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Erika Himmel König Evaluadora CONICYT es galardonada con el Premio Nacional de Educación 2011

Publicado 09-09-2011

[09/09/2011] “Una beca proporciona una experiencia tanto de aprender como de enseñar, porque en ellas veo otras formas de acceder al conocimiento que son tremendamente útiles, particularmente para aquellas personas que se van a desempeñar en el campo de la educación”.

 

 

Erika Himmel actualmente es parte del Comité de Educación, que evalúa las postulaciones presentadas en los distintos concursos de Becas de Postgrado administrados por el Programa Formación de Capital Humano Avanzado de CONICYT, en esa área. Su labor no ha sido menor, más ahora que le corresponderá ser parte del proceso de evaluación de las postulaciones a los concursos de Becas de Magíster para Profesionales de la Educación en Chile y en el extranjero actualmente abiertos. La premisa: formar más profesionales de excelencia en este ámbito.

 

Su primer acercamiento con CONICYT fue en el marco de la elaboración de proyectos con FONDECYT. “La idea es comprender qué aspiraciones tienen las personas y cómo piensan plasmar conocimientos nuevos en temáticas de educación en nuestro país”, dice la Premio Nacional, quien además señala que todo lo hace con la finalidad de servir a Chile.

 

Como parte de su amplio currículum, destaca su participación en el desarrollo e implementación de las pruebas estandarizadas en Chile, como la PAA, la PSU y el SIMCE. Luego de recibirse como profesora de Estado en Matemática en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, a los 26 años se convirtió en la primera mujer en recibir una beca Fulbright, cursando estudios de postgrado en la Universidad de Columbia.

 

A partir de su reconocida trayectoria, y de forma unánime, el jurado presidido por el Ministro de Educación, Felipe Bulnes, la designó como Premio Nacional de Ciencias de la Educación 2011.

 

¿Qué significa para usted haber obtenido este Premio?

En primer lugar, significa gratitud con Dios, porque me ha ofrecido muchas oportunidades. Y también gratitud con las personas que han creído en mí, que me han apoyado y que han sido tan estimulantes. Para mí, intrínsecamente, la educación es una forma de vida y creo que desde ese punto de vista todos debiéramos comprometernos por ser educadores y brindar educación informal a los niños, jóvenes y a nuestros semejantes.

 

¿Cómo considera usted que su experiencia aporta a los procesos de evaluación?

Cuando comencé mis estudios tuve la oportunidad de trabajar con dos profesores que eran pioneros en evaluación aquí en Chile, entonces muy tempranamente me inicié en el tema de evaluación. Luego pude desarrollar mi tesis, la cual centré en métricas y la capacidad proyectiva de las pruebas de bachillerato, que en la época eran las pruebas de selección universitaria.

Posteriormente tuve la oportunidad de cursar estudios en la Universidad de Columbia, mediante el financiamiento de una Beca Fulbright. Una de las especialidades era evaluación y medición, por lo tanto puede especializarme en dicha área. A mi regreso con mi jefa, doña Erika Grassau, que había estado en Estados Unidos y llegó con la idea de la Prueba de Aptitud Académica, comenzamos a desarrollarla, en lo que estuvimos cuatro años.

 

Desde su experiencia, ¿Cómo aportan las Becas de Magíster para Profesionales de la Educación, que actualmente tienen una convocatoria abierta, al perfeccionamiento de los profesionales de la educación nacionales?

Una beca proporciona una experiencia tanto de aprender como de enseñar, porque en ellas veo otras formas de acceder al conocimiento que son tremendamente útiles, particularmente para aquellas personas que se van a desempeñar en el campo de la educación. Uno recoge nuevas ideas y maneras de aproximarse al intercambio del conocimiento. En la época que yo fui a perfeccionarme a Estados Unidos, vi nueva tecnología, tienes acceso a las últimas publicaciones, y también es clave el hecho de conocer a profesores que son mediadores de lo más avanzado que hay en conocimiento. Por ende, es una experiencia incalculable y no es que sea transferida sin ninguna modificación en Chile: incorporas a tu país conocimiento nuevo.

 

¿Qué mensaje le entregaría a los postulantes a estos concursos?

Pienso que lo mejor es acceder al perfeccionamiento lo más tempranamente posible, con una pequeña experiencia en el campo, es decir unos dos o tres años, ojalá en aula. Creo que esto tiene una serie de ventajas, como estar sin compromisos de familia en el extranjero, lo que le proporciona a uno la posibilidad de brindar mucho tiempo al estudio, pero también invertir el tiempo al conocimiento de la realidad cultural del país en que uno está. También comprometerse a volver a Chile y compartir dicho conocimiento.

Por último, recomiendo que los postulantes se vayan a un país que no sea de habla hispana, ya que adquieres un beneficio adicional, porque perfeccionas un segundo idioma.

 

¿Cómo cree que los becarios deben volcar los conocimientos adquiridos y aprovechar esta oportunidad, en beneficio del país?

Creo que las oportunidades que se están ofreciendo a través del Programa (Formación de Capital Humano Avanzado de CONICYT) son excepcionales. Es verdaderamente único el optar en este momento por una beca para estudiar en el extranjero como nunca se había dado antes, especialmente para los educadores.

A la vuelta de la beca lo que deberían hacer es compartir, transferir lo que se pueda a la realidad chilena, experimentar con cosas nuevas, cualquiera sea su ámbito de desempeño. Compartir con sus colegas, alumnos y con la comunidad en la cual se desempeña. Pienso que cuando uno tiene la capacidad de compartir puede provocar un impacto en el medio.