Entrevistas

Martín Montecino: “La ciencia es demasiado valiosa para que dejemos de trabajar por ella”

Publicado 21-04-2017

  • Asumió la presidencia del Consejo Superior de Ciencias de Fondecyt en un momento clave, con un presupuesto que no ha crecido en los últimos años y que exige ser extremadamente eficientes y, al mismo tiempo, con un aumento de investigadores que aspira a financiamiento. Además, sabe que la institucionalidad experimentará cambios con la creación del Ministerio, por lo que es labor de los científicos prepararse ante ese escenario.
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“Corresponde facilitar la transición, ya sea hacia un Fondecyt 2.0, o similar al existente”, explica Montecino.

Cuando Martín Montecino escogió la carrera que estudiaría tras rendir la PAA, tenía claro que la química era una de sus materias preferidas; que su papá le había hablado de la labor que ingenieros en esa especialidad y bioquímicos realizaban en la refinería de petróleos en Concepción donde trabajaba; y que ambas profesiones ofrecían buenas posibilidades de desarrollo en empresas. “Elige tú -le dijo- y si te no te gusta, puedes partir con otra cosa”.

La oferta paterna le dio el impulso para ingresar a la Universidad de Concepción a estudiar bioquímica, carrera que entonces relacionaba con aplicaciones técnicas. Pero en ese primer año en la UDEC, en 1983, tuvo la fortuna de participar en la primera “Reunión Anual de Estudiantes de Bioquímica”, evento que, además, reunió a las figuras más importantes de la disciplina de todo Chile, entre ellas, el Premio Nacional de Ciencias, Jorge Allende.

“El doctor Allende dictó una charla en la que contaba cómo era la vida de un científico, qué hacían los biólogos y los bioquímicos y lo que podían hacer en ese momento y cuáles eran los desafíos para el país. Lo escuché de a pe a pá y ya no tuve dudas. Me dije ‘esto es lo que quiero. Ser como estas personas y hacer este trabajo toda mi vida”.

Desde ese momento, y en una carrera que se desarrolló sobre los firmes rieles que otorga la convicción, terminó su pregrado y se incorporó al grupo de la profesora María Imchenetsky, quien lo apoyó para continuar sus estudios de postgrado en el laboratorio del doctor Gary Stein, en la Universidad de Massachusetts. Volvió a Chile en 1996, desarrollando una exitosa trayectoria, primero en la UDEC y hoy en la Universidad Andrés Bello. Desde 1997 ha sido Investigador Responsable de proyectos Fondecyt, lideró un Proyecto Anillo y luego, ha participado en los últimos años como subdirector en el Centro Fondap de Regulación del Genoma.

Además de comprometerse en el trabajo de laboratorio, la carrera de científico, también, incluye cargos en universidades y, muchas veces, implicarse con el sistema público de financiamiento, a través de la evaluación de proyectos, participación en los grupos de estudios, en los consejos y en su caso -desde febrero- como presidente del Consejo Superior de Ciencias de Fondecyt.

– A través de los años la comunidad científica se ha triplicado. ¿Cómo observa este escenario desde el rol de presidente del Consejo? ¿Qué definiciones se han fijado?
No hemos hecho definiciones, pero, a diferencia de todos los consejos anteriores al 2016, tenemos claridad de que en un futuro próximo habrá un Ministerio de Ciencia y Tecnología. Sabemos que lo que tenemos hoy, va a cambiar. Sería ilusorio pensar que no va a pasar, sobre todo si es nuestra comunidad la que ha pedido este nuevo status. Ante esto, lo que haremos es mantener todos los concursos y, apoyados por el actual ordenamiento institucional, trabajar para que el programa mejore las deficiencias surgidas, entre otras razones, de las limitaciones presupuestarias del país. No nos rendiremos ante estas limitaciones y nos esforzaremos por preservar y proyectar esta piedra angular del financiamiento científico en Chile.

¿Qué podrían significar estas modificaciones?
Corresponde facilitar la transición, ya sea hacia un Fondecyt 2.0, o similar al existente. No sabemos exactamente como será, porque forma parte de la discusión parlamentaria, donde todos los actores tenemos la responsabilidad de aportar. Eso sí, creo que sería muy complejo dejar de considerar elementos como la evaluación de propuestas por pares y la independencia de los investigadores para definir la orientación y objetivos de su trabajo científico.

