Mujeres en Ciencia

Verónica Burzio: “Chile ganará la carrera contra el cáncer”

Publicado 10-11-2015

Al año más de 8 millones de personas mueren como consecuencia del cáncer, 22 mil son chilenos. La crisis ha motivado a que científicos de todo el mundo trabajen para hallar un tratamiento efectivo. Verónica Burzio y su equipo se la juegan por ser los primeros.

Bioquímica de la Universidad Austral y Doctora en Biología Celular, Molecular y Neurociencia de la Universidad de Chile; Verónica proviene de una familia dedicada a la investigación. Su padre, Luis Burzio, es uno de los más destacados científicos nacionales y parte del directorio de Andes Biotechnologies, espacio donde Verónica se desempeña como investigadora senior.

El primer paso para el desarrollo de una cura, provino de la identificación de una diferencia entre las células normales y cancerígenas a nivel de ARN –descubrimiento que le valió el premio Pasteur en 2004 a Luis–. Luego, la investigadora y su equipo desarrollaron un método para aniquilar las células anómalas, aprovechándose precisamente de esa distinción, sin causar daño alguno al resto del organismo.

Las pruebas en ratones han mostrado una eficacia del 80% en la eVerónica-Burzio-300x225radicación de la enfermedad, por lo que a principios de octubre la FDA aprobó el inicio de la etapa I de ensayos clínicos. “Hasta ahora nuestros resultados preclínicos han sido prometedores, tenemos una tasa de éxito altísima en comparación a los tratamientos actuales. Nuestro enfoque es muy diferente al resto de investigaciones que se están realizando a nivel mundial, sin embargo creo que con este proyecto, íntegramente realizado en Chile, ganaremos la carrera”.

¿De qué trata tu investigación y para qué tipo de cáncer serviría?
Con el equipo de Andes Biotechnologies logramos desarrollar un método que elimina eficazmente las células cancerígenas sin dañar al resto de tejidos. Por el momento esta se está aplicando sólo a tipos de cáncer que generan tumores sólidos, como los de mama, vesícula o piel, pero eventualmente probaremos en cáncer de tejidos no sólidos, como la leucemia.

El tratamiento es suministrado a través de inyecciones día por medio después de que el tumor primario haya sido extirpado del paciente. Comúnmente cuando esto sucede, si no se sigue ninguna terapia, el tumor vuelve a reaparecer en el mismo lugar además de continuar su colonización en el resto del cuerpo. Es entonces cuando la metástasis, cuyo resultado es el surgimiento de tumores secundarios en otros órganos, culmina con la muerte del individuo en la gran mayoría de los casos.

Nuestro desarrollo no sólo impide que el tumor reaparezca, sino que también inhibe la metástasis tras la cirugía con una taza de éxito muy alta (alrededor del 80% en melanoma y cáncer renal). Lo que corresponde a un avance significativo comparado a las tasa más bajas de eficacia con que cuentan los tratamientos actuales.

¿Cómo se diferencian las células cancerígenas de las demás?
Todas las células del organismo tienen dos tipos de ARN mitocondrial –ácido ribonucleico, originados de la información genética (ADN)–. El primero está en todas las células que proliferan, como las de la dermis que se reproducen todo el tiempo, ya sean normales o tumorales. Mientras que el segundo sólo se encuentra a cabalidad en las células normales, ya que en las tumorales está muy disminuido.

Nuestra terapia se centra justamente en el tipo 2 ya que si lo atacamos, las células tumorales que tienen tan poco, mueren. Por su parte a las normales no les sucede nada ya que poseen suficiente cantidad de ARN 2 como para seguir viviendo pese a la destrucción de unas cuántas moléculas.

Una vez distinguidas ¿cómo se eliminan del organismo?
Lo que hacemos es implantar en la célula una cadena cortita de ADN, que por medio del apareamiento natural de bases nitrogenadas, se une al ARN 2. Ya instalada, esta actúa como señuelo para atraer a una enzima llamada RNasaH, que rompe la cadena y elimina la molécula de ARN 2.

Esta enzima está presente naturalmente en la célula y su rol es precisamente degradar cadenas de ARN cuando están unidas a ADN. Por lo que básicamente utilizamos un mecanismo ya existente dirigiéndolo a aquello que deseamos eliminar para que muera la célula tumoral.

¿Cuál es la eficacia del tratamiento?
Hasta ahora hemos realizado ensayos in vitro donde las células tumorales mueren en masa, pero también en ratones, todo acuerdo a los estándares de manejo de animales para minimizar su sufrimiento. Un tipo de ensayo consistió en inyectar estas células bajo la dermis del ratón y esperar a que se desarrollara un tumor grande, de aproximadamente 1 cm de diámetro.

Luego de la extirpación, el grupo control (placebo) generaba otro tumor en el mismo lugar a los pocos días y tras ser sacrificados, dos semanas después, las autopsias indicaban pequeños tumores en órganos vitales como pulmón e hígado. Por su parte los ratones tratados vivían meses sin generar tumores en el mismo sector y luego sus órganos vitales mostraban ninguno o muy pocos signos de metástasis.

