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Bases que sustentan el esfuerzo creador

Publicado 15-05-2006

Conicyt a través de sus distintos programas ha destinado recursos y esfuerzos en una línea de acción que busca producir un giro en la importancia que el país da a la protección intelectual e industrial de Ciencia, Tecnología e Innovación.

 

La forma más utilizada para medir el esfuerzo que un país hace en innovación es analizar su gasto en investigación y Desarrollo (I+D). Esta variable es fundamental para alcanzar un estado de capacidades tecnológicas avanzadas, ya que mide el esfuerzo sistemático que un país realiza para crear nuevos procesos y/o productos, y para adoptar y adaptar tecnologías provenientes del exterior.

 

La capacidad de innovación es definida en términos amplios, por el Ministerio del Trabajo e Industria de Finlandia (2003), como el proceso colectivo continuo, complejo e incierto, mediante el cual las empresas crean, adaptan o adoptan tecnologías con el fin de cimentar sus ventajas competitivas.

 

El proceso de innovación es colectivo, por cuanto las innovaciones surgen tanto de las relaciones extra empresa como extra empresa; es continuo, ya que suelen basarse en sucesivas retroalimentaciones entre los diferentes agentes; es complejo, lo que implica la interacción de agentes internos y externos, que difieren, al menos, en capacidades e información disponible, lo que aumenta los costos de transacción; y es incierto, pues por definición los resultados del proceso Innovativo pueden no ser exitosos.

 

El esfuerzo innovador de los países desarrollados queda de manifiesto, por ejemplo, en el gasto en Investigación y Desarrollo que alcanza a 3,4% del PIB en Finlandia y 4,3% en Suecia, versus 0,6% en Chile. (Ver recuadro 4).

 

Una de las acciones que podría precipitar un mayor gasto en Investigación y Desarrollo seria una mayor inversión de privados en este campo.

 

 

Actualmente las empresas nacionales contribuyen con un 36% del gasto total en Investigación y Desarrollo del país, mientras que en los, países de la OECD superan el 65% por este mismo concepto. (Ver recuadro 5)

 

Es un hecho comprobado que una de las formas efectivas para incentivar el gasto en Investigación y Desarrollo es protegiendo la propiedad intelectual e industrial de los productos obtenidos. En Chile se patentaron en el año 2003, 0,7 invenciones por cada millón de habitantes, mientras que en Finlandia este número llegó a 166. (Ver recuadro 6). Está es una de las formas en que los países desarrollados han logrado sostener su liderazgo en las últimas décadas. Una cultura de la propiedad intelectual podría ser una respuesta y un factor que hacen posible al Sistema Nacional de Innovación contar con más recursos en Investigación y Desarrollo.

 

En nuestro país, la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica, Conicyt, a través de su Programa Fondef, financia proyectos de investigación aplicada en conjunto con la industria. Este programa también ha promovido fuertemente mediante contratos los derechos de propiedad intelectual.

 

Antes de que este indicador entrara en escena, sólo se consideraba como parámetro de productividad la cantidad de publicaciones realizadas por los investigadores en revistas con reconocimiento internacional (revistas ISI). Hoy las patentes se erigen como una referencia necesaria de productividad y potenciales negocios, impulsando también la efectiva vinculación entre el sector industrial y el académico a través de proyectos conjuntos.

 

Enfocado en este empeño, Conicyt, a través del Programa Bicentenario de Ciencia y Tecnología (PBCT), ha destinado recursos y esfuerzos en una línea de acción que busca producir un giro en la importancia que el país da a la protección intelectual e industrial. Desde el año 2004, este programa de Conicyt ha entregado financiamiento a través de dos concursos para que universidades y otras organizaciones realicen actividades permanentes de difusión sobre propiedad intelectual y para que convocatorias abiertas apoyen financieramente a empresas, personas e instituciones a patentar en Chile y el extranjero. (Ver recuadro 7).

 

Conicyt ha establecido las bases para una cultura de la innovación donde la industria y las empresas tienen un rol preponderante. Acercar la innovación a la mediana y pequeña empresa es todavía un desafío.

 

La comunidad científica ha entendido la necesidad de fortalecer esta alianza estratégica y posee grupos de investigación nacionales, altamente capacitados y con un excelente nivel de competitividad, que están poniendo su capacidad para innovar y crear al servicio de Chile. Protección y más gasto en Investigación y Desarrollo pueden ser bases importantes que permitan al país alcanzar los niveles de avance deseado.

 

Suplemento Conicyt p 13-14

CL.LA NACIÓN

DO 14/MAY/2006

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