¿Y en lo relativo a las intervenciones que ha tenido la Contraloría?
Nos han generado problemas de funcionamiento, por las múltiples adecuaciones a las que nos hemos visto obligados los científicos financiados por Fondecyt y nuestras instituciones académicas, a cumplir. Nuestra comunidad está consciente que el financiamiento proviene de fondos públicos y es nuestra labor trabajar y avanzar en conjunto con los entes controladores del estado, para hacer bien esta parte de nuestro trabajo. Se continuará haciendo todos los esfuerzos para que nuestra ciencia se vea lo menos afectada posible por los procesos regulatorios que exige la institucionalidad del país.

Martin Montecino

“Fondecyt tiene una misión: proyectar su espíritu hacia cualquier institucionalidad que exista en el futuro”.

Considerando su trayectoria en el Programa ¿Cómo ve el actual estado de financiamiento de Fondecyt?
Una de las particularidades de Fondecyt, es que, con todos sus problemas, es sentido por y para los científicos. Por eso, es que nos duele tanto que se planteen cosas negativas sobre el Programa y que el financiamiento no esté a la altura de su contribución a nuestro desarrollo como país. La mayoría de los investigadores que llega al edificio de Conicyt, a las oficinas de Fondecyt, siente que está en una prolongación de su espacio de trabajo. Es nuestra casa científica, una extensión de nuestros laboratorios o del espacio académico. Vemos pasar colegas con una productividad destacadísima, a jóvenes con una gran proyección científica, a quienes llegas a conocer muchas veces en forma solo virtual, a través del trabajo de sus laboratorios o líneas de investigación. También conoces de los estudiantes que trabajan con ellos, con los que muchas veces, compartes en múltiples actividades académicas. Entonces sabes lo que se están jugando con cada postulación y obviamente, empatizas con ellos, particularmente con todos aquellos que no logran financiar sus propuestas, a pesar de recibir excelentes evaluaciones y de haber realizado destacadas contribuciones al conocimiento en sus respectivas áreas.

– Hoy el sistema está estresado, llegan cada vez más proyectos, pero el presupuesto no crece y hay un número similar de proyectos año a año. ¿Cómo se advierte eso desde la parte administrativa? ¿Qué le puede transmitir a los investigadores?
El año 2013 se financió el 55,6% de los proyectos en el Concurso Regular, por lo que sentíamos que no teníamos problemas significativos en el programa. Hoy tenemos proyectos muy bien calificados, pero que no obtienen financiamiento. Antes, cuando tu propuesta era seleccionada, muchos no considerábamos mayormente los comentarios surgidos de la evaluación. En ellos también había críticas, pero como el nivel de financiamiento era elevado, esos comentarios no se traducían en que quedaras fuera. En la actualidad, con recursos similares y más actores competitivos, todo se vuelve más exigente, y para lograr financiamiento, debes alcanzar una muy buena nota. Esto marca una diferencia en la percepción de la comunidad, porque proyectos sobresalientes, quedan fuera, generando una tremenda tensión, porque son investigaciones realizadas por muchas personas altamente productivas y de gran proyección.

– Sabemos que contar con un Ministerio de Ciencia y Tecnología cambiará las cosas, pero ¿cuál es la mirada que tiene hoy para continuar trabajando?
Fondecyt tiene una misión: proyectar su espíritu hacia cualquier institucionalidad que exista en el futuro. El sistema de evaluación por pares y la independencia para proyectar ese trabajo en investigación básica o aplicaciones de esta, representan la esencia de la actividad científica y del desarrollo de las capacidades que requerimos como país.

– ¿Qué espera de la llegada de la nueva directora, Alejandra Vidales?
Esperamos trabajar en concordancia para mejorar la gestión del programa. Ella, como responsable de la parte administrativa, de manera de continuar con la profesionalización y optimización de los procesos, contando para ello, con todo el apoyo de los Consejos Superiores. 

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“No creo que haya una crisis terminal como se ha planteado en algunos medios. En mi opinión, la falta de consejeros ha sido siempre una situación compleja, pero no es ni ha representado, una crisis”, explica Martín Montecino. En la foto durante una sesión del Consejo de Fondecyt.

