Columnas de Opinión

Sobre datos, conectividad y ciencia

Publicado 30-11-2012

[Isabel Meneses, directora del Programa de Investigación Asociativa de CONICYT]

Mucho se escucha hablar sobre las insignes cantidades de datos que generan los radiotelescopios hoy en día. ALMA, sin tener aún todas sus antenas operativas, ya ha superado las posibilidades de los astrónomos chilenos de acceder, utilizar y almacenar esos datos para su análisis posterior. Pero los datos astronómicos no son los únicos existentes en el sistema de C& T que presentan esta situación. En una interesante reunión que se lleva a cabo en estos días sobre el tema de Long Term Ecological Research (LTSER) organizada por el Instituto de Ecología y Biodiversidad se discute sobre la cantidad de datos generada a través del monitoreo de ecosistemas a lo largo de Chile, sobre la larga data de información registrada por CONAF y sobre cómo ha llegado la hora de integrar esta información, racionalizar su colecta y su acceso, involucrar a los organismos públicos para que las decisiones respectivas a este ámbito (reducción de biodiversidad, cambios en el paisaje, sustentabilidad de los recursos naturales, manejo de flora y fauna, medición y efectos del cambio climático, entre otros) sean informadas y recurran y utilicen estos registros.

Ello se repite en incontables campos de la ciencia, dado que quiénes hacen ciencia deben hacerla en base a datos. Para enumerar unos pocos, consideren los datos oceanográficos que incluyen mediciones en la capa de oxígeno mínimo, el monitoreo en las variaciones de pH y salinidad debido a la influencia de agua dulce en el sistema, la información recabada sobre los recursos marinos incidentes en el manejo de las pesquerías. Consideren los monitoreos geológicos, movimientos de tierra, desplazamientos, etc., aquellos datos que resultan de la genómica y la proteómica de cualquier organismo, por mencionar algunos.

Cualquier recolección de datos es insuficiente e incompleta si no se realiza de manera continua y extendida en el tiempo, incluso aquellos datos noveles que la ciencia acaba de aprender a recabar deberán convertirse a la larga en un acervo acumulativo en el tiempo. Ello nos devuelve al planteamiento inicial, hay que poseer capacidad de almacenamiento, hay que poseer facilidades de conectividad y capacidad de transmisión de altas cantidades de información a una velocidad adecuada, hay que facilitar y coordinar su acceso.

Un primer gran esfuerzo está siendo realizado por el Laboratorio de Computación de Alto rendimiento (NHPC) alojado en el Centro de Modelamiento Matemático en conjunto con REUNA, reuniendo en una red de conectividad fotónica académica a 7 universidades con miras a incorporar a más.

Esto es un paso importante para la Ciencia en Chile, pero como dicen, cuando se cierra una puerta se abren muchas más, y la coordinación de estos esfuerzos, la difusión de sus alcances y una mirada proyectiva que permita ir resolviendo los nuevos problemas incorporados nos compete a todos.

Cómo se sustenta esta conectividad, cómo se amplía, quiénes son los organismos llamados a hacerse cargo de cada una de estas iniciativas y cómo se coordinan, cómo se financiará la recolección de datos en el largo plazo y de manera ininterrumpida son temas de una discusión que ya no está en el mediano o largo plazo. Se ha instalado para quedarse y debemos apurarnos en discutirla ahora.

 

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