Publicado 09-04-2011
Abril. 2011. Sistema automatizado creado por la Universidad Santa María. Los vegetales reaccionan ante compuestos dañinos para la salud de los trabajadores. Fuente: El Mercurio
Paula Leighton N.
A simple vista es una planta ornamental. Pero como si fuese una súper heroína del mundo vegetal, en realidad la Tradescantia pallida -con sus largas hojas y sus pequeñas flores color violeta- monitorea permanentemente la concentración de contaminantes ambientales en lugares de trabajo. Leves cambios de color en los estambres de la flor alertan cuando la concentración de compuestos tóxicos pone en riesgo la salud de los trabajadores.
Dentro de los próximos meses, investigadores de la U. Federico Santa María (UTFSM) comenzarán a probar este tipo de biomonitoreo en una empresa asociada al Instituto de Seguridad del Trabajo de la Región de Valparaíso.
Canario vegetal
Tal como antiguamente se usaban canarios para detectar gas en las minas de carbón, la Tradescantia pallida detectará compuestos orgánicos volátiles en lugares como fábricas de pinturas, calzado, adhesivos, muebles, imprentas y todas aquellas donde se manipulen solventes químicos.
“Un trabajador de la misma empresa que será capacitado por nuestro equipo estará a cargo de observar los estambres bajo un microscopio óptico para detectar sus cambios y así monitorear la toxicidad”, explica el profesor Francisco Cereceda, director del Centro de Tecnologías Ambientales (Cetam) de la UTFSM, donde se creó el llamado BioToxMonitor. Las plantas soportarán la mezcla de químicos particular del ambiente donde se ubicarán. Sus cambios se compararán con las mediciones químicas de otros equipos desarrollados por el Cetam, lo que permitirá extrapolar los cambios de la planta a lo que pasa con la salud de los trabajadores.
El BioToxMonitor es uno de los componentes de un innovador sistema de dispositivos automatizados para monitorear de forma sencilla y a bajo costo la calidad del aire en ambientes laborales.
“Las actuales tecnologías de monitoreo de la calidad del aire laboral son poco sensibles, inespecíficas y se usan de forma muy esporádica, por lo que sus mediciones no son representativas de lo que respiran a diario los trabajadores”, explica Cereceda.
El sistema del CETAM integra además equipos que muestrean los contaminantes químicos, monitores personales que pueden ser usados por los trabajadores y un software que registra y procesa la información química para así conocer la exposición real a diversos compuestos volátiles. “Será una suerte de ‘toximáforo’, indicando si la calidad del aire está en verde, amarillo o rojo”, ejemplifica el investigador.
A futuro, el equipo -desarrollado gracias a Fondef y en colaboración con la empresa estadounidense Perkin Elmer- se podría usar para monitorear ambientes exteriores.
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