La evolución dirigida es un método de la ingeniería de proteínas que comprime procesos de las enzimas, que normalmente toman millones de años, en días o semanas. Este avance de la bioingeniería permite, por ejemplo, desarrollar nuevas proteínas que pueden ser utilizados en múltiples áreas, desde la medicina a los combustibles. La doctora estadounidense Frances Arnold es una pionera en este campo, que le valió ser galardonada con el Premio Nobel de Química en 2018, junto a su colega y compatriota George Smith, y el biólogo británico Gregory Winter.
La doctora Arnold, nacida en Pittsburgh en 1956, estudió Ingeniería Mecánica y Aeroespacial en la Universidad de Princeton, para luego doctorarse en Ingeniería Química en la Universidad de California, Berkeley, en 1985.
Un año después se unió al Instituto de Tecnología de California, donde ha enseñado e investigado en áreas como Ingeniería Química, Bioingeniería y Bioquímica. En 2013 fue nombrada directora del Centro Donna and Benjamin M. Rosen de Bioingeniería.
En este organismo, Arnold dirigió la investigación que utilizó la evolución dirigida para crear enzimas, donde aplicó mutaciones que aceleraron el proceso de creación de proteínas optimizadas, que luego derivaron en la elaboración de biocombustibles.