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Investigadora de proyecto de inserción de CONICYT creará el primer Magíster en Paleontología de Chile

Publicado 01-08-2012

Además de contar con una prodigiosa trayectoria investigativa, Karen Moreno es una experta en “autogestionar” su propio camino hacia la excelencia académica. Actualmente, gracias a un proyecto de Inserción en la Academia de CONICYT, está diseñando el Magíster en Paleontología de Chile, en la Universidad Austral de Chile.

“La Paleontología es una ciencia que escasamente se ha desarrollado en nuestro país, es por esto que desde que comencé a dedicarme en esta área sabía que debía autogenerar las oportunidades en el exterior. Ahora vuelvo a Chile, tras casi 10 años, y mis expectativas son muy altas: quiero aprovechar todos los contactos que tengo y las habilidades aprendidas para generar una buena oportunidad de formación de científicos en el área de la paleontología en nuestro país”. Así resume Karen Moreno una década de esfuerzo que ahora está a punto de consolidarse en un producto inédito para nuestro país.

Esta paleontóloga nació en Chuquicamata, hija de un obrero de la mina y artesano en equipo de montaña y de una profesora de historia que partieron desde la capital a buscar suerte al norte. Su educación fue producto de escuelas y liceos municipales, incluyendo el Liceo No 1 de Niñas de Santiago. Posteriormente estudió Ciencias Biológicas, mención Zoología en la Universidad Austral de Chile, donde obtuvo la “Medalla Phillipi” por su excelente tesis.

Su pasión por la ciencia la canalizó además por medio de talleres de paleontología y otras actividades de divulgación dirigidas a público escolar, mientras seguía orientando sus actividades investigativas y docentes a la concreción de un doctorado, el que obtuvo finalmente en la Universidad de Bristol, Reino Unido, sobre huellas de dinosaurios del límite Jurásico-Cretácico de América del Sur y Biomecánica del pié en dinosaurios Ornitópodos. En ese contexto también pudo realizar una pasantía “pre-doctoral” de dos años en el Museo de Historia Natural de la Smithsonian, que tiene una de las colecciones paleontológicas más importantes del mundo.

Tras doctorarse con honores en enero del 2006, se integró a la Universidad de New South Wales, Sydney, Australia, para colaborar como asesor senior de investigación en proyectos enfocados en la modelización de la masticación de varios vertebrados tanto fósiles como modernos (tiburón blanco, dragón de Komodo, Chimpancés, Tigre dientes de sable, Tigre de tasmania y dingo entre otros), y posteriormente se trasladó a Paris donde ha llegado a ser investigadora asociada del Museum National d’Histoire Naturelle, luego ganó una beca del CNRS para un posdoctorado sobre la evolución de la mecánica masticatoria en homínidos en Toulouse y después fue contratada como profesora de paleontología en la Universidad Paul Sabatier en esta última ciudad antes de venirse a Chile.

Actualmente, es protagonista de un proyecto de Inserción de Capital Humano Avanzado en la Academia del PAI de CONICYT. Su principal objetivo es la creación del primer Magíster en Paleontología del país, además de otras actividades docentes y académicas que tienden a fortalecer la unidad donde se ha insertado, desde diversos ámbitos.

Desde tu experiencia, ¿Cuáles fueron los principales beneficios de estudiar afuera?

“Especialmente cuando uno está en centros de investigación de excelencia en el área que le interesa -lo que no es necesariamente bien identificado por los indicadores de excelencia de los ránkings internacionales-, representa la mejor oportunidad para aprender y desarrollar habilidades específicas, requeridas para un buen desempeño en el área de la ciencia al que uno se quiere dedicar”.

“Hay una frase que gráfica muy bien la importancia de estos intercambios: Los científicos pueden ver más allá porque están parados sobre gigantes. El conocimiento es un proceso acumulativo, es la herencia de generaciones de pensadores, y el estar en contacto con los centros donde se transmite esta herencia nos hace ser capaces de ver más allá y construir conocimiento a partir de esa cima que fue previamente cimentada por nuestros ancestros”.

“En el aspecto personal, viajar al extranjero te obliga a aprender otros idiomas bien, a estar en contacto con diferentes culturas y en lo cotidiano…a saber millones de formas de abrir puertas, de encontrar algo que comer, de lavar ropa, de recetas para cocinar, de reglas de saludo, del modus operandis de diversas instituciones, de horarios, etc. -y mientras nombro todo esto, me dan ganas de reírme de tantos chascarros vividos-. Esto proporciona una visión mucho más amplia y a mi parecer más humilde que contribuye también a ser más objetivos en nuestra vida científica”.

¿Cómo vislumbras la conexión entre tu formación y el aporte al desarrollo de nuestro país?

Mi formación contribuirá al desarrollo de la Paleontología en Chile. No se trata solamente de impresionar a los niños con enormes dinosaurios, ni de dar trabajo a gente con ideas locas. La Paleontología es una de las necesidades de un país, ya que es apoyo fundamental para la realización de mapas geológicos y la búsqueda de recursos minerales, es una forma didáctica y atractiva de estimular la imaginación, amplía la capacidad de pensar en un pasado y visualizar un futuro, nos enseña que somos parte de un sistema complejo y antiguo, el conocimiento de la prehistoria e historia del propio país desarrolla la identidad de un pueblo e incentiva la conservación y protección del patrimonio fosilífero, en consecuencia, aumenta la riqueza del país.