Publicado 14-11-2006
Independientemente del rubro y tamaño de la empresa, todas deben invertir en capacitación para alinear a sus trabajadores en tomo al plan estratégico de la misma, proyectándola hacia el futuro al aumentar su productividad.
Bajo el entendido de que los Organismos Técnicos Intermedios de Capacitación (OTIC) debieran prestar asesoría para el desarrollo de las personas que trabajan en las empresas, y no tan sólo ser unos simples inscriptores de cursos en el Sence, la Corporación de Capacitación de la Cámara Chilena de la Construcción (CCO ejecuta su misión, procurando beneficiar no sólo a las empresas que contratan sus servicios, sino también a sus trabajadores.
En este marco, su esquema de trabajo considera cuatro niveles de contacto con las empresas (ver recuadro), a través de los cuales identifica cuál es la visión y misión de la empresa a apoyar y, lógicamente, cuáles son los problemas que ésta tiene para poder concretar sus objetivos; al reconocer estas variantes, la Corporación de Capacitación puede actuar con mayor precisión para determinar qué herramientas permiten potenciar la gestión de su personal y qué perfiles se requiere para sacar adelante su plan estratégico. “Cobra gran importancia conocer en profundidad cada empresa que atendemos y si los trabajadores que la componen conocen su plan estratégico y se encuentran alineados con éste, ya que sólo así las personas podrán recibir las capacitaciones que verdaderamente necesitan para mejorar sus competencias”, explica Alberto Ureta, director ejecutivo de la Corporación de Capacitación.
La investigación en educación es la clave de la calidad del servicio de capacitación, por esta razón la Corporación, periódicamente, invierte en esta área. “Hacemos investigación aplicada y hemos participado en dos proyectos Fondef, con dos importantes instituciones de educación superior del país, entre otras iniciativas; porque la capacitación continua es la única forma de red darse laboralmente”, sostiene Ureta.
Invertir en las personas
Según el ejecutivo, parte de la responsabilidad del empresario es preocuparse por entregar a sus trabajadores capacitación de calidad, que les permita estar en condiciones de ayudar a incrementar la productividad de la empresa, para -de alguna forma- asegurar la existencia de la misma, manteniendo y generando fuentes de trabajo, lo que, en definitiva, es un aporte de Responsabilidad Social Empresarial. “No se debe ver la capacitación corno una herramienta de relaciones públicas, sino como un modo de potenciar las capacidades de las personas, lo que incide directamente en la productividad”, destaca Ureta.
Así, el objetivo final de la Corporación es entregar a los trabajadores una capacitación que les dé seguridad para tomar decisiones acertadas para resolver los problemas que se presenten en la ejecución de su trabajo, a partir del análisis de los antecedentes que los provocaron.
La Corporación asesora a partir de la definición de competencias necesarias para los puestos de trabajo, según el plan estratégico de la empresa, es decir, al desarrollar el “sido de la persona” se debe definir las competencias que necesitan para hacer: la selección de personal, evaluar su desempeño, formular los planes de capacitación, ligar al sistema de remuneración y finalmente desarrollar las acciones de desvinculación que sean necesarias, en cuatro áreas específicas: conocimientos, habilidades mentales, destrezas físicas y actitudes para enfrentar las situaciones”, explica.
Fuente: CL.LA TERCERA
Fecha: 16/NOV/2006
https://www.conicyt.cl/bases/fondef/fondef/INVEST/3359153.HTML
Deja un comentario