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Agenda para emprendedores

Publicado 15-03-2006

Mejoras en educación esperan softwares y materiales de apoyo “made in Chile”

 

Audacia y buenas ideas en programas computacionales y materiales de apoyo a la enseñanza, es lo que hoy buscan colegios y apoderados para obtener mejores resultados de los estudiantes de enseñanza básica y media.

Si bien la demanda es todavía relativamente pequeña, hoy existen alrededor de 50 empresas en el mercado nacional que ofrecen distintos productos TIC para la educación y son 14 las que se dedican con mayor incidencia a esta área. La apuesta es similar: incrementar su presencia en los computadores escolares aprovechando las mayores oportunidades de financiamiento que se generan en el ámbito público, a través de Fondef, Chile Innova y Corfo, principalmente.

Las mejores formulas para intervenir empresarialmente en este campo, y hacer al mismo tiempo un aporte a la educación chilena, son ­según los expertos­ ofrecer materiales centrados en nuestra realidad; “encantar” a profesores y apoderados con exhibiciones y muestras; hacer material de apoyo ­como los manuales­ fácil de usar, y ofrecer paquetes pequeños, diversificados y, obvio, con bajos costos.

Un solo dato, por ahora: un colegio privado tradicional invierte alrededor de $10 millones anuales promedio en renovación de equipamiento y software.

 

No se trata de “inventar la pólvora”

Muchos emprendedores cometen el error de comenzar de cero con desarrollos diseñados para el aula. No se debe olvidar que en este campo, especialmente en el caso del software educativo, los principales competidores… son los mismos profesores e internet.

Más de un 80% de los docentes chilenos tiene computador en su casa, según cifras del ministerio de Educación, y una creciente proporción ha comenzado a explorar herramientas de acceso universal, como el programa Power Point o la planilla de cálculo Excel, para hacer su propio “minisoftware”.

 

Estas herramientas sirven… si están bien diseñadas

Hace tiempo se detectó que la inversión bruta, medida en número de computadores instalados o dólares invertidos en equipos, no se relaciona de ninguna manera con el éxito educativo. Esto ha hecho que muchos establecimientos sopesen con mucho cuidado el factor costo-beneficio antes de adquirir alguna de estas innovaciones.

Sin embargo, estudios más finos muestran que sí existe un impacto positivo y medible en el aprendizaje con estas herramientas, incluso si son muy simples, siempre que estén desarrolladas con criterio pedagógico.

Los buenos resultados pueden medirse en rendimiento. Un experimento hecho el año pasado que se llamó “Proyecto Atenea”, realizado en 20 escuelas por el Grupo de Exploración de la Enseñanza de las Ciencias del Instituto de Informática Educativa de la UFRO, comparó cómo aprendían dos grupos de alumnos de Octavo Año Básico. Uno de ellos contó con el apoyo de computadores, softwares educativos y nuevas tecnologías ­simuladores y presentaciones en Power Point­, y el otro usó los métodos tradicionales limitados al pizarrón y libros.

 

“Hicimos pruebas de conocimiento, tipo Simce, durante el año. Al final medimos que el grupo que usó las nuevas tecnologías duplicó su rendimiento en aprendizaje”, afirma Gerardo Möenne, jefe de la entidad.

 

Para definir el producto con precisión

Si el diseño de estos productos es fundamental, también es necesario modernizar cómo se elaboran. Un concepto clave en el desarrollo de software ­aunque también puede aplicarse a otras propuestas, como los kits científicos o juegos para la enseñanza no computacionales­ es el de los objetos de aprendizaje.

Estos, explican los expertos, consisten en pequeños softwares en el que está todo lo necesario para plantear un concepto determinado ­una operación aritmética, los árboles del bosque chileno, o un episodio de la historia, por ejemplo­. Este software es autocontenido, es decir, incluye una evaluación al final, y se desarrolla en un tiempo determinado: 15 o 20 minutos.

A partir de ellos se puede diseñar una “colección de objetos”, presentados en secuencia, en los que para pasar de uno a otro nivel hay que rendir una prueba.

Así, la idea no es hacer un gran programa de computación sobre un concepto macro, como “la química”, sino muchas unidades pequeñas que abordan temas muy bien definidos, y engranan unas con otras, de manera flexible, concreta y rápida.

Las áreas que generan mayor atractivo, en tanto, son las ciencias ­sobre todo con simuladores­, matemáticas ­especialmente para el primer ciclo­ e idiomas.

 

Competir en costos

Lo que colegios y padres compran no es la última maravilla tecnológica, sino la idea que hay detrás de un producto. Y esa idea a veces cuesta muy cara.

Un ejemplo es el sistema “1-2-3 Pitágoras” para la enseñanza de matemáticas de origen estadounidense, que fue presentado el año pasado a profesores de establecimientos de la Región Metropolitana. Físicamente se trata de pequeñas barras y esferas que se combinan de diferentes maneras. Cada juego de sets puede llegar a costar alrededor… de $1 millón.

La competencia por menores costos fue la estrategia que usaron las creadoras de “Indaga Ciencias”, Lorena Céspedes y Macarena Ferrer, quienes

desarrollaron con el apoyo de la Universidad de la Frontera y con fondos de Corfo un kit armable con experimentos de Física. Entre ellos la espectacular “chispa de Van der Graaf”, un rayo que salta entre dos cátodos, o el clásico experimento con electricidad estática que hace “parar los pelos” de los alumnos.

Estos aparatos son más económicos que sus similares extranjeros ­incluso los más complejos experimentos de Física con uso de electricidad cuestan menos de $400.000­, y han logrado posicionarlos, sobre todo por la ventaja del material de apoyo ­en castellano­ y aplicable a la enseñanza chilena.

La necesidad de ofrecer costos alcanzables para el bolsillo de padres y los presupuestos de los colegios es crucial, pues la relación costo-beneficio es un factor cada vez más exigido por los eventuales compradores. “Todo programa que supere $30 mil por set individual es muy difícil de adquirir”, explica Carlos Celedón, rector del colegio Sagrados Corazones de Manquehue.

Lograr precios atractivos también puede abrir más el mercado de las corporaciones municipales de educación, que pueden hacer compras con mayores volúmenes pero tienen límites muy estrechos en el uso de recursos.

 

Recurrir a la ayuda disponible

Existen múltiples programas de apoyo en financiamiento y desarrollo que administran Fondef, Chile Innova, la Fundación País Digital y Corfo, entre otros organismos.

Y para lograr mayor complejidad y efectividad de con tenidos, es posible recurrir a las instituciones de educación superior que tienen programas de informática educativa. Actualmente las universidades de Concepción, de Chile, de la Frontera, Católica y la USACH desarrollan proyectos de envergadura para generar contenidos educativos de origen nacional.

 

LA SEGUNDA

Jueves 16 de marzo de 2006

Por Felipe De Ruyt

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