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Hoy en La Moneda se presentaron nueve Consorcios Tecnológicos

Publicado 17-11-2005

[17/11/2005]

Con la presencia del Primer Mandatario, los ministros de Economía, Educación y Agricultura, se inauguró el programa de Consorcios Tecnológicos Empresariales de Investigación, que convocan y financian de manera conjunta CONICYT, CORFO y FIA.

Nueve megaempresas chilenas que agrupan a profesionales, entidades y capitales públicos y privados, y cuyo propósito apunta a conjugar la investigación de frontera con el patentamiento y la comercialización de los nuevos productos generados en su marcha, fueron presentadas esta mañana durante una ceremonia en el Palacio de Gobierno, en la que se inauguraron oficialmente los “Consorcios Tecnológicos Empresariales de Investigación”.
Esta Iniciativa complementa esfuerzos de la ciencia y la actividad productiva chilena bajo una estructura asociativa cuyo diseño y financiamiento provienen de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica CONICYT que dispuso de fondos del Banco Mundial-; la Corporación de Fomento de la Producción CORFO del Ministerio de Economía y la Fundación para la Innovación Agraria FIA del Ministerio de Agricultura.
Los Consorcios constituyen el máximo esfuerzo gubernamental desplegado hasta la fecha para generar investigación científica y tecnológica de vanguardia en conjunto con su aplicación simultánea en la industria, que permitirá ampliar el desarrollo productivo y económico del país uniendo a diversos actores de una misma cadena productiva.
Los Consorcios recibirán apoyo del programa Bicentenario de Ciencia y Tecnología de CONICYT, el Programa INNOVA Chile de CORFO y la Fundación FIA del Ministerio de Agricultura. Cuentan con un aporte de recursos públicos que se ubica en torno a los 18.300 millones de pesos, unos 34,5 millones de dólares, para poner en marcha las iniciativas por un lapso de hasta cinco años. Como contraparte privada, se calcula que otros 13.700 millones de pesos serán aportados por las empresas y las entidades tecnológicas participantes.
Cada Iniciativa dará origen a una empresa, cuya especialización permitirá la investigación de excelencia con aplicabilidad en el sector productivo; la adopción, la transferencia, la comercialización y la difusión de los resultados de su investigación, como asimismo la formación e inserción de capital humano altamente calificado en áreas de importancia para la industria y las regiones de Chile.
Los consorcios se dedicarán, entre otras materias, a desarrollar mediante biotecnología aplicada nuevas variedades de frutas, mejorar la producción de madera mediante el uso de genómica forestal, desarrollar un cluster o alianza entre productores e investigadores de la leche en la Décima Región y mejorar la industria vitivinícola, así como desarrollar nuevos productos de valor agregado a partir de los desechos de las industrias exportadores tradicionales, construir un programa de tecnología aeronáutica e implementar un polo de desarrollo en el área de Biomedicina Aplicada.
La ceremonia contó con la presencia del ministro (s) de Economía, Carlos Álvarez; de Educación, Sergio Bitar, y de Agricultura, Jaime Campos. Asistieron también el Vicepresidente Ejecutivo de la Corporación de Fomento de la Producción CORFO, Oscar Landerretche; el Presidente de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica CONICYT, Eric Goles; y la Directora Ejecutiva de la Fundación para la Innovación Agraria FIA, Margarita d´Etigny.
En representación del sector empresarial intervino en la ceremonia el presidente de la Asociación de Viñas de Chile, Aníbal Ariztía, una de las organizaciones que formarán parte de los nuevos consorcios.

