta, de palos y de piedras. Tenemos que aventurar en las nuevas ideas y posibilidades, para lo cual debemos contar con más investigación aplicada, pero siento que todavía el trabajo universidad empresa es muy débil”.

 

– ¿Quién puede tomar el liderazgo y concretar una iniciativa de esta naturaleza?

 

“El problema es que no tenemos una buena estructura para tomar decisiones, y eso debe cambiar. La Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt) ya no debería depender del Ministerio de Educación, sino estar al mismo nivel que el Ministerio Secretaría General de la Presidencia o algo así. Esto, porque tiene que ser una coordinadora de las acciones que tienen que ver con muchas otras áreas ministeriales, y eso requiere de una redefinición de lo que actualmente concebimos como un aparataje en la toma de decisiones en esta ámbito. En este sentido, les asigno un tremendo rol a Corfo y a Sercotec, pero no hay realmente en este minuto una implicación clara entre estas entidades y Conicyt. Menos aún considerando la lejanía de ellos respecto de otros entes que tienen algo que decir. Entre nuestros políticos hay una falta de conciencia sobre la importancia de los temas de largo plazo y, específicamente, aquellos relacionados con la educación, como los posgrados”.

 

– Se sostiene que además de los objetivos propios, la universidad debe responder al desafío inherente de la integración en el nuevo orden mundial y que, en ese sentido, los estudios de posgrado se vuelven una prioridad nacional. ¿Estamos conscientes de eso en Chile?

 

“No mucho, y menos aún entre los políticos. Es cierto que nuestro país tiene muchas prioridades y en estos días, a raíz del virus sincicial, vemos la enorme importancia que adquiere la atención primaria pública. Hay muchas prioridades, pero también hay distintos niveles entre ellas. Existen unas que son de atención y urgencia hoy día, y otras que tienen impacto de largo plazo, como es el caso de la educación. Creo que el país tiene que hacer un mayor esfuerzo en el ámbito educativo, y particularmente en lo que tiene que ver con la prospectiva productiva”.

 

– ¿Por qué cree que los políticos no aprecian esta materia?

 

“Porque están muy concentrados en los temas de corto plazo, les interesa lo de hoy, probablemente lo del próximo año también. Pero a cualquier político que uno le dice mire esto es importante para los próximos seis años, su actitud será: pero eso no tiene que ver mucho conmigo porque a lo mejor en seis años más no voy a estar en el cargo o voy a tener que ver otra prioridad en relación a mi reelección como concejal o como alcalde. Me parece que estos temas deben ser vistos desde otra perspectiva. Para mí, el verdadero liderazgo político se ubica en ese contexto, en la posibilidad de dar lineamientos a largo plazo en el país”.

 

Tema pendiente

 

Luis Riveros cuenta que es en estos momentos, ante los desafíos que debe enfrentar la educación, y en particular los posgrados, en que se acuerda de don Manuel Montt, que en 1840 tuvo la visión de lanzar proyectos que seguramente fueron considerados tremendamente controvertidos para su época: crear la Escuela de Artes y Oficios, la Universidad de Chile y la Escuela Normal de Preceptores. El rector asegura que el impacto de estas obras se vió hasta treinta años después, cuando el país ya se ubicaba en primera fila en materia intelectual y científica.

 

“Con eso como ejemplo, creo que es imprescindible recuperar en el mundo político esa visión de largo plazo. Lo que no significa desatender las prioridades inmediatas, pero tampoco puede seguir implicando que los temas a futuro paguen siempre los costos de los esfuerzos que se hacen en el corto plazo. Creo que eso no es lo que está en los discursos, pero los discursos hay que llevarlos de alguna manera a la acción, de tal forma que exista un compromiso real”, concluye el rector.

 

 

Publicado en El Mercurio (Ediciones Especiales)

18 de julio de 2004

Periodista: Soledad Pinto

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