Centros regionales

Columna de opinión: Contexto y aporte

Publicado 07-04-2015

Por Luis Rojas, director del CICITEM.

Hoy la Región de Antofagasta vive un momento crucial en su desarrollo. Por una parte tenemos el constante desarrollo minero y todos los incuestionables beneficios económicos y sociales que deja para los habitantes. Y por otro lado, en una especie de dualidad casi lógica, nos encontramos con los efectos colaterales e indeseables que deja ese desarrollo minero, es decir, la contaminación traducida en pasivos ambientales, industriales, suelos contaminados y polución ambiental.

Antofagasta, al igual que casi todas las ciudades de Chile, no fue una ciudad planificada, sino que su crecimiento tanto económico como poblacional, obedeció a la contingencia. Nunca se pensó, por ejemplo, al momento de construir el puerto que con los años quedaría atrapado dentro del centro de la ciudad. Tampoco se consideró que por su naturaleza industrial estas instalaciones se convertirían en un problema ambiental.

El ejemplo anterior lo podemos aplicar para muchas otras situaciones que ocurren en nuestra ciudad y región.

Sin embargo, hoy más que seguir buscando responsables por los problemas ambientales que aquejan a nuestra población, desde CICITEM proponemos que avancemos en las soluciones. Actualmente nuestro centro ofrece a la comunidad regional un grupo de trabajo compuesto por científicos de alto nivel nacional e internacional, cuya preparación y capacidad los ponen a la vanguardia en el camino que proponemos, es decir, la búsqueda de soluciones.

Creemos y estamos convencidos que los científicos podemos aportar soluciones efectivas a los problemas atingentes de la comunidad. Sólo por poner un ejemplo, señalamos que por medio de la remediación ambiental podríamos devolver zonas contaminadas con metales pesados al uso comunitario, o que por medio de un mejor uso de los microorganismos, se podría mejorar la biolixiviación, optimizando el uso de agua y disminuyendo contaminantes.

Hoy CICITEM es un centro con capacidades  reales y creemos que debe ser considerado en las discusiones de la contingencia actual cuando todos los actores involucrados, es decir, autoridades, empresas y los movimientos sociales se sienten a conversar seriamente sobre el futuro de la Región de Antofagasta.

El gran punto de partida para los acuerdos es el hecho de asumir que la industria minera y sus efectos negativos y positivos, así como el desarrollo social y una mejor calidad de vida, son dos caras de la misma moneda. De esta forma, está claro que la convivencia es el único camino, pues es posible la existencia de una pujante industria minera junto a ciudades sustentables.

Tenemos confianza que el impacto sostenido de la actividad minera sobre sitios, como suelos, cuerpos de aguas y sedimentos pueden ser remediados, y aunque exista un costo para ello, el valor de un ambiente descontaminado no tiene precio.

 

 

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