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Proyecto FONDECYT analiza las formas de violencia experimentadas en Chile entre los siglos XVII y XIX y su relación con el rol del Estado

Publicado 26-09-2012

El proyecto Fondecyt “Orden y violencia. Identidades, representaciones y proyectos civilizatorios en un espacio urbano. Santiago de Chile, siglos XVII-XIX” analiza desde una perspectiva social y cultural la complejidad de estos procesos en la historia de Chile.

Un grupo de investigadores de la Universidad Andrés Bello (UNAB), liderados por la doctora en Historia, de la Pontificia Universidad Católica, y académica de la UNAB, Verónica Undurraga, realizó una investigación financiada por la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica, CONICYT, a través de su Programa Fondecyt, que analiza las prácticas de violencia interpersonal que se desarrollaron en Santiago durante los siglos XVII, XVIII y XIX y el rol que desempeñó el Estado en el control de éstas.

“Las manifestaciones de violencia y sus formas de control constituyen una preocupación permanente en el Chile actual. Los cuestionamientos sobre el papel que desempeña el Estado en el mantenimiento del orden y los fenómenos que desencadenan estructural y coyunturalmente las formas de conflicto, se debaten en los medios y en el espacio público”, afirmó la investigadora responsable del proyecto, Verónica Undurraga.

“Orden y violencia. Identidades, representaciones y proyectos civilizatorios en un espacio urbano. Santiago de Chile, siglos XVII-XIX” presenta a través de artículos, capítulos de libros y exposiciones en seminarios y congresos, los éxitos, conflictos, soportes y fracasos de las aspiraciones al orden proyectadas desde la esfera de las instituciones. Durante el periodo en que Chile estuvo regido por un ordenamiento jurídico de “Antiguo Régimen” (entre 1609 y 1875), se desarrollaron políticas que resultaron relevantes para la formación y consolidación del Estado, y su aspiración al monopolio de la violencia.

“Hemos analizado las permanencias y las transformaciones en esta historia de las formas de conflicto y de orden social, evidenciando la pluralidad de estas manifestaciones y su consiguiente complejidad. Así, destacamos que el orden no sólo fue producto de la imposición de la autoridad del Estado, a través de sus agentes, normas e instituciones, sino que también se originó en formas de consenso intercomunitarias y a través del ejercicio del poder por parte de sujetos respetados y con ascendiente sobre la comunidad” explicó Verónica Undurraga.

De acuerdo a lo que señala el proyecto, la mantención de antiguas formas de venganza privada, las que se justificaban discursivamente por medio de una retórica del honor, constituyó una de las principales dificultades para la consolidación del poder del Estado y para la aceptación del papel que debía desempeñar la justicia institucional en la resolución de los conflictos interpersonales, ya que estas prácticas eran incluso toleradas por los jueces, receptores de estos discursos.

Otro dato que aportó el proyecto fue la discusión de la función social que desempeñaba la violencia. Si los involucrados en el hecho violento tenían distintas jerarquías, tenía una función de castigo; si era entre iguales, funcionaba como restauración de la reputación y del equilibrio social del grupo al que pertenecieran (por ejemplo el grupo de peones, artesanos o soldados).

La metodología utilizada para realizar esta investigación consistió en analizar parte importante de los procesos judiciales que criminalizaron las prácticas de violencia interpersonal. En el ámbito chileno, estos correspondieron fundamentalmente a los registros judiciales por homicidios, heridas y lesiones, que se hallaron en los diversos fondos del Archivo Nacional Histórico, tales como “Real Audiencia”, “Capitanía General” y “Judicial de Santiago”. Estos registros fueron analizados según métodos cualitativos y cuantitativos. A ellos se sumaron las ordenanzas de policía -como los bandos de buen gobierno- y la documentación contenida en el Fondo Medina, de la Biblioteca Nacional. Para el periodo republicano, se compulsaron las disposiciones del Ministerio del Interior, así como los procesos criminales existentes hasta la década de 1870, cuando se promulgó el Código Penal.

Al término de esta investigación se contó con un análisis detallado de las prácticas de violencia interpersonal que se desarrollaron en Santiago de Chile durante los siglos XVII, XVIII y XIX. Se conocieron los agentes de esas prácticas, y los tiempos y espacios en los que éstas se desarrollaron. También se conocieron las representaciones de violencia y orden social que legitimaban o vetaban tales prácticas.

“Los resultados alcanzados permiten analizar desde una perspectiva histórica una serie de problemas contemporáneos, tales como la criminalización de la violencia, la persistencia de formas de venganza y las dificultades del Estado para controlar estas conductas. Por consiguiente, estas reflexiones pueden contribuir a la discusión de políticas públicas”, señaló Verónica Undurraga.

El equipo de investigación está integrado además por el profesor René Salinas Meza, como investigador patrocinante, y los investigadores Laura Fahrenkrog y William San Martín.

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