Columnas de opinión

25 Años de Fondecyt , Discurso de Alejandro Maass

Publicado 06-12-2007

Presidente del Consejo Superior de Ciencia de Fondecyt, 4 de diciembre de 2007, Sala América, Biblioteca Nacional.

Presidenta de CONICYT, Sra. Vivian Heyl

Autoridades Universitarias

Consejeros de Fondecyt

Funcionarios de Fondecyt

Colegas Científicos

Señoras y Señores

Quiero partir lamentando el desastre ocurrido en Valdivia, a raíz del incendio que afectó a la Facultad de Ciencias de la Universidad Austral; es una gran perdida para la ciencia de este país. Vaya para ellos nuestro más sincero apoyo en estos momentos difíciles.

Estamos aquí para celebrar los 25 años del fondo más importante y tradicional de la ciencia chilena; y agregará, sin mucho temor a equivocarme, el más querido. Es importante repetirlo muchas veces. En sus más de dos décadas y media de historia, están presentes más de la mitad de los científicos activos chilenos, los que en consecuencia crecieron casi exclusivamente con Fondecyt. Es decir, al celebrar estos 25 años también nos congratulamos del nivel alcanzado por la ciencia y el desarrollo tecnológico chileno actual. No son hechos separados, este Programa nació para acompañar y potenciar este desarrollo. Es bajo el alero de Fondecyt, por ejemplo, que se han formado las últimas 10 o 15 generaciones de estudiantes de doctorado en Chile.

Pero la creación de Fondecyt no fue un hecho fácil, y no tenga porque serlo. Hubo muchos detractores y la discusión fue intensa. Como se suele decir, este Programa nació fuera de época, una rareza más a la que nos tiene acostumbrados nuestra historia.

Considerando lo anterior, me quedo con las conclusiones; sin duda la discusión fue muy creativa y profunda, y fijó los elementos cruciales que han dado estabilidad al Fondecyt. Por ahora sólo quiero referirme a la “estabilidad” en su dimensión temporal (ha durado mucho), pues siendo la ciencia y la tecnología elementos cruciales para el desarrollo de un país, y habiéndose vivido durante la última década la expansión más importante de masa crítica científica en Chile, el hacer avanzar al Fondecyt en todas las dimensiones que requiere no ha sido realmente algo trivial, ni mucho menos. Con esto no me quiero abstraer de los sucesos ligados a la presentación del Presupuesto 2008 y que nos hicieron sentir con tanta fuerza la importancia de este Programa. A ellos me referiró más adelante.

Pero cuáles son esos elementos o principios simples que han dado tanta estabilidad al Fondecyt? Cada uno de nosotros tiene sin duda una respuesta, sin embargo, me parece que es un buen momento para tratar de enumerar algunas de ellas; al menos aquellas que marcan cada reunión del “Consejo” o los “Consejos” de Fondecyt, para ser precisos. Pues son dos Consejos: Ciencia y Tecnología.

Me gustará compartir con ustedes algunos de estos elementos, principalmente desde el Fondecyt regular, el concurso emblemático de este fondo; por supuesto sin querer jerarquizar:

En lo puramente científico:

• Confianza en la seriedad, talento y capacidad creativa de los investigadores: para que emerjan desde la experiencia las mejores ideas que lleven al progreso de las disciplinas, para ponerse en contacto y combinarse con las mejores ideas que están naciendo en algún lugar del mundo, para multiplicar las miradas y generar puentes que unan los problemas de nuestra sociedad y el conocimiento que eventualmente puede ayudar a resolverlos.

• Evaluación de pares al mérito: esta idea tan fácil de enunciar muchas veces resulta difícil de explicar. Es donde nos da pudor. Un profesor francés me decía algunos años después de mi tesis: “Nos declaran científicos cuando aceptamos el juicio de nuestros pares”; gracias a ella somos diligentes al escribir un proyecto y nos preocupamos de la relevancia, actualidad y originalidad de nuestra investigación. Gracias a la ciencia hecha en Chile, y los productos del Fondecyt, tienen nivel internacional. Gracias a ella la ciencia chilena es hoy día, cien por ciento profesional”, y podemos pensar en innovar desde la ciencia y la tecnología.

En lo administrativo:

• Consejos independientes: el Fondecyt nace con dos Consejos: de Ciencia y Desarrollo Tecnológico. ¿Para qué?, ni más ni menos que para “administrar” (y no sólo repartir) los fondos públicos asignados a este Programa, el cual en sus inicios fue el único fondo público destinado a financiar ciencia fundamental. No es menor. Por esto mismo este Consejo se concibió independiente, “yo diría como el Banco Central de la ciencia”, para llevar un monitoreo técnico cercano y objetivo del desarrollo de la ciencia chilena en el contexto internacional, sin distinción de disciplinas, y para usar este conocimiento en la generación permanente, o en “tiempo real”, de acciones que optimicen la asignación de estos recursos.

• No cabe duda que el Fondecyt es y seguirá siendo el termómetro de la ciencia chilena: el Consejo, sus Grupos de Estudio y el personal de Fondecyt ven pasar más de 1.500 proyectos al año y esta cifra va en aumento. Todas las ideas en lo científico y tecnológico que produce Chile pasan por Fondecyt. No existe otro fondo que vea este nivel de detalle. Basado en esta experiencia, el Fondecyt tuvo la obligación de ser muy creativo, diversificando sus fondos: nacieron así los proyectos Fondecyt de estudiantes de doctorado; pensando en la inserción temprana de científicos. Por otra parte, los programas sectoriales en recursos marítimos; pensando en el desarrollo tecnológico y la innovación. Además, los centros de excelencia Fondap; cuando existió la percepción de madurez científica y la existencia de grupos que podían potenciarse con investigación colaborativa. Y, finalmente, el Fondecyt de Iniciación que, esperamos, llegó para quedarse.

• Los grupos de estudio: y nuevamente mis obsesiones numéricas: más del 25% de los científicos activos chilenos han sido miembros de algún grupo de estudio de Fondecyt. No hay mejor ejemplo de transparencia. Por otra parte, aprovecho de agradecer a los más de 200 investigadores que cada año apoyan a los Consejos para generar el mejor fallo posible, y que recoja las mejores ideas para el desarrollo de la ciencia chilena, valoramos su seriedad, entusiasmo y dedicación.

• Recurrencia de su concurso regular: este elemento siempre me ha obsesionado y para mí es otro gran secreto a voces del Fondecyt, lo que lo hizo de otra época: haber llamado compulsivamente a concurso durante los últimos 25 años; haber recibido informes de avance y finales hasta el 15 de marzo como un relojito. Así le dio una rutina a la ciencia chilena y, con esto, sustentabilidad en el tiempo. Ojala que en un futuro cercano pudiésemos darle recurrencia a todas las apuestas que hacemos en Fondecyt.

• Asumir la complejidad administrativa con procesos simples y transparentes. Como no agradecer y reconocer aquí, como científico y miembro del Consejo, a quienes practican esta rutina y la defienden como si fuese propia: a los funcionarios de Fondecyt que trabajando sin pretensión y con muy pocos recursos y tecnología, hacen de este concurso lo que es hoy día. Obtener del orden de 4.500 evaluaciones al año, de todos los rincones del mundo, es una tarea titánica.

Y termino con dos elementos, diría “estáticos”:

• Simple y sin complejos, lo más cercano posible a las necesidades del investigador y la esencia de una investigación científica o tecnológica.

• Con capacidad de adaptación, mutándose a la velocidad del desarrollo y despojado de todo tipo de prejuicios.

Para empezar a finalizar quiero pasar al Futuro, eso es lo más importante, hoy que Chile se ha puesto tantos desafíos por delante y habla de ciencia, tecnología e innovación. Sin duda, Fondecyt debe continuar siendo un actor importante, sin duda no el único, pero el central. Estoy convencido: no existen problemas relevantes para el desarrollo de la sociedad chilena que no requieran de ciencia fundamental y de crear tecnología desde ésta para resolverlos. En los países que queremos emular es una evidencia que hace tiempo afortunadamente dejó de discutirse.

Y aquí quiero volver a lo técnico, a lo objetivo, donde no hay dudas; es aquí donde aparecen los desafíos. Lo bueno: Chile cuenta hoy con el doble de científicos que hace una década, y cada vez más profesionales e insertos en el mundo. En algunas áreas de las ciencias sociales ha sido explosivo, y estimaciones conservadoras que incluyen elementos como el número de doctores formándose en Chile y el extranjero, las inversiones académicas impulsadas en regiones, en universidades, en institutos de investigación y en empresas de desarrollo tecnológico, nos indican que aún tenemos diez años de crecimiento de la masa científica nacional, es decir, el régimen estacionario se ve lejano. Estamos saliendo del régimen de los muy pequeños números (pues de verdad somos pocos).

Algo de apariencia difícil, pero crucial para dar el salto que se quiere dar. Sin duda no es fácil, pero no tratar de enfrentar esta realidad serla una gran irresponsabilidad y una gran perdida de recursos. En Fondecyt hemos estimado en sobre el 10% el promedio de perdida de buenos proyectos por falta de recursos en los últimos 5 años. Pero también hubo una noticia positiva: se creó el Fondecyt de Iniciación, con fondos “calcados para un programa como este”, los fondos de innovación. Una alegría para todos: una vez evaluados los primeros 113 proyectos de iniciación en su primer año hubo sobre un 95% de satisfacción, marchan bien y gozan de mucha salud científica.

Lo más difícil: hacer corrientemente la ciencia del nivel y del tipo que necesitamos para dar el salto que queremos como país “cuesta mucho más”; y esto es así, no hay vuelta y hay que reaccionar rápido y generar alternativas. En Fondecyt estimamos que nos hemos quedado atrás en al menos un 40% en promedio en el financiamiento de nuestros proyectos.

Un tema tan delicado como éste, que incide directamente en el desarrollo de un país, motivó al Consejo a elaborar un plan de desarrollo de Fondecyt, que entre otras cosas dio como resultado una propuesta de presupuesto para el 2008.

Bajo ese contexto, sabíamos que el ejercicio era relevante, por eso fuimos muy rigurosos. Lamentablemente pasó lo que todos sabemos que pasó, no todos pensaban lo mismo que nosotros. Y hubo que discutir, tal cual como pasó en los inicios de Fondecyt; entre muchos que creen y otros que no creen, entre los que les gusta informarse y los que prefieren sus propios prejuicios. Pero para ser positivo, pues la ciencia es positiva, quiero decir que de esta discusión algo surgió, la comunidad sorprendió y fue escuchada, todavía no es lo óptimo, y hay que seguir conversando, no en 3 años, ahora, mañana, pasado; antes, durante y después de los fallos. Pues ya no hay tiempo. Hay que discutir hasta borrar la sensación de que la ciencia chilena y la formación de doctores no son importantes, y cumplir otros 25 años sincronizados con todos los actores de la ciencia y tecnología chilena.