Publicado 08-08-2013
En el Centro Regional de Estudios en alimentos y Salud (CREAS) se está desarrollando una biotecnología que emulará los lípidos de la leche materna y que podrá ser añadido a fórmulas de alimentos para niños.
La leche materna contiene un valor nutricional único que “promueve el desarrollo sensorial y cognitivo, además de proteger al bebé de enfermedades infecciosas y crónicas” según indica la OMS y la Unicef. Los lípidos representan el principal aporte de este alimento alcanzando un 3,8 gr/ 100 ml.; si bien estudios científicos indican que este fluido biológico posee más de 150 ácidos grasos diferentes, el 98 % del contenido lípido son triglicéridos.
Entre los macronutrientes que suministran la mayor parte de la energía metabólica del organismo, los lípidos representan la principal fuente de energía, son fundamentales en la formación de estructuras celulares como las membranas y, entre otras cosas, proveen de ácidos grasos esenciales necesarios para la síntesis de los eicosanoides (moléculas reguladores intracelulares, participan como mediadores para el sistema nervioso central, en procesos inflamatorios, en la respuesta del sistema inmune y en la transmisión del dolor) y de otros derivados bioactivos.
El desarrollo de una innovación biotecnológica para desarrollar este macronutriente con las mismas características de la leche materna, es decir, que posea el mismo valor nutricional y que pueda ser digerido por un lactante con la misma facilidad que con la leche natural, es el desafío que Eduardo Caballero, doctor en Biotecnología e investigador del Centro Regional de Estudios en Alimentos y Salud, está llevando a cabo desde hace más de un año con financiamiento Fondecyt.
Lípidos estructurados y nutrición
El científico diseñó una estrategia de inmovilización para el uso de lipasas inespecíficas como biocatalizadores en reacciones de interesterificación regioespecífica para la producción de un lípido estructurado como sustituto de grasa de leche materna. La estrategia de inmovilización modifica el entorno y microambiente de una enzima (lipasa) transformándola de inespecífica a regioespecífica; es decir, que “de un entorno y microambiente no aplicable para producción de lípidos estructurados pasa a uno ideal para el control de su estructura”, explicó.
Esta modulación de la lipasa permite intervenir, en forma dirigida y controlada, la estructura de un triglicérido (interesterificación) como la tripalmitina. “El biocatalizador que propongo cortará el extremo 1 y 3 del triglicérido y pondrá en esa posición ácido oleico, obteniendo así una estructura similar a la estructura de la grasa materna”, subrayó el investigador.
El beneficio de poder modificar la estructura de estos lípidos (aceites vegetales o grasas animales) hace que se pueda manipular en cierta forma la manera en que son metabolizados por el organismo, logrando así beneficios para la salud.
Caballero señaló que en la actualidad ya existen lípidos estructurados que emulan las grasas de la leche materna pero que el proceso enzimático utilizado es de un costo prohibitivo para realizarse a escala industrial que finalmente se traduce en un producto de alto costo de difícil acceso para el consumidor. El más interesante de los lípidos estructurados existentes es el identificado como Betapol (producto de Loders & Croklaan, Dinamarca), que es un triglicérido obtenido mediante un procedimiento enzimático y cuya estructura es la misma que la estructura del triglicérido mayoritario de la leche materna humana. Al añadir este producto a la fórmula de reemplazo de la leche materna es posible aproximarse con mucha precisión a la composición y la estereoquímica de los lípidos de la leche humana, con los beneficios nutricionales y de salud que esto conlleva.
La propuesta del investigador CREAS – al basarse en el uso de lipasas inespecíficas- podría llegar a ser es de bajo costo para la industria y podría ser de mayor comercialización y acceso para el consumidor final.
02-12-2019
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