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Como si fueran semillas, locos y almejas se “plantan” en el mar

Publicado 09-05-2011

Sistema de repoblamiento del mar permite una pesca sustentable y la recuperación del ecosistemas. En Chile recién comienzan a producirse semillas. Con estas palabras comienza El Mercurio, en su edición del 23 de mayo, un artículo que destaca los avances del Programa Hacia una Acuicultura Mundial de Fondef. Incluye una entrevista a Enrique Blanco, experto español en el área, quien visitó los proyectos en curso. Fuente: El Mercurio

 

 

Noticia de Aqua

 

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Como si fueran semillas, locos y almejas se “plantan” en el mar

Noticia publicada el 23/05/2011

 

 

Cuando la sobrepesca o desajustes naturales disminuyen las poblaciones de peces y moluscos no está todo perdido. Hoy los científicos son capaces de repoblar las zonas en peligro con individuos nacidos en cautiverio.

El Mercurio informó que el programa Hacia una Acuicultura Mundial (HUAM) de Fondef está dando los primeros pasos para unir a científicos y pescadores artesanales e introducir la agricultura marina en el país. Son once proyectos desde Antofagasta hasta Puerto Montt los que están trabajando para producir semillas o individuos de locos, erizos, almejas y algas para luego introducirlas al mar.

El proceso es muy complejo, dice el experto en repoblación de especies marinas de la Universidad de Fukuyama Enrique Blanco. “Las condiciones cambian en cada lugar, cada especie necesita distintos cuidados y el clima cambia de un año a otro por nombrar algunas de las variables. Por todo esto hay que conocer lo mejor posible el sistema y entender qué necesita cada especie para sobrevivir”.

Al igual que las semillas que se siembran en tierra, las especies marinas pueden ser criadas fuera de su hábitat para luego introducirlas al mar. Es justamente en esta primera etapa en la que están los proyectos locales.

Blanco cuenta que para iniciar el proceso hay que conocer la especie y su ciclo biológico. “Para asegurar las tasas de supervivencia de los individuos es necesario saber a qué edad se puede valer por sí mismos en el mar, solapar esa edad con la del resto de los individuos que ya está en el medio y así determinar cuándo soltarlos”. Se trata, dice, de hacer mini test de supervivencia para entender cómo, cuándo y cuánto liberar. La ecuación es compleja y cambia caso a caso.

Un ejemplo de ello es la repoblación de langostas. Si se mantienen en cautiverio más del tiempo adecuado ellas se vuelven caníbales y se eliminan entre ellas. Otro tanto pasa con los pulpos. Ellos suelen migrar y ser territoriales. Mantenerlos en cautiverio durante la etapa migratoria sirve para limitar su desplazamiento una vez en el mar.

Mientras más grandes los individuos, más posibilidades hay de que sobrevivan, dice Blanco, pero el costo de mantenerlos en cautiverio puede ser muy alto. Fondos que no sólo se van en la sobrevida de las semillas.

Todo el proceso puede ser bastante largo, pero si hay continuidad, advierte el experto, los resultados pueden ser muy buenos. “Depende de la especie, pero los porcentajes de recapturas puede llegar a rondar el 10%, lo que es bueno”.

Plan a largo plazo

El empeño es titánico, pero desde un principio se sabe que el esfuerzo es para capturar una pequeña fracción de los individuos liberados.

Un ejemplo extremo, cuenta, es el repoblamiento del ostión en Japón. El proceso comenzó en la década del 60 cuando la captura era de sólo seis mil toneladas. Hoy se llegan a extraer hasta 40 mil toneladas por la constante repoblación. Con ello “aseguran la sobrevivencia de la especie y, al mismo tiempo, de la pesca”.

La planificación tiene que ser a largo plazo, explica. “La fase inicial para conseguir reproductores de calidad es las más complicada. Se necesita el tiempo que cada especie requiere para la maduración y luego, por lo menos, dos años para perfeccionar la técnica”.

Enrique Blanco visitó los distintos proyectos y asegura que van por el buen camino. “Sólo necesitan replicarse en el tiempo para ver su efectividad”.

Primeras granjas

En los 11 proyectos, que incluyen a unos tres mil pescadores artesanales, se está trabajando con siete especies. El avance ha sido dispar. “Aún no dominamos completamente la producción de semillas con las que estamos trabajando, pero vamos avanzando con las almejas y la luga”, explica el coordinador del programa Cristián Lagos.

Ya están sembrando almejas y algas en Chiloé y están a la espera de los resultados.

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