– En este escenario, con todo lo ya mencionado y sumando la renuncia reciente de tres consejeros, ¿cómo se encuentra Fondecyt?
No creo que haya una crisis terminal como se ha planteado en algunos medios. En mi opinión, la falta de consejeros ha sido siempre una situación compleja, pero no es ni ha representado, una crisis. A través de los años, los consejos muchas veces han tenido que funcionar sin la totalidad de los consejeros. Es una situación claramente no deseable y que no debiera nunca prolongarse por largos periodos. Sin ir más lejos, inmediatamente antes de mi incorporación, durante un tiempo no menor faltaron cuatro de ellos y, con gran sacrificio y generosidad de los seis restantes, sacaron las tareas adelante eficazmente. En esa oportunidad, se estuvo casi ocho meses sin consejero titular para las biologías y el sistema sobrevivió, porque la base fundamental, que son los grupos de estudio -integrados por destacados investigadores- y los coordinadores del programa, trabajaron junto a los consejeros en ejercicio para mantener el funcionamiento. Es este trabajo generoso y colaborativo el que da vida y fortaleza, al programa Fondecyt.

– Y a su juicio, el cambio de presidente ¿qué indicaría?
Aunque se renueve al presidente del Consejo Superior (que dura en su cargo un año), la realidad cambia poco, porque en general, se trabaja sobre la base de decisiones consensuadas y reguladas por el marco del decreto que rige la función de éstos. La salida reciente de consejeros, especialmente de la manera en que se dio, fue un momento poco feliz para mí, para el programa y para CONICYT. Pero aquí, hay una sola alternativa y es avanzar. No podemos dejar de funcionar. Creo que deben hacerse todos los esfuerzos y actos de generosidad posibles para que la maquinaria del programa funcione. Se lo debemos a todos los que han ingresado a programas de doctorado, a los que están haciendo sus tesis y a todos quienes intentan hacer ciencia en el país. No hay más alternativa que apoyar el funcionamiento de éste y de todos los demás programas de la institución, dando lo mejor de nosotros, para mantener y proyectar de la mejor manera posible, a este vital componente de nuestro sistema científico.

– ¿Porque decide asumir este desafío?
Porque insisto, es absolutamente necesario que los consejos mantengan su funcionamiento y apoyen el desarrollo del programa. Cuando Fondecyt nace, en 1981, bajo un tipo de gobierno muy distinto al de ahora, quienes participaron de la creación y consolidación inicial del programa, lo hicieron porque tenían un compromiso con la comunidad científica del país. Trabajaron en esto, a pesar del ambiente hostil existente y siendo que muchos de ellos eran contrarios a la situación que afectaba al país. Tuvieron la generosidad para hacer a un lado sus visiones personales y legarnos un sistema de asignación de financiamiento para la investigación científica que, con las limitaciones existentes, generó un despegue de la ciencia chilena. Por eso, siento que le debemos a esas personas, a las que hoy postulan y a las que trabajan por la ciencia nacional, seguir con esta tarea.

– Sabemos que lo que hacen los científicos es muy importante para el crecimiento del país, por ello no podría sino seguir haciéndose este esfuerzo.
La percepción es que la ciencia es demasiado valiosa, para que dejemos de trabajar por ella. En esto, ha contribuido en su conjunto la comunidad científica del país. Es tal vez por lo mismo, que si bien no ha crecido el presupuesto del programa en concordancia con la demanda generada por la incorporación de numerosos científicos jóvenes en la actividad, tampoco éste ha disminuido estrepitosamente como producto de las limitaciones económicas más recientes; situación que sí ha ocurrido en otras latitudes y que sería aún más catastrófica para el desarrollo científico del país. Persiste, a pesar de lo anterior, entrega y compromiso de parte de los científicos. Puedes ver grandes ejemplos de este compromiso: por ejemplo, Jorge Allende que a sus años sigue empeñado en que los niños aprendan de ciencia y empuja con gran éxito ese proyecto educacional; o a Pablo Valenzuela, que sigue impulsando un desarrollo científico de alto impacto, que sea importante para Chile. Ese es un sentimiento que creo, compartimos todos los que, de una u otra manera, estamos ligados a Fondecyt.

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