Paulina Montero, investigadora del Centro de Investigación en Ecosistemas de la Patagonia, CIEP.

Como hemos visto en el último tiempo, la falta de precipitaciones en la región es evidente. Esta baja cantidad de agua caída; además de afectar la productividad de los ecosistemas terrestres, también impacta la de los ecosistemas acuáticos. ¿Cómo? principalmente al producir fuertes fluctuaciones y reducción en el caudal de agua que corre desde los ríos hacia los fiordos.

La entrada de agua dulce a los fiordos aporta estabilidad a la columna de agua e incrementa la concentración de silicato en aguas superficiales, favoreciendo el desarrollo de aquellos blooms de microalgas ­conocidas como diatomeas,­ que mantienen altas tasas de producción de materia orgánica. El silicato es un nutriente esencial para el crecimiento y formación del frústulo (esqueleto) de las diatomeas, por lo tanto su reducción en la columna de agua producto de la baja entrada de agua dulce, disminuye también la presencia de estas especies dentro del sistema de fiordos.

Este cambio en la concentración de silicato altera la composición de la comunidad microalgal, que muchas veces resulta en una dominancia de especies oportunistas y de rápido crecimiento, con bajos requerimientos de silicato para su crecimiento, capaces de aprovechar la mayor concentración de otros nutrientes (nitrato, fosfato), transformándose en un grupo dominante dentro de la comunidad fitoplanctónica, que no necesariamente presenta altas tasas de productividad. Por otro lado, el cambio también puede presentarse con un incremento en la frecuencia de aparición de blooms de microalgas nocivas o tóxicas (dinoflagelados), que no necesitan silicato para su crecimiento.

En general, si la composición de la comunidad muestra un incremento hacia la proporción de organismos flagelados y/o hacia distintas especies no silificadas, se podría alterar la productividad del ecosistema, disminuyendo sus niveles de producción de materia orgánica. El que disminuyan los niveles de producción de materia orgánica, significa que se reduce el alimento disponible para los animales pelágicos y bentónicos que habitan el ecosistema de fiordos. Sin alimento, las poblaciones se reducen y finalmente se agotan o extinguen.

Vivimos en tiempos de cambio climático, por lo tanto es importante conocer cuáles son los múltiples efectos que provoca la variación (tanto disminución como aumento) del aporte de agua dulce en fiordos de nuestra región, más aún, cuando además ronda la posibilidad de la modificación del régimen fluvial dada la instalación de represas.

Fuente: El Diario de Aysén.