Publicado 18-01-2017
Victoria Lobos (28 años), ingeniera agrónoma de la Universidad Católica de Temuco, fue destacada entre los 100 Jóvenes Líderes del 2016 por la Revista Sábado del Diario El Mercurio, publicada en diciembre pasado. En ella se destacó la importancia y proyección de su investigación: el desarrollo de la primera levadura de uso en bebidas fermentadas en Chile, América Latina y el Caribe.
La investigadora se tituló en 2014 y cuatro años antes comenzó a estudiar las levaduras. Sobre los inicios de este estudio, en el cual basó su defensa de pregrado, Lobos señala que “la investigación surgió porque me gustaba la idea de darle a Chile la primera levadura chilena para uso cervecero. No podía creer que siendo un país vitivinícola y cerveceros innatos, tuviéramos que importar el 100% de estas materias primas, teniendo un país tan interesante para estudiar los microorganismos y su fermentación”.
Gracias a este proyecto, en el 2014 se adjudicó el Concurso de Valorización de la Investigación Universitaria (VIU) de Fondef para elaborar un plan de negocios y en 2015, fue una de los 15 investigadores becados por el Fondo Newton-Picarte para participar en el Programa Líderes en Innovación (LiF) en Reino Unido, donde obtuvo el primer lugar “Leader in Innovationship”. Este consistió en una pasantía intensiva de negocios realizada por la Royal Academy of Engineering en Londres (RAEng) y la empresa comercializadora de investigación y tecnología de la Universidad de Oxford, Isis Innovation.
Al volver a Chile, Victoria Lobos creó el spin off, Patagonian Yeast, empresa con laboratorio y base en Temuco, para desarrollar y comercializar levaduras para la industria de bebidas fermentadas. Actualmente, cuenta con una colección de cultivos de microorganimos nativos, ya aislados y caracterizados, que están en proceso de patentamiento para ser lanzado al mercado y así abastecer localmente a la industria cervecera del país.
Líder en el mundo cervecero
La investigadora cuenta que su experiencia ha sido tan innovadora que ha captado la atención de la industria cervecera en Europa y Estados Unidos, logrando formar una red colaborativa con importantes convenios a nivel internacional, mediante los cuales pretende expandir su producto a los cinco continentes. De hecho, el año pasado estuvo en República Checa y Bélgica con investigadores y productores cerveceros intercambiando experiencias e ideas de investigación, desarrollo e innovación en el ámbito de las levaduras.
¿Cómo partió esta colaboración con el extranjero?
Como no hay mucha información de microorganismos en Latinoamérica, todos los investigadores con los que he conversado que han visto mi iniciativa e investigación, se han cautivado. De ahí parte todo. El año 2016 fui a diferentes reuniones en EE.UU. y la Unión Europea, y gracias al interés de ambos, pudimos cerrar diferentes convenios de colaboración. Uno de ellos, es con el Institute of Food Research del Reino Unido. Nosotros queremos investigar nuevos microorganismos innovadores para la industria, postular a proyectos en conjunto y traer a los productores de bebidas fermentadas a Chile, nuevos microorganismos, para que puedan innovar en sus recetas y acceder a mejores mercados, entre otras iniciativas.
¿Qué ha sido lo más difícil para ti en este proceso?
Me titulé hace poco y que hasta el momento solo tengo un pregrado, por tanto lo más difícil ha sido ponerse a la altura de la biotecnología y la innovación que se hace en el extranjero, vinculándome con personas que tienen 30 años o más en la industria, y que te llaman y te piden una reunión porque están interesados en lo que estas desarrollando. Por ejemplo, hace días me contactó un profesor de una universidad de Portugal, que quería conversar conmigo porque estaba muy interesado en mi trabajo y en unirse a las futuras investigaciones. Todo esto me motiva mucho porque es lo que realmente me apasiona, es lo principal para el emprendimiento.
¿Cómo te has sentido investigando en un rubro eminentemente masculino?. ¿Has sentido alguna barrera?
Creo que todo parte de una misma. Para mí no existe la autodiscriminación, yo ando en moto, soy científica “chelera” (cervecera), entre otras cosas. No es tema ser mujer. La gente a veces se sorprende y son ellos los que echan a un lado ese baúl de discriminación que tienen en sus mentes. En Chile, claro que es más difícil y es fácil escuchar “mira, una mujer en moto” o “¿esta cerveza la hizo una mujer?. Pero al no tomar atención de todo esto, no lo alcanzo a pensar, por lo que dejan de ser barreras. En el extranjero es muy diferente, allá están más acostumbrados y el nivel es más competitivo. En otros países no es tema que seas mujer y puedes apertenecer cualquier grupo.
¿Qué mensaje le darías a las científicas y científicos jóvenes que están investigando y apostando por el emprendimiento y la innovación?
Emprender es un trabajo que involucra mucha pasión y constancia. Hay algunos retrocesos, fracasos y éxitos, pero todas esas curvas son las que hacen del emprendimiento algo genial. Si quieren vivir felices, levanten una idea en la que crean y vivan para servir a esa idea. No se dejen esclavizar por el mercado. Creo que hay tres ingredientes que se necesitan para este viaje: persistencia, pasión y valor. Estos ingredientes, pueden llevarte más lejos que cualquier otra cosa.
¿En qué estás ahora y cuáles son los desafíos a futuro?
Hoy estamos con mucho trabajo de laboratorio, estamos trabajando en los laboratorios de la Universidad Católica de Temuco (UCT), quiénes nos han apoyado desde siempre. Además, tenemos microorganismos nuevos e interesantes, estamos evaluando micro fermentaciones y trabajando en nuevas publicaciones científicas con la Dra. Ximena Petit-Breuilh. El gran desafío es que Chile tenga sus propias levaduras, de origen nativo y aisladas por investigadores chilenos de gran nivel. El objetivo es que crezcamos intelectual y científicamente en estos rubros. Tenemos potencial, “si quieren que lo demostremos, pues lo demostramos”.