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Científicos chilenos avanzan con éxito en inmunoterapia contra el cáncer

Publicado 22-08-2003

Cuando el melanoma –tumor de piel– se ha diseminado al resto del organismo, no hay nada que lo detenga, el paciente tiene los días contados. Pero este pronóstico puede cambiar, gracias a una terapia de punta que está siendo probada clínicamente en unos pocos centros alrededor del mundo, incluyendo el Laboratorio de Inmunología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. Se trata de la inmunoterapia, que manipula el propio sistema inmune para que reconozca y destruya las células tumorales, y que mundialmente ha permitido salvar al 15% de los pacientes con este tipo de enfermedad. En el país, el inmunólogo Flavio Salazar y el oncólogo Carlos Ferrada, ambos de dicha casa de estudio, comenzaron a probarla hace un año con resultados bastante prometedores.

 

Y es que ya han aplicado el tratamiento a quince pacientes con enfermedad avanzada, de entre 24 y 35 años de edad, que no han respondido a las terapias tradicionales para combatir la patología. “Hemos observado que en el 60% de los casos hubo positiva respuesta inmunológica y sin efectos colaterales, mientras que en sólo dos se constató regresión tumoral, lo que es muy esperanzador”, afirma Salazar.

 

A grandes rasgos, el método consiste en extraer sangre del paciente para aislar poblaciones de glóbulos blancos o monocitos, que luego son cultivados en el laboratorio y estimulados con proteínas denominadas citoquinas. Dicha manipulación las convierte en células dendríticas las que son sensibilizadas con extractos de células tumorales – del mismo paciente o ajenas- que se reintroducen o vacunan en su organismo para provocar una respuesta inmunológica contra las partes malignas.

 

Cuando se produce un crecimiento tumoral -una infección u otro elemento extraño-, explica el doctor, estas células reciben una señal de alarma, se desplazan hacia el lugar amenazado y engullen una que otra célula maligna. Entonces, moléculas específicas del tumor aparecen en sus membranas, los antígenos. Luego, migran a los ganglios, hogar de los linfocitos T, a los que les presentan estos antígenos. Con ello, los linfocitos se activan y se dividen en millones de copias con una sola misión: encontrar el tumor y aniquilarlo. “Sin células dendríticas, los linfocitos seguirían circulando sin ver el tumor”.

 

Otros cánceres

En los últimos cinco años se ha logrado probar que este tipo de vacunas produce respuestas clínicas satisfactorias en melanomas malignos, linfomas no Hodgkings y otras neoplasias. El empleo de células del sistema inmune modificadas para el tratamiento oncológico, se encuentra ampliamente documentado por estudios internacionales que han probado y se encuentran explorando distintos protocolos clínicos. Según el doctor Flavio Salazar, el método es totalmente inocuo y no tiene efecto colateral alguno.

 

De hecho, para el próximo año proyecta tratar otras clases de cáncer, como el renal, mamario y linfático, que en distintos países han respondido a la inmunoterapia. “Al parecer, ciertos tumores están más asociados al sistema inmune que otros”, explica Salazar. El linfoma es un caso especial de ello. La quimioterapia surte bastante efecto en él, pero suelen quedar células tumorales remanentes que con el tiempo vuelven a multiplicarse. Estudios clínicos han probado que la inmunoterapia elimina residuos en un cien por ciento.

 

Nuevo camino

La inmunoterapia ha abierto un camino inexplorado, pero de ahí a que sea la solución definitiva contra el cáncer hay un trecho bastante largo, advierte Salazar. Y es que los principios de esta técnica son los mismos que los de una vacuna normal: no es posible usarla para prevenir el cáncer, ya que cada tipo posee sus propios antígenos, (moléculas extrañas o patológicas).

 

“Que haya respuesta inmunológica no significa necesariamente que el tumor sea eliminado. Puede haber crecido o es posible que utilice otros mecanismos de escape, como no presentar ningún antígeno en sus membranas para pasar inadvertido”, dice el investigador. Por ello la cirugía, quimioterapia y radioterapia siguen siendo los tratamientos más importantes, que son imposibles de obviar, sobre todo en etapas precoces de la enfermedad.

 

Diario Financiero

22 de agosto de 2003

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