Las razones del programa

Los consorcios fueron diseñados para facilitar que empresas productivas, universidades y otras entidades tecnológicas formen alianzas o consorcios que resuelvan desafíos productivos relevantes para la competitividad del país, y que en el proceso obtengan nuevos productos, patenten los descubrimientos y logren comercializarlos.
La operativa que sustenta a los consorcios es la de emprendimientos empresariales, que unen la investigación científica y la oportunidad comercial, la ciencia, la tecnología y la aplicación en el sector productivo.
Margarita d´Etigny, Directora Ejecutiva de FIA, señala que “los consorcios cristalizan un trabajo realizado de manera progresiva durante años, que generó las bases para que el mundo privado, el público y el académico establecieran metas comunes y se propusieran afrontar los desafíos de manera conjunta, construyendo programas a partir de la innovación como estrategia permanente de la cadena productiva y de desarrollo de la competitividad futura del sector agrario”. La ejecutiva agrega que “el trabajo colaborativo que emprendan las empresas, los centros de investigación tecnológica y académica, contribuirá a fortalecer la innovación productiva del país en las áreas seleccionadas y, de manera paralela, a elevar la eficiencia de todos los actores involucrados”.
La ejecutiva agrega que “resulta relevante que del total de nueve consorcios adjudicados, siete que equivalen al 70% pertenezcan al ámbito agropecuario y forestal, lo que da cuenta de la importancia estratégica que la agricultura tiene para el desarrollo del país, en temas prioritarios como la leche, la fruta, el vino, la industria forestal o el uso de residuos silvoagropecuarios y acuícolas. El dinamismo del sector se refleja en cada consorcio agrícola, donde la ciencia se pone al servicio de la industria para resolver desafíos productivos y adicionar esfuerzos a lo que ya existía”.
Se espera que los consorcios den origen a nuevo conocimiento en sus áreas específicas de aplicación, que permitirá la generación de patentes y otros activos intelectuales, así como, en algunos casos, la creación de nuevas empresas tecnológicas.
Eric Goles, Presidente de CONICYT, señala por su parte que “este programa demuestra un avance en la progresiva madurez del sistema de instrumentos públicos de Ciencia, Tecnología e Innovación. Recoge la experiencia de programas como Fondecyt, Fondef y Fondap, que hoy constituyen el cimiento del Sistema Nacional de Ciencia-Tecnología-Innovación. Este programa viene a reflejar un cambio cultural y organizacional profundo en el país. La investigación científico-tecnológica es hoy un oficio a tiempo completo y nuestra ciencia, en diversas disciplinas, participa de las conversaciones que interesan al mundo. Mediante este tipo de instrumentos damos el inicio a una nueva etapa de trabajo cooperativo y en redes con alta participación empresarial y proyecciones ambiciosas”.
Oscar Landerretche, Vicepresidente Ejecutivo de CORFO, comenta que “los consorcios tecnológicos pueden convertirse en un poderoso instrumento de competitividad para una gran variedad de rubros productivos, pero pueden llegar a ser fundamentales en aquellos sectores en los que el país tiene un potencial de liderazgo evidente o en desarrollo, como son la minería y la metalurgia, especialmente de cobre; la acuicultura, en particular del salmón, pero no sólo ella; la industria pesquera; la fruticultura y las industrias relacionadas; la vitivinicultura y, hacia el futuro, nuevos sectores con alto potencial que hacen parte de los desarrollos que han transformado a Chile en una potencia alimentaria, que ya se ubica entre los 20 mayores exportadores de alimentos en el mundo y que puede llegar a ser “top ten” antes del Bicentenario”.
Agregó que “un consorcio es un emprendimiento asociativo en el que se buscan resultados productivos cuya rentabilidad debe compensar el riesgo que se asume, es decir, las pérdidas en que se incurre en los intentos fallidos y las vías que resultan ser sin salida. De allí que sean fundamentales los avances que habrá que hacer en todo lo que se refiere a los derechos de propiedad intelectual e industrial de los productos generados y la gobernabilidad corporativa de los consorcios mismos, que es una condición fundamental para su éxito”.
El presidente de la Asociación de Viñas de Chile, Aníbal Ariztía, destacó que los países competidores de Chile en los principales rubros exportadores nacionales están organizados institucionalmente, tanto el sector privado como el público, para trabajar en conjunto temas de investigación y desarrollo. Dijo que a través de los nuevos consorcios el país se pone al día en esta materia, para afrontar en colaboración proyectos de envergadura, largo aliento y materias propias de la realidad productiva local. “Aquí estamos arriesgando, juntos, la empresa privada, los centros académicos y el Estado, recursos que van a ser medibles, en el sentido de sus resultados”.
Señaló que los consorcios constituyen un paso gigantesco, “que persigue a nuestros competidores y que como sector privado nos enorgullecemos de dar”. Agradeció al gobierno del Presidente Lagos por esta iniciativa, “sin la cual los sectores exportadores chilenos íbamos a acarrear un atraso permanente”.
Los nueve consorcios fueron seleccionados en el marco de un concurso al que CONICYT, CORFO y FIA convocaron en forma conjunta en el año 2004. Según lo indicado en las bases del concurso, en cualquier modalidad de consorcio el aporte máximo de recursos públicos será de 630 millones de pesos anuales. El concurso exigió para cualquier modalidad asociativa, la activa participación de empresas (incluyendo organizaciones representativas) y entidades tecnológicas (incluyendo universidades).
Para la selección de los programas ganadores, no se prefijaron áreas prioritarias ni temáticas predefinidas, y las propuestas se analizaron sólo teniendo en cuenta que contemplaran la realización de investigaciones relevantes en los ámbitos de la ciencia y/o tecnología, y que sus resultados generaran un alto valor para el sector o subsector de la actividad económica en el cual se encuentran insertos.
Uno de los criterios que se empleó para la asignación de recursos fue el de la adicionalidad, de manera de que cada consorcio produjera avances adicionales a los que la industria, la tecnología y la investigación exhibían hasta antes del financiamiento.