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Diversificar la acuicultura de Chile es uno de los fines del cultivo de mero por parte de la Corporación de Educación La Araucana, junto con Fundación Chile y otras instituciones.

Lunes, 04 de febrero de 2013
Economía y Negocios
Marina Alías

Fuente: EMOL

La del bacalao es la crónica de una extinción anunciada.

El gran interés comercial hacia sus diversas especies -una de ellas incluso protagonizó una serie de conflictos principalmente entre Islandia y Gran Bretaña-, hace que este pez marino sea objeto de sobrepesca. Por ello, la acuicultura de forma responsable se presenta como una actividad para conservar la fauna marina, además de tener peso económico.

Con la intención de diversificar este sector, la Corporación de Educación La Araucana lidera desde 2008 un proyecto pionero a nivel mundial para el cultivo de la especie conocida como bacalao en profundidad, o mero.

Antonio Castilla, presidente de La Araucana Caja de Compensación, y Nelson Stevenson, rector de la Universidad La Araucana, explican que tras cuatro años de investigación en ciencia y tecnología, los avances se han ido sucediendo por etapas.

“El primer desafío fue formar un plantel de reproductores que había que aclimatar a la vida en la superficie, ya que se da entre los mil y dos mil metros de profundidad y en las primeras pescas muchos ejemplares silvestres morían”, dice Castilla. “Luego surgió la problemática de saber qué comían e ideamos un alimento especial que se moviese y así pudieran cazarlo, ya que no respondían a alimentos estáticos”, cuenta.

Más tarde, la meta fue la reproducción de juveniles, lo que recientemente se materializó con el primer grupo de larvas de la especie en cautiverio.

Alberto Reyes, director del proyecto, dijo que tras generar un paquete tecnológico de producción de juveniles, llegaría otra etapa de engorda hasta talla comercial. “Luego de disponer de esos dos paquetes a escala experimental, vendrá una fase posterior de transferencia para el escalamiento productivo, donde es muy importante la inversión privada”, señaló.

El jefe de la División de Acuicultura de la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura, José Miguel Burgos, explicó que para generar esa inversión privada desde las políticas públicas se estaban apoyando actividades de investigación a largo plazo.

“Estamos siguiendo el desarrollo de estos proyectos para generar las modificaciones regulatorias pertinentes y que esta industria pueda desarrollarse”, dijo. “Hoy día el 95% de nuestra producción está explicada por la producción de las distintas variedades de salmones y trucha, por lo que desde el punto de vista de las políticas públicas estamos en un proceso de incentivar nuevos cultivos”, añadió.

Concretamente, el desarrollo del cultivo en estanques del bacalao de profundidad, fue financiado gracias a un aporte de más de $3.000 millones provenientes del Fondef de CONICYT, y de $1.300 millones aportados por la Corporación de Educación La Araucana, junto con Fundación Chile y otras instituciones.

Por su parte, Castilla reconoce que hubo muchas dudas ante la iniciativa y con respecto al rol de la Caja que preside en el proyecto explica que: “En la mejora de la calidad de vida de los trabajadores y sus familias, la primera fuente sustentable es la educación. Dentro de esta materia, entramos en investigación para que los estudiantes se familiaricen con ella y para crear empleo.”Ojalá hubiera más instituciones en Chile que se preocuparan de la investigación aplicada”, dice.

Y Stevenson concluye: “Es un proyecto a largo plazo; la ciencia y tecnología pueden ser incomprendidas y silenciosas, pero son fundamentales para el desarrollo del país”.

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