Otro tipo de prueba utilizada fue el ensayo de metástasis, muy utilizado para estos fines, que consiste en inyectar células tumorales en la vena de la cola del ratón. Los animales del grupo control generaron focos de metástasis a los pocos días y fueron scarificados tempranamente, mientras que los tratados sí vivieron mucho tiempo sin problemas y sus órganos vitales mostraban nada o muy pocos signos de tumores.

¿En qué etapa está el proyecto?
A principios de octubre recibimos la noticia de que la FDA –organismo estadounidense encargado de aprobar nuevas drogas o tratamientos médicos–, aprobó el inicio de ensayos clínicos para nuestro tratamiento. Para ello nos asociamos con la Universidad de San Francisco en California, que tiene relación de larga data con nuestro laboratorio.

Por cierto que esta es la primera etapa, donde más que probar eficacia la idea es demostrar que no presenta riesgo de toxicidad en humanos y afinar la dosis adecuada. Aunque también se pueden obtener algunos datos de respuesta al tratamiento. Por ello se utiliza un protocolo llamado doble ciego, es decir que ni quienes están allá administrando las inyecciones, ni los pacientes, saben quién recibe el tratamiento y quién es inoculado con placebos.

Si tenemos éxito y pasamos la prueba del “no daño” en un pequeño grupo de pacientes (de 10 a 80), podremos continuar con la segunda etapa que evalúa seguridad y eficacia en un grupo más grande. Así hasta llegar a la tercera y ser oficialmente aprobados.

Dentro del equipo imaginamos que si eso sucediera, el tratamiento tal vez podría venderse en packs de inyecciones listas tal como se hace con las de insulina. Así la gente podría inyectarse en la casa y bajar los costos para el sistema de salud y para las personas en general.

¿Cuáles son tus perspectivas con respecto a este desarrollo?
Ahora estamos cruzando los dedos para que los ensayos clínicos salgan bien e ir avanzando etapas. Si lográramos obtener los mismos resultados en pacientes que los que hemos visto en ratones, sería un gran avance. Imagina que actualmente las drogas que logran reducir el cáncer en un 20% son consideradas exitosas, en nuestro caso que manejamos tazas de disminución en ratones de un 80%, lograr eso en humanos ¡sería la panacea! Algo nunca visto.

¿Qué sigue en tu carrera?
Continuaré con este proyecto para conocer los cómo, cuándo y por qué. Es decir, sabemos que cuando se destruye el ARN 2 de la célula tumoral muere, pero aún no comprendemos exactamente lo que sucede a nivel celular.

Por ello lo que quiero es dilucidar los mecanismos que se activan a nivel de proteínas o ARN y que conducen a la muerte de la célula. Qué proteínas suben o bajan y, en base a sus funciones, ir comprendiendo lo que ocurre en la célula tumoral. Tal vez en el futuro esto nos permita optimizar el tratamiento o añadir un nuevo blanco de ataque a nivel molecular, pero por ahora es curiosidad, es ciencia por ciencia.

¿Qué opinas de que las personas cada vez confíen menos en la ciencia y acudan al uso de terapias alternativas?
Me preocupa bastante la creciente desconfianza de las personas por la ciencia médica y la ciencia en general. Hay toda una corriente en redes sociales anti ciencia que me parece gravísima, los científicos tratamos de contrarrestarla pero somos pocos.

En el caso de la quimioterapia, se ha propagado la idea de que es peor que el cáncer y que hace más daño de lo que cura, pero eso es una falacia. Si las personas no se trataran la probabilidad de morir es de prácticamente un 100%, por lo tanto la terapia aunque reduzca en un 20% las posibilidades de fallecer, por ejemplo, ya es positiva. Es verdad que causa cierto daño pero si lo comparamos con la muerte, no hay otra opción.

Para probar una droga se debe realizar un procedimiento riguroso de varias etapas con mecanismos que aseguren su eficacia y seguridad, tal como lo estamos realizando con este nuevo tratamiento. Recomendar cualquier otra cosa es irresponsable y más aún lo es esparcir desconfianzas basadas en rumores que no resisten juicio alguno.

En ese contexto, ¿cuál es el rol de la difusión?
La difusión científica en cualquier país es primordial pero en Chile, haciendo un poco de mea culpa, los científicos históricamente no nos hemos preocupado mucho por dar a conocer lo que hacemos. Sin embargo últimamente hay más gente preocupada y haciendo difusión, esto aún está en pañales pero de a poco hay que ir cambiando la tendencia.

El objetivo no solo es contrarrestar la desconfianza, sino también que la gente sepa la importancia que tienen la ciencia y la tecnología como motor de desarrollo para las naciones. Chile no puede seguir dependiendo de materias primas para subsistir, si queremos ser desarrollados debemos invertir en ciencia y tecnología. Aquí el financiamiento es paupérrimo, el menor de la OCDE, ¿cómo vamos a alcanzar el desarrollo? A base de cobre y salmones no sucederá.

¿Has sentido alguna dificultad extra por ser mujer?
Nunca he sentido que me traten diferente, incluso cuando tuve a mi hija pude realizar el pre y post natal sin complicaciones. Es más, si uno recorre los laboratorios de biología al menos, se ve paridad numérica entre hombres y mujeres. El tema va en que hay menos féminas liderando a los equipos. No sé si esto es una cuestión de diferencias en personalidad entre géneros, o en qué irá, pero esa es la única diferencia ya que, a mi juicio, no obedece a diferencias intelectuales.