Columnas de opinión

La inteligencia de los pueblos

Publicado 02-09-2011

El Dr. Mario Hamuy es docente del Departamento de Astronomía de la Universidad de Chile.

Chile vive momentos claves. En menos de 24 horas el Presidente Sebastián Piñera se reunirá en el Palacio de la Moneda con los representantes de la Confech, en un esfuerzo por tratar de ponerse de acuerdo respecto a qué tipo de educación queremos para nuestro país. En la antesala de este crucial encuentro es relevante recordar la necesidad de incorporar la formación científica y tecnológica de nuestros jóvenes desde la misma educación básica. La curiosidad por la naturaleza debe inculcarse desde el primer eslabón de la cadena de la formación de capital humano avanzado, en cuyo otro extremo están los investigadores científicos. Si dejamos fuera a jóvenes que reciben una mala educación, el país dilapida su materia gris y posterga su desarrollo en un mundo que cada día compite más en base a la inteligencia de sus pueblos.

 

Con una inversión en I+D de sólo 0,4% de su PIB, Chile aparece muy rezagado en el concierto mundial y con un gran desafío en la consolidación de su desarrollo. De acuerdo al reciente estudio de la Royal Society, “Knowledge, Networks and Nations: Global scientific collaboration in the 21st century”, en 2007 se publicaron a nivel mundial 1,58 millones de artículos científicos, se contabilizaron 7,1 millones de investigadores y una inversión de US$ 1.146 billones en I+D que corresponde a un 1,7% del PIB mundial. Entre 2002-2007 la productividad científica y el gasto en I+D a nivel global aumentaron en un 45%.

 

En Chile, sin embargo, a pesar de nuestra distancia con estas vertiginosas cifras, se detectan señales alentadoras. Hemos visto un importante aumento en los últimos años en el número de becas de postgrado otorgadas por el Estado para estudios tanto en Chile como en el extranjero. En la reciente propuesta del Gobierno del Presidente Piñera, sobre mejoramiento de la educación superior, se propone aumentar a 600 los proyectos Fondecyt, lo que significa un incentivo directo a la ciencia básica.

 

Recientemente, el Presidente del Senado, Guido Girardi, ha anunciado el “Congreso del Futuro”, evento que el poder legislativo está organizando para fines de este año con la participación de destacados científicos nacionales y extranjeros -incluyendo varios Premios Nobel- cuyo fin es superar la brecha tecnológica y la creación de una conciencia política y ciudadana sobre la importancia de los avances científico-tecnológicos en sus vidas. Por estos días, se estudia en el Parlamento una nueva festividad que se agregará al calendario de todos los chilenos: el Día Nacional de la Ciencia y la Tecnología. Estas son señales valiosas desde distintas instituciones del Estado que revelan una creciente valorización por la ciencia por quienes toman las decisiones en Chile.

 

La ciencia ha transformado al mundo y hoy ya no es un privilegio de los países desarrollados. Todo lo contrario, la base científica es parte fundamental del desarrollo tecnológico y vehículo irrenunciable para derrotar la pobreza y apoyar la gobernabilidad de los países. Así lo han entendido las economías emergentes como: China, India, Corea del Sur y Brasil, que se han propuesto alcanzar un gasto en I+D sobre el 2% de sus respectivos PIBs en los próximos años. Es imperioso que Chile siga este ejemplo, confíe en sus científicos y se proponga alcanzar una inversión de, al menos, un 1% del PIB en un breve plazo.

 

Para ello es vital el compromiso del Estado así como la inversión privada en investigación (Chile tiene una de las tasas de inversión privada en I+D más bajas del mundo) y donaciones filantrópicas (la Fundación Bill y Melinda Gates en EE.UU., por ejemplo, realizó un aporte de US$ 3.000 millones a la investigación en 2009). A estos actores (investigadores, Estado, privados) debe sumarse el esfuerzo de periodistas, con el fin de difundir los resultados de la investigación científica en la sociedad, de modo que la ciudadanía pueda aquilatar el aporte que significa no sólo al progreso del conocimiento humano, sino también a mejorar la calidad de vida de los pueblos.

 

Mario Hamuy Wackenhut

Presidente Consejo Superior de Fondecyt de CONICYT

Académico Universidad de Chile