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Los científicos deben hacer de todo

Publicado 14-04-2003

El laboratorio no lo es todo. En Chile ya ocurre lo mismo que al doctor Timothy Rials en Estados Unidos. Administrar recursos humanos, buscar financiamiento y hasta negociar contratos son parte del trabajo habitual de hoy.

 

Los colegas del doctor Timothy Rials, director del Centro de Productos Forestales de la Universidad de Tennessee, viven tan acostumbrados a la rutina con las empresas que uno de sus estudios es por encargo de los productores de un famoso whisky.

 

¿Laboratorio forestal y alcohol? Los investigadores intentan saber qué propiedades de la madera de los barriles hace que el trago sea tan bueno. La marca, por supuesto, es confidencial.

 

Rials vino a la Universidad del Bío Bío para hacer su aporte en materia de adhesivos en la industria de tableros, sin embargo, él representa algo más. En Estados Unidos vive en grande lo mismo que comienzan a experimentar los científicos chilenos.

 

Los investigadores deben ser hábiles en el laboratorio, en la administración de recursos (humanos, financieros e insumos), en la búsqueda de fondos, en relacionarse con las industrias y, por si fuera poco, en ver la letra chica de los contratos.

 

Cada vez es más frecuente la cláusula de confidencialidad que, como en el caso del whisky, obliga a los científicos a silenciar los descubrimientos que, en otras circunstancias, habrían predicado a los cuatro vientos en las revistas especializadas.

 

“No hay una preparación especial para que los científicos aprendan estas cosas”, dice el profesor Rials, pero cada vez es más importante en la formación de doctores. Ahí los candidatos a ese grado están obligados a presentar informes con un buen sustento financiero, por ejemplo.

 

Y en materia de confidencialidad, él ha optado por hacer sus propias exigencias, como poner límite al período de silencio. La media en Estados Unidos es de entre tres y cinco años, lo que da a las empresas tiempo suficiente para “sacar provecho” de la exclusividad… Y todos quedan felices.

 

A la UBB y a algunos empresarios del área de los tableros también quiere traer felicidad. Llegó como invitado a colaborar en un proyecto que tiene a la industria local con los ojos bien abiertos.

 

El Sur de Concepción

13 de abril de 2003

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