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Eric Goles, seis años y un infarto

Publicado 15-03-2006

El presidente de Conicyt regresa a su tarea en la base académica. Agradece, se queja, se ufana y pide.

 

En junio su corazón se trizó: cigarrillo y estrés. “Estrés, al final”, dice a sus 54 años este doctor en matemática, premio nacional de Ciencias, que presidió Conicyt full time.

 

“Cambié, para mejor, espero”.

 

Horas tras esta entrevista el ambiente científico multiplicaba muchos mails con el rumor de su sucesor: el doctorado en economía de Oxford y actual “vice” de Corfo, Óscar Landerretche, 56 años. Aún no se ha oficializado.

 

Goles no quiso imprimir una memoria sobre sus seis años. “¿Qué irían a decir? Autobombo con plata de todos”.

 

Su sintonía con el Presidente Lagos consiguió un cambio trascendental: la ciencia y tecnología crecieron y se instalaron en la conciencia de los chilenos.

 

-¿Aprendió?

 

“Mucho. A dar la vuelta la lengua en el paladar seis veces antes de hablar, pese a ser atarantado. La paciencia, a negociar, a esperar que las cosas ocurran. Presionando sin cejar”.

 

-¿Qué consiguió?

 

“Pusimos la ciencia, la tecnología y la innovación entre las cosas importantes. Y no es sólo mérito de Conicyt. Y crecimos: recibí el Conicyt con un presupuesto de cerca de US $ 50 millones y lo dejo en más de 110.

 

-No el 1,2 % del PIB prometido en la campaña.

 

“Probablemente falta más dinero, pero uno no puede invertir irresponsablemente, sin difundir la ciencia y entusiasmar con ella a la comunidad, sin formar más recurso humano, ver dónde esos jóvenes se van a desempeñar como científicos, sin cambiar la cultura universidad-empresa. ¿Cómo crea los ingenieros que hagan el puente entre innovación, ciencia y tecnología¿ Es un problema sistémico. Aumentamos los recursos pero no bastan los recursos”.

 

-Con guitarra, falta tiempo.

 

“Formar un doctor, darle mundo, toma al menos 4 años. Y si tenemos muchos formándose adentro y afuera, si extranjeros vienen a doctorarse acá, los encuentros científicos se multiplican. Se produce densidad, es la semilla de la creatividad”.

 

“Y otra área donde hubo cambios radicales fue en la creación de unos diez institutos de investigación regionales. Las autoridades locales pusieron la mitad, nosotros, la otra. Muchos parlamentarios, intendentes, universidades apoyaron esto. Al final, una cuarentena de científicos en cada lugar está trabajando. Cuando llegue el royalty, habrá terreno abonado en ciencia allí”.

 

-Y en biotecnología…

 

“Lagos me dijo ‘échale para delante’ cuando le hablé de un proyecto Genoma Chile. Álvaro Díaz , de Economía, estaba sintonizado con la biotecnología. Se eligió trabajar en biolixiviación minera, y luego en el ámbito frutícola. Se sembró ese grano de locura, tan necesario para el país.”

 

-¿Qué ve a futuro?

 

Ciertos sectores tienen una mirada bastante economicista y de blanco y negro. Creen que hay que tener una institución para la ciencia-ciencia y otra para la innovación-innovación. ¡Profundo error! La ciencia no se puede separar”.

 

-¿Es un consejo a su sucesor?

 

“Yo espero que la nueva autoridad de Conicyt tenga la estatura como para hacer crecer la institución, de tener coherencia con otras instituciones, especialmente con el royalty. Y que mantenga esa líneas de productos que van desde el Fondef, pasando por el Explora, los Centros de excelencia y la formación de recurso humano. Hay que mejorar, pero hagámoslo ahí… La comunidad científica tiene vocación. Como también la gente que trabaja en Conicyt”.

 

-¿Y qué le chocó durante su gestión?

 

“Recibí críticas injustas basadas en ignorancia”.

 

En Internet

 

Más de la entrevista en:

www.emol.cl

 

La vara alta en 2006

 

El presupuesto 2006 de Conicyt, sin royalty es de $61.550.495.000. De ello $ 17.683.039.000 van a desarrollar recursos humanos, becas, $23.637.405.000 a la investigación de Fondecyt. Las becas con financiamiento royalty suben a 313, de ellas 35 en el extranjero, en el sexenio se multiplicaron por 5 y más. Al concurso se presentaron más de mil candidatos. En 2000 se entregaban 60 becas doctorales, 5 veces menos.

 

EL MERCURIO

JUEVES 16/MAR/